Capítulo 36

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«CONFESIONES Y SENTIMIENTOS, NO ESTOY LISTA PARA ESO».

Sara llegó temprano para traeme lo que le había encargado. Me ha conseguido un vestido y un par de zapatos, ya que hoy es el enlace en la Campiña.

Lena, de veintitrés años, la hija del señor Romero, se casa con un médico que conoció donde ella ejerce como enfermera. Para sus padres fue una sorpresa, ni siquiera sabían del noviazgo porque es muy difícil tener noticias de los familiares que viven en las otras Colonias dónde han sido asignadas para trabajar. No es posible mandar cartas, ni mucho menos hablar por teléfono, o usar cualquier otra vía de comunicación.

Pero existe otro medio para informarse. Se trata de "los mensajeros", y yo formé parte de ellos. Creí que Kae era el único en toda la Colonia que hacia ese trabajo, pero no es así.
Los mensajeros forman una red anónima que funciona en la clandestinidad y a la sombra de la Junta.

Gracias a ellos se pueden conseguir vacunas, alimentos, e información sobre lo que sucede fuera de las fronteras o el paradero de los familiares que se encuentran en las otras Colonias. Supe que se infiltran hasta en la propia Ciudad Capital. Me pregunto cuanto más van a poder seguir trabajando sin ser descubiertos por los Procuradores.

Durante estos días, y por motivos del enlace, la familia Cavanellas estuvo ajetreada con los preparativos y se suspendieron las obras en el vivero. Pero no me he quedado en la casa, aproveché para hacerle un par de visitas al señor Perkins. Desde que recuperé la memoria, tengo mucho que pensar y averiguar. Busco conexiones entre lo que nos pasó a ambos, sé que no ha sido coincidencia que él esté varado aquí también. Kae tiene la misma corazonada.

En esta semana solo lo he visto una vez. Fue cuando volvió, al cuarto día después de que ayudé a ese hombre. Al principio estaba emocionada por contarle mi aventura a Adam, luego de pensarlo mejor, decidí no decir nada.

No solo se enfadaría conmigo, sino que también haría confrontar a los hermanos. Adam sabe que Kae hace ese tipo de cosas, pero estoy segura de que el Doc., le habría echado la culpa por exponerme al peligro y reemplazarlo en sus "tareas clandestinas".

Además, cuanta menos gente se entere, mejor. Así que desistí de contarle también a Cecé, a Estefano, y al propio Kae. El señor Romero estuvo de acuerdo conmigo, creo que es una forma de cuidar a los nuestros.

En conclusión, la hazaña por la que me siento tan orgullosa, solo lo sabían tres personas: el señor Romero, Thomas, y yo. Fui una mensajera, y me gustó tanto que escribí y dibujé un capítulo entero en mi cuaderno. Pero, y no sé de que manera, Kae se enteró. Cuando nos reencontramos en la Campiña tuvimos una fuerte discusión, las cosas no terminaron bien para ninguno de los dos.

Ese día yo había llegado a la misma hora de siempre, él estaba poniéndose al tanto de la boda con el señor Romero. Recuerdo que cuando me vio, algo en su mirada cambió, no pude descubrir, ni aún hoy, cual era el origen de ese particular brillo en sus ojos. Cuando vi que venía hacia mí, noté que cojeaba de su pierna izquierda.

Por un instante sentí preocupación, quería saber donde estuvo, que le pasó, pero una bronca injustificada se apoderó de mí, entonces saludé solo al señor Romero y me dirigí hacia el vivero.

"Espera, tengo que hablar contigo", me dijo, pero yo hice caso omiso a sus palabras y seguí caminando, "Oye, te estoy hablando", insistió, a lo que le contesté que no había nada que hablar entre nosotros, luego le pedí que me dejara tranquila.

Pero él, ágil como siempre, tomó mi brazo para detenerme, lo que me hizo tropezar. Recuerdo que le maldije y le exigí que me soltara, no sé porque tenía tanta bronca con Kae, al punto de querer llorar y estar lo más lejos posible de él. Pero fue en vano, casi a rastras me llevó hasta el galpón diciendo: "no te soltaré hasta que me escuches". Después de comprobar que no había nadie dentro, me metió con rudeza y cerró la puerta tras él.

ENTRE DOS REALIDADES <1° libro de la trilogía>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora