«ME ESPERA EL SÉPTIMO INFIERNO DE DANTE».
Ya está, les dije la verdad de lo que soy, ahora sólo queda esperar a ver sus reacciones. En realidad, no espero nada diferente, porque estoy segura que será la misma reacción que tuvieron los médicos, policías, psicólogos, vecinos, familia, amigos, o periodistas, que escucharon lo que sucedió.
Al principio todos tienen el mismo reflejo de espanto e indignación en sus ojos, pero después de conocer los detalles del maldito episodio, sus miradas cambian y me observan como si realmente me entendieran y lo aceptaran.
Lo peor de todo es ese asco disfrazado de lástima que tratan de ocultar cuando me abrazan.Así transcurre los minutos de un silencio incómodo. El aire se hace cada vez menos respirable, y ya no se que va a pasar. Es Kae quien habla primero, todavía sigue apoyado contra el umbral de la puerta con las manos dentro de su pantalón. El atardecer nos sorprende y los tenues rayos de sol le rozan sus cabellos, creando un halo de luz en torno a su figura. Si no fuera porque estoy tan consumida por la oscuridad, creería que un ángel Dantesco, un poco arrogante y malhumorado, bajó del cielo para ver que me pasaba.
—¡Te lo dije, Adam!, detrás de su mirada de cordero, se escondía una loba. Sabía que tenías buena puntería, chica.
Ja, estoy acostumbrada a escuchar de todo, pero algo así jamás me lo habría imaginado.
—Kae, por favor. No es momento de bromas–reprocha su hermano con seriedad—Nina, vamos a casa. Allí hablaremos más tranquilos.
—Adam, ¿acaso no me escuchaste?, ¡maté a un hombre!, soy..., soy peligrosa de verdad. ¿Seguro que quieres que regrese a tu casa?
—Claro que te escuché. Y sí, quiero que regreses conmigo a casa–entonces se incorpora y me jala de las manos para que me levante con él.Me sacudo un poco el polvo de la ropa y de la cabeza, seco mis mejillas y luego salimos. Aunque el día va llegando a su fin, la claridad me lastima los ojos hinchados e irritados de tanto llorar. Kae nos espera sobre la calle, lleva en sus manos la chaqueta y mi mochila. Ahora tengo como un deja'vu del día en que lo vi caminando por el pasillo del Campamento.
Bajamos las escalinatas en silencio. A Kae mi confesión no lo afectó en lo más mínimo, o quizas no lo demuestra. En cambio a Adam, él está serio y preocupado. Camina a mi lado con la vista perdida sobre sus pasos. No puedo pretender ni pedirle nada, sé que cuesta calar en las personas todo lo que significa enterarse de lo que soy capaz. Además, no todos están dispuestos a comprender lo que verdaderamente se siente.
Llegamos a la casa más pronto de lo que imaginaba. Inhalo profundo tomando todo el aire posible, porque sé lo que me espera una vez dentro.
Aunque ha pasado tiempo desde la última vez que conté lo sucedido, se que cuando empiece vendrán a mi memoria cada detalle y el posterior remordimiento. Porque cuando el terror atraviesa tu vida deja huellas imborrables. Te quiebra, te mortifica, te convierte en un copia barata de lo que fuiste...Adam abre la puerta, enciende la lámpara de aceite y camina entre medio de cajas cerradas y selladas. Su maleta de doctor quedó apoyada en la silla, a punto de caer. Se suponía que hoy no vendría, pero imagino que dejó todo por ir a buscarme. Me siento culpable y avergonzada.
—¿Porqué no te lavas un poco, y te cambias?, mientras yo preparo algo de café.
La idea me parece buena, me aliviaría en parte, ya que me siento condenadamente sucia. No hay nada mejor que el agua fría para calmar mi mente atormentada, y el cabello mojado refresca las mejillas.
Me llevo la mano a la cicatriz de la frente, es una manía que me tomé desde hace un tiempo. Cómo si el saber que sigue allí, confirmara que todo lo que me ha sucedido es verdad. Muchas veces siento que estoy partida en dos, viviendo dos vidas, respirando el doble, sufriendo por dos.
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ENTRE DOS REALIDADES <1° libro de la trilogía>
Ficção CientíficaNina es una joven de 17 años, que pone todos sus esfuerzos en salir adelante luego que la tragedia toque a su familia. Ella pretende que sus días transcurran sin sobresaltos y en monótona calma, lejos de la vida cotidiana de cualquier joven de los a...