«NUNCA TE PASÓ QUE VISTE OLORES, QUE TOCASTE AROMAS Y QUE SABOREASTE LA CURIOSIDAD?»
De a ratos sale el sol y las personas se van congregando en cada puesto. Sabores, aromas y colores se mezclan armoniosamente en el aire.
Hay tanto por ver y sentir que por unos momentos me olvido de mi situación crítica y me dedico a disfrutar. Porque, en definitiva, ahora no puedo hacer otra cosa.Hay quesos, carne en salazón, verduras y frutas. Pan, delicias dulces, bebidas y también veo el puesto de jabones artesanales.
Me separo de los brazos de Adam. Él se da cuenta que la curiosidad me sobrepasa. Entonces me retiene unos instantes de la mano y posa sus labios en mi oído diciendo:
—Nina, si me prometes que no te alejarás demasiado. Después dejaré que recorras el mercado sola.
Afirmo entusiasmada con la cabeza y seguimos caminando.
Llegamos al primer puesto de pan, y para mi alegría, es Sara quien lo está atendiendo.
—¡Hola querida!, buen domingo. Hola Doc., ¿y Kae?, ¿cómo está mi muchacho?
—¡Sara!–saludo, contenta de verla.
—Toma, prueba este pan, tiene pasas de uvas secas. Es una nueva receta, espero que te guste.–me invita a probar.Tomo el pan que me ofrece, está recién hecho, aún mantiene su tibieza, lo pruebo y su sabor es delicioso, la masa esponjosa se mezcla con las pasas agridulces, ¡es realmente exquisito!
—Hm. Sara, ¡esto es delicioso!–corto con mis dedos un pedazo para ofrecerlo a Adam—Primo, prueba esto.
Él, sorprendido, comprende que ya empezó la actuación, así que me sigue el juego.
—Gracias, Vides.
Cuando me doy vuelta para darle otro trozo de pan a Kae, descubro que ya no está.
—¿Y el Gruñón de Kae?–pregunto buscándolo con la mirada.
—Ah, No te preocupes por él. Ya lo encontraremos cuando toque el mediodía.Mejor, ya tendré que estar con él, más tiempo del que quiero. Y para serles sincera, me siento más cómoda en la compañía del doc.
—Bueno, él se lo pierde–digo llevándome la porción de Kae a la boca.
—¿Lo de siempre doc.?–le pregunta Sara—Si, y agrégame dos de estos–pide señalando los que me habría ofrecido la mujer.Ella envuelve los panes, mientras Adam busca algo dentro del bolsillo de su chaqueta. Imagino que será el dinero para pagarle, pero no, lo que le entrega es un blíster de pastillas blancas, y un frasquito de vidrio. Ella los toma y los guarda en el bolsillo del delantal.
—Bien, ¿seguimos?–me pregunta.
—Hasta luego Sara, y gracias por el pan.
—Nos vemos, querida. Disfruta del Mercado–me saluda mientras nos alejamos.
—¿Doc.?–le susurro.
—¿Si?
—¿Qué fue lo que le diste a Sara?, ¿con que compran las demás cosas que necesitan?, No veo que estén usando algún dinero–comento mientras observo a las personas conversar en los demás puestos de la feria.
—¿Dinero?, vaya, nunca creí que escucharía tantas veces ese nombre. No, casi ni existe. Es un poco largo de contar ahora, pero digamos que ya no usamos lo que tú llamas dinero. En el Mercado conseguimos lo que necesitamos a través del intercambio de mercaderías, o de servicios. El resto lo adquirimos por medio de los créditos que obtenemos por nuestro trabajo, ¿me entiendes?
—Sí, como se usaba en la edad media, se llamaba trueque.
—¿Edad media?–pregunta curioso.
—Sí, la época de los Reyes y reinas, que.No termino de explicar porque nos encontramos cara a cara con una mujer de cabellos y labios rojos, la enfermera,-susurro.
—Buen domingo, Doc. Adam–lo saluda con seriedad y cierta distancia.
—Buen domingo, enfermera Meyer, ¿se acuerda de mi prima, no?
—Si, claro, difícil olvidarme de ella. Buen domingo, niña–me saluda sin disimular su disgusto al verme.
—Buenos días, un gusto volver a verla–contesto.
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ENTRE DOS REALIDADES <1° libro de la trilogía>
Science-FictionNina es una joven de 17 años, que pone todos sus esfuerzos en salir adelante luego que la tragedia toque a su familia. Ella pretende que sus días transcurran sin sobresaltos y en monótona calma, lejos de la vida cotidiana de cualquier joven de los a...