«LA MEMORIA TIENE VIDA PROPIA. NO SOY YO, ES ELLA LA QUE ELIGE QUE COSAS DEJA MORIR EN EL OLVIDO, Y QUE COSAS ME DEJA RECORDAR».
Cuento con el momento justo para despegarme de la puerta y apuro el paso hasta llegar a la cama.
Como lo suponía, instantes después esta se abre y entra el doc., saludándome.
—Hola, Ah, veo que estás mejor.
—Hola doc., Sí, el baño me hizo bien–le cuento tratando que mi voz suene natural, aunque ya no recuerdo como solía ser eso. En estas últimas horas, solo he balbuceado y susurrado.
—Me alegro, ahora vamos a revisar las heridas.Entonces deja la bolsa apoyada en la mesa, toma algunas cosas del aparador, se acerca y observa primero mi cabeza. Me la inclina hacia un costado, luego hacia el otro. Me pregunta si me duele, me revisa los ojos, y después se dedica a observar la herida que tengo en la frente.
—Está mucho mejor–dice poniéndome una pequeña gasa sujetándola con una cinta.—Te va a quedar una cicatriz, pero apenas se nota, el cabello te la cubre.
Asiento con la cabeza.
—Miremos esas manos...–y me sujeta entre las suyas con delicadeza.
Mientras me revisa, yo me pregunto cuántos años tendrá él. Es joven, aunque aparenta ser un doctor experimentado.
—Son tajos superficiales, sanarán pronto y no dejarán cicatriz–me informa.
Cada tanto se me escapan unas miradas a lo que hay arriba de la mesa, y él se da cuenta.
—Ya vamos hablar de eso. Pero primero terminemos de revisarte, ¿sí?
—De acuerdo–respondo murmurando con resignación.Ahora le toca el turno a mi pie. Me pide que mueva los dedos y el talón, hacia atrás y hacia delante. Contengo una queja de dolor, pero no sirve de mucho, la mueca en mi rostro me delata.
—Tienes un esguince, no es tan grave, no hay ningún hueso roto, así que te lo vendaré. Sólo debes hacer reposo unos días.
—No tengo opción, ¿no?–comento y luego suspiro.El doc., me venda el pie, y me ayuda a ponerme las medias, y a calzarme las zapatillas. Cómo no aguanto más, le pido que me alcance lo que supongo que son mis cosas.
—Todavía no, falta revisar algo más.
Me observo sin descubrir a que se refiere. Sé que tengo las rodillas raspadas, y algún que otro moretón, pero...
—No–me contesta en tono divertido.—Ahora tenemos que revisar esto–y me toca con un dedo la frente—Tu memoria.
—Ah, ...eso.
—Bueno, ¿has recordado algo más?
—No.
—Creo que has sufrido lo que llaman los expertos, un trauma producto de la caída. Pero quédate tranquila, la pérdida de memoria es temporal. Has hecho grandes avances recordando tu nombre, y lo que crees que ha pasado en estos últimos días–hace una pausa.—Sin embargo, hay vacíos en tu memoria. Porque no logras conectar los lugares con las personas, y eso altera tu versión de lo que sucedió realmente. Debo reconocer que no hay muchos antecedentes de tu caso. Tuve que pedir permiso al Concejo Médico para que me dejaran buscar información en los Expedientes Criptográficos.Abro la boca para decir algo, pero él me interrumpe.
—Tenemos que esperar a que la memoria regrese, y así buscaremos a tu clan. Fue grave y peligroso haberte escapado, más aún sabiendo a qué te expones.
—Pero yo no
—No solo tú tienes preguntas que hacer. Yo también tengo muchas dudas y necesito que me las respondas antes que otros empiecen a indagar, y tu situación se vuelva más delicada aún.
—Espere doc., Yo no...
—Adam, llámame Adam.
—Escúchame por favor. No sé de qué hablas. Desde que me desperté en el hospital, no entiendo nada de lo que dices. ¿A qué te refieres con Colonia?, me preguntaste por un chip o una Marca, no sé qué es eso. Todo me es desconocido, y cuando salí de allí, me encontré con una "ciudad desolada", -si a eso puedo llamarlo ciudad–Y luego, de esos altoparlantes sacados de una película de guerra, escuché la voz de un hombre que anunciaba diez minutos para un "toque de queda", me dió miedo, ¿qué significa eso?, Ahora me dices que me escapé y que...
—¿Ves?, tenemos que aclarar muchas cosas. Para mi también es muy extraño que una chica llegue al Campamento, herida, confundida, y sin el C.I.G de localización. Y para agravar toda la situación, creo que no sabes lo que sucede aquí.
—Yo opino lo mismo, doc–susurro.–¿Dónde está la policía?, ¿Podemos llamarlos?
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ENTRE DOS REALIDADES <1° libro de la trilogía>
Ciencia FicciónNina es una joven de 17 años, que pone todos sus esfuerzos en salir adelante luego que la tragedia toque a su familia. Ella pretende que sus días transcurran sin sobresaltos y en monótona calma, lejos de la vida cotidiana de cualquier joven de los a...