Capítulo 14

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«SI ANTES ME DECIAS ESTAS LOCA, YO ME OFENDÍA, HOY NO TENGO MAS OPCION QUE CONVERTIRME EN ESO».

—¡Esta cosa es increíble!, ¿cómo dices que se mueven los discos?

Me acerco a Kae y le muestro para que lo pruebe él mismo mientras que Adam mira distraído la taza vacía que tiene en sus manos.

Ambos nos sentimos afectados por estas revelaciones. En cambio su hermano está muy entretenido, ¡parece un niño con un juguete nuevo! Mas allá de la extraordinaria e inconcebible situación en la que me encuentro, está claro que mi llegada no sólo es inesperada, sino que también, es peligrosa.

—Adam, ¿estás bien?–pregunto preocupada.

Él levanta la mirada y me sonríe, pero con eso no me convence. Entonces estiro mi mano y tomo la suya con cariño, algo tan simple como eso, parece animarlo. Nos quedamos mirándonos unos minutos, hasta que Kae apoya con brusquedad el medallón sobre la mesa, haciendo que mi mano suelte de inmediato la mano del doc.

—Oye, ¡Ten cuidado!–protesto guardándolo en la mochila. El chico hace una mueca de fastidio, y luego me dice:
—No se lo muestres ni se lo des a nadie más, ¿entendiste chica?
—Tengo nombre, deja de llamarse así. Y no, no se lo voy a mostrar a nadie. Además, no comprendo tu advertencia, ¿a quién se lo voy a dar estando aquí encerrada todo el día?–reprocho.
—Me voy a perder ver tu cara, cuando mi hermano te lo cuente.

Murmura dirigiéndose a la puerta. Luego se da vuelta, y hablándole a Adam, le dice:

—Te toca explicarle la idea, hermano–cierra y se va.

Vuelvo la mirada a Adam.

—¿De que habla?, ¿qué idea?
—Mm. Es algo arriesgado, pero él cree que puede resultar bien.
—¿Y que piensas tú?,
—Y, después de ver y escucharte, creo que no queda otra alternativa. Claro, siempre que decidas hacerlo, si no estás segura, podemos buscar otra solución.
—Está bien, cuéntame que vamos a hacer–la intriga me está devorando.
—Kae piensa que la mejor forma de protegerte de los Procuradores y de la Corporación Babylon es salir y que te conozcan.
—¿Qué, como, salir y que me conozcan?
—Espera, no es lo que piensas. Mira, si te quedas encerrada aquí, pronto van a sospechar que algo escondes. Recuerda que estuviste en el Campamento Sanitario, donde hay otros pacientes, médicos y enfermeras además de mí. Lo siento, pero ya conocen tu existencia.
—Pero, ¿cómo saben de mi, si yo no hablé con nadie?, ¿como puede ser?
—Algunos pacientes te vieron caminando por el pasillo, y uno de los médicos te vio cuando saliste, menos mal que Kae llegó junto a ti. Según mi hermano, ese médico le debe un favor, así que no dará aviso. Mira, nuestra Colonia, al igual que otras, no tiene mucha población, aquí nos conocemos todos, somos cómo una gran familia. No es usual que aparezca una chica del otro lado de la frontera y que intente escapar como lo hiciste tú–hace una pausa—Escucha, las personas llegan al Campamento y lo encuentran como un lugar seguro, donde los atendemos, les damos de comer y pueden pasar algunos días. Es extraño que un paciente quiera escaparse del Campamento, ¿entiendes ahora?
—Ah, entiendo.
—Sin poder evitarlo, un murmullo fue creciendo, los pacientes me preguntaban quien eras. Y yo, sinceramente, no sabía que contestar. Entonces–se queda callado unos segundos y me mira—Le pedí a mi hermano ayuda, y él invento algo así como una historia sobre tí que dejara contentos a los curiosos, y no levantara sospecha alguna, ¿Comprendes, no?
—Sí, creo–Hm, me da mala espina preguntar, pero tengo que saberlo—¿Y qué historia inventó?
—Bueno, tu nombre es Vides, llegaste de la Colonia Oeste. Tienes diecisiete años, eres huérfana, pero la única familia cercana soy yo, tu primo.

Por ahora parece una historia posible. Pero tengo la sensación de que no me va a gustar nada "esta historia".

—Me asignaron tu cuidado, vivirás aquí. Pero.

ENTRE DOS REALIDADES <1° libro de la trilogía>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora