Capítulo 5

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«LA MISMA CHICA, DISTINTO NOMBRE, DIFERENTES SITUACIONES, EL MISMO MIEDO».

Han pasado cerca de quince minutos y sigo sentada tratando de recordar algo más que mi nombre. Algo básico, como mi color favorito, o cuantos años tengo, pero mi memoria sigue escondida en la oscuridad, y siento que no pertenezco a este lugar.

Nada me es familiar, ni las personas con las que me topé en estas últimas horas, ni lo poco que pude ver al salir de ese hospital. Aunque descarto que el doc. Colen tenga malas intenciones conmigo. Él me da cierta seguridad y confianza, pero no lo entiendo cuando me habla o me pregunta por Colonias o Marcas. Además, me sigue mirando como si yo fuera un bicho raro.

De pronto recuerdo estar tratando de abrir una puerta, huyendo aterrada de una persona, esa persona que sujeta con fuerza mi mochila y .... ¡Demonios, mi mochila!, "él tiene mis cosas". Trato que el terror no se apodere de mí, pero recuerdo perfectamente esa chaqueta marrón y la mochila azul.

No sé si es por el recuerdo, que me da miedo, pero mi cuerpo tiembla, y las náuseas vuelven. En ese instante entra el doctor. Está parado en el umbral de la puerta, de su mano derecha cuelga una toalla blanca, y en la otra trae una cubeta llena de agua que humea vapor.

Veo en sus ojos preocupación, ¿pensará que me voy a desmayar, o vomitar otra vez?. Entonces camina hacia mí e instintivamente alarga los brazos, por si me caigo.

—Estoy bien Doctor Colen, solo que..., –intento decir, aguantando el amargor que sube por mis entrañas.
—¿Segura?
—Si es que...,–dudo.

No sé si contarle de la chaqueta y la mochila. Mucho menos, decirle quien las tiene. Pero su verdadera preocupación hace que confíe en él nuevamente.

—Me acordé de algo más.

Y después de decir eso, voy tambaleando hacia el fregadero y despido casi todo el desayuno.
El doc., preocupado, me alcanza un pañuelo y me ayuda a llegar a la cama. Me siento limpiándome la boca.

—¿Quieres un poco de agua?
—Mis cosas–le interrumpo—Él tenía mis cosas.

Entro en pánico con el sólo hecho de acordarme como ese muchacho me perseguía por el bosque. Como esos ojos me buscaban, y como sostenía el arco tensando la cuerda dispuesto a dispararlo.

Luego, en ese pasillo claustrofóbico del hospital. Oyendo sus pasos acercándose, con mis cosas colgando en sus manos.
Pero, lo que verdaderamente me da miedo, es recordar sus brazos aferrándome con fuerza, y su voz hosca y dura susurrando: "chica tonta, quieres matarnos a todos".

El doctor tuvo que hacerme reaccionar sacudiéndome levemente de los hombros. Porque era tan real el recuerdo, que creía estarlo viviendo ahora mismo.

—Oye, puedes confiar en mí, cuéntame, ¿Quien es el que tanto te asusta?—me pregunta frunciendo el ceño con interés.

No aguanto más la angustia desmedida, y le confieso todo lo que sé. Son un torbellino de imágenes y sensaciones, -que no sé si lo he soñado o han pasado en realidad-, trato de ordenarlos en el presente mientras hablo, pero veo como su expresión de curiosidad se transforma en preocupación.

Él no pregunta nada, sólo me escucha con atención, y espera.

—Y eso es lo que pasó, o al menos, es lo que recuerdo. –digo terminando mi relato.
—Ya veo–dice al fin.—No tienes de que temer, Vides. Mira, no sé cómo lo vas a tomar lo que te voy a decir. Y teniendo en cuenta por la experiencia que pasaste, puede que no me creas. Pero ese muchacho, él fue quien te rescató y te trajo al Campamento. Aunque, no logro entender cómo has evitado el control en la frontera–hace una pausa.—Se llama Kae, y aunque sus actitudes te den miedo, yo estoy muy seguro que él no lastimaría a nadie.
—¿Está seguro, Doc?
—Puedes confiar en mi palabra. Ahora te sacaré las vendas, y puedes asearte. Es una buena idea, te ayudará a sentirte mejor. Logré llegar antes que termine el horario de abastecimiento. Ten la cubeta con agua caliente, luego prometo que hablaremos con  tranquilidad.

ENTRE DOS REALIDADES <1° libro de la trilogía>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora