𝟗

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Los constantes estornudos de Rohan interrumpían frecuentemente su trabajo

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Los constantes estornudos de Rohan interrumpían frecuentemente su trabajo. Tenía que levantarse cada media hora para tomar más paquetes de pañuelos, y tenía los ojos y la nariz tan enrojecidos que Kairi se veía constantemente tentada a compararlo con un tomate que había en la nevera.

La fémina abrió la ventana del estudio en cierto momento de la tarde, cuando ya el calor empezaba a molestarla, pero al instante el varón la cerró, y al dirigirle la mirada molesta a su compañero, él tan solo volvió a su trabajo con los ojos aguados.

— ¿Me vas a decir ya que te pasa? — cuestionó la mangaka, cuando ya le pareció que Rohan se iba a arrancar el ojo de lo que se estaba rascando.

— Hoy han subido los niveles de polen de golpe — contestó, pasándose otro pañuelo por la nariz.

— ¿Eres alérgico? — le dirigió una medio sonrisa burlona, solo para verle un poco irritado — Ya lo entiendo. ¿Cuál es el medicamento que tomas para la alergia?

— ¿Cómo?

— Si estás aquí dentro y ya estás así, no quiero imaginar lo que pasará cuando salgas ahí fuera — se levantó de su silla, se quitó la pinza del pelo que usaba para retener el mechón central de su flequillo, y sacó del cajón un bote de tinta que se metió en el bolsillo —. Venga, no tengo todo el día, ¿cuál es el medicamento?


·····


Kairi estornudó mientras caminaba, y con un quejido lastimero se frotó la nariz con el dedo. Hasta ella que no tenía alergia al polen le molestaba los altos niveles que había al aire libre.

Siguió su camino hacia la farmacia, y de nuevo volvió a estornudar. Eso si que era raro, ¿sería ella también alérgica al polen? Bastante poco probable. Hacía poco que se había hecho las pruebas de la alergia, y no había nada que no conociera dentro de los resultados. Mucho le fastidiaría si ahora había aparecido esa nueva alergia.

— Dichoso pueblo — murmuró, empezando a notar sus ojos empezaban a hincharse.

Al notar como la sombra de una farola era bastante irregular, levantó la mirada, descubriendo como había varias palomas apoyadas ahí, mirándole directamente a ella. Miró el resto de farolas en la calle, percatándose de que también estaban llenas de las aves, y que también tenían su atención puesta en ella. Fue entonces cuando se percató de lo que podía estar pasando.

Se quitó la chaqueta y la sacudió, permitiendo que cayeran varias plumas al suelo. De igual forma, empezó a pasar los dedos por su pelo, sacando alguna que otra más.

Eso explicaba el porque de sus síntomas. Ella era alérgica a las plumas de ave. Si las palomas no paraban de soltar plumas era normal que estuviera en ese estado.

𝓒𝓸𝓵𝓵𝓪𝓫𝓸𝓻𝓪𝓽𝓲𝓸𝓷 | ᴋɪꜱʜɪʙᴇ ʀᴏʜᴀɴ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora