Capítulo 39

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«NO QUEDAN DUDAS QUE TENGO BUENA PUNTERIA...PARA COMPLICAR LAS COSAS».

Nunca creí que sus palabras pudieran afectarme tanto. ¿Que es esta tonta sensación que recorre mi cuerpo?, no sé que decirle a mi amiga.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo?–pregunto.

Sólo espero que su contestación, me de la respuesta que no puedo encontrar a esta sensación extraña que tengo.

—Tienes que ver, porque cuando Kae está contigo es distinto. Y en el enlace de mi hermana has bailado con él–responde sin mirarme a los ojos.

¿Era eso?

—He bailado con todos Cecé, ¡hasta con el insoportable de Devan!, Es una tontería lo que dices–respondo justificando algo que "supuestamente" hice mal.
—Ya sé que suena tonto, pero con Kae fue diferente. No sé, la forman en que lo hacían, y como se miraban.

OH, bueno. Podría explicarle porque bailábamos de esa forma, pero, ¿de que miradas habla?, no sé a que se refiere en realidad y tampoco tengo ganas de averiguarlo.

—No sé de que miradas hablas–contesto, restándole importancia.—Además, tú sabes muy bien lo mal que nos llevamos con Kae, sin contar que somos familia. No hay ni la más mínima posibilidad de que sienta algo por él. Créeme, estamos a dos mundos de distancia–literal.
—Te creo. Perdón si me comporté como una idiota–dice—Pero yo no me como el cuento ese de que "tú y Kae son familia". Además, es común en la Colonia que haya primos que decidan unirse. Así se puede estar seguros de la cantidad de sangre contaminada que corren por sus venas. Y hablando de eso, nunca vi tu marca.

Me quedo en silencio, no sé que responder. Está conversación está siendo peligrosa. Cecé puede parecer ingenua, pero no lo es.

—Es que..., no importa eso ahora. Solo quiero que no estés enojada conmigo, y menos por algo tan ridículo como eso. Cuando algo te moleste, ven y dímelo, no te lo guardes. ¿de acuerdo?

Gracias Ivi, ahora entiendo tu consejo.

Ella duda unos instantes,  luego me responde:

—Tienes razón. Es ridículo lo tuyo con Kae, porque en realidad estás enamorada del dr.

No me da tiempo de pensar una respuesta, pero prefiero que piense eso. ¡Que más da, si todo el mundo dice que es tan obvio!.

Llegamos a la altura del puente y nos escondemos detrás de una barricada hecha de troncos y hormigón, esperando la señal de los muchachos.

Observo a nuestro alrededor, nadie parece venir por estos lados. Ni siquiera los Oficiales del Controlador Staler están haciendo sus rondas matutinas. Elevo los ojos, recorro con ellos la cerca que se alza ante mí. Tiene la misma altura que el perímetro que bordea la frontera con las tierras más allá de la Colonia.

Gran parte de su entretejido está corroído por el óxido y la intensidad con que golpea el clima. Me pregunto si en verdad está electrificada, esa duda hace que estire mis dedos queriendo tocarla.

—¡Que haces!, ¿estás loca? Todavía tiene corriente–me reta Cecé golpeando mi mano justo en el preciso momento en que mis dedos estaban a tan solo centímetros de rozarla.—Todavía no, ellos nos avisarán. Recuerda lo que dijo Kae, que esperemos su señal.

Me froto la mano pensando que estuve muy cerca de electrocutarme.

—¿Cecé, tú ya has cruzado?, quiero decir, ¿ya conoces la reserva?–ella me mira de reojo, haciendo una mueca bastante graciosa.
—¡Uf!, ya ni me acuerdo cuantas veces fui. Kae siempre me lleva cuando cruza–contesta orgullosa, como si eso fuera una confirmación de amor correspondido.

ENTRE DOS REALIDADES <1° libro de la trilogía>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora