Capítulo 48

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"PALABRAS BONITAS Y SORPRESAS".

Estoy muy sorprendida. El doc, se acerca y toma asiento a mi lado.

—Hola cariño, ¿te sorprendí?–pregunta, dándome un beso en los labios.

Inevitablemente, todas las miradas se posan en nosotros dos. Es la primera vez que nos besamos en público, y me estremezco de incomodidad.

La actitud confianzuda de él me sorprende aún más. Estoy segura que no fue sin darse cuenta, creo que lo hizo a propósito. El señor Romero y la señora Margaret apenas se inmutaron por la demostración de cariño de Adam, y Celina se cubre la boca, disimulando una risita. En cuánto a Kae...

Bueno, él reacciona llevándose el vaso a la boca, toma un buen sorbo de la bebida, desviando la mirada hacia el rincón más oscuro del galpón. ¡Vaya sorpresa me dio!, -otra más. Imagino que lo habrán preparado todo a mis espaldas, y yo ni me di cuenta.

—Doc. Colen, llegó en el momento justo–declara el señor Romero.
—Llámeme Adam, por favor. ¿Justo para qué?
—Estábamos haciendo un brindis en honor a Vides, y Kae estaba por decir unas palabras.
—Le cedo el honor a mi hermano—contesta él, casi de inmediato.
—Gracias, Kae. Bien, veamos..., –piensa Adam, mientras pasa su brazo por mi espalda, y levantando un vaso, comienza a hablar—Vides, deseo que seas feliz. Te cuidaré y puedes contar conmigo siempre, porque ya sabes que "te quiero."

Dicho eso, Celina y la señora Margaret suspiraron casi al unísono, haciéndome sentir que estaban viendo el capítulo de su novela favorita, en donde yo sería la protagonista a la que le confiesan amor eterno.

Nada más lejos que la verdad.

—Hermosas palabras, Adam–comenta el señor Cavanellas levantando su vaso. Todos lo hacemos, y acto seguido bebemos el hidromiel.

Tomo un buen trago de bebida. Sus burbujas hacen cosquillas en mi boca, y el calor recorre ahora mi garganta hasta llegar a mis entrañas.

—Despacio, cariño, o te va a hacer mal–me advierte Adam, susurrando al oído.

Eso es lo que quiero.

¡Noooooo, derroché mi segundo deseo de cumpleaños!¿Por qué me siento molesta con su llegada?

—Bien. Ah disfrutar de la comida–dice la señora Margaret, señalándonos los platillos puestos sobre la mesa.

En realidad no tengo apetito, apenas pruebo algo de carne, aunque todo se ve delicioso. Mi vaso queda vacío con rapidez, tengo dos teorías con respecto a esto; está rajado y pierde, o estoy tomando con demasiada prisa y en cantidades considerables.

No sé, la cuestión es que toda esta situación parece que la estoy observando desde un espejo quebrado. Hace un tiempo que me siento dividida en dos, ambigua, desprendida de mi cuerpo. Es una sensación rara y difícil de explicar, no sucede todo el tiempo, son solo momentos de desconexión. Suelo pensar en esto durante las noches de insomnio. Llegué a la conclusión que vivir entre dos realidades, entre dos mundos, también tiene sus consecuencias. Siento como si la realidad de Providence busca con desesperación, a esta Nina que está en la Colonia para que ocupe su lugar original. Siento que a veces desaparezco.

Pero hoy estoy festejando mi cumpleaños con personas que me quieren, en este lugar agradable y familiar. Debería estar contenta, debería estar feliz, y sin embargo siento que no me lo merezco. ¡Soy tan tonta por pensar así!. Entonces intento que mis pensamientos oscuros no se traduzcan a mi cara.

Observo a Adam, lo veo conversando animado con el señor Romero y la señora Margaret. Cecé salió un momento, diciendo que debía buscar algo. El único que me mira en silencio es Kae, pero cuando cruzo la mirada con él, la esquiva. Decido no hacerle caso, y disfrutar lo que quede del día, al fin y al cabo, "es mi cumpleaños".

ENTRE DOS REALIDADES <1° libro de la trilogía>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora