Capitulo 5

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"En el momento en el que el apuesto vampiro clava sus afilados colmillos sobre el cuello de su víctima, ésta siente un pequeño pinchazo seguido de un sentimiento de... nada. Es hasta que el vampiro comienza a succionar la sangre que el sacrificado empieza a sentir un hormigueo que inicia en la punta de sus pies y emprende un lento camino por todo su cuerpo, es una sensación absolutamente erótica hasta que dicho escozor llega al cuello, justo donde los dientes de aquel ser están sujetos bebiendo el vital líquido y entonces... muere dulcemente".

- ¿Qué estás leyendo? – su único, y por ende mejor amigo había entrado en su casa sin haber notado su presencia.

- Si lo que buscabas era darme un buen susto, déjame decirte que lo has conseguido Saengtham – con la respiración un poco agitada Chay pudo quejarse de aquel atroz acto por parte de su amigo.

- Pete – aclaró antes de seguir hablando – ya te he dicho muchas veces que prefiero que me llames Pete, sabes que mi nombre real no me gusta –

- No es mi culpa que así te hayan llamado tus padres –

- El inocente y tierno Chay es más malvado de lo que la gente piensa ¡Eh! – Pete hizo un puchero arrebatando el libro que su amigo tenía en las manos.

- Por favor "Pete", lo dices como si muchas personas me conocieran – habló el otro – apenas y tengo contacto con mi hermano, mis doctores y contigo –

- Y con los Theerapanyakul – soltó Pete mirándolo con perspicacia - ¿Es por eso por lo que estás leyendo esto? – levantó el libro – "Mil y un cuentos de vampiros" – leyó el título del libro en voz alta - ¿Sabías que la mayoría de estos libros están catalogados como novelas eróticas? –

- No – susurró Chay en voz baja, pero sí lo sabía.

- Pues ahora lo sabes – le devolvió el libro – pero si cambiaste las revistas "porno" por estás historias, descuida que no te juzgaré – le dijo para tranquilizarlo – ahora dime ¿Cómo es que has tenido contacto con los Theerapanyakul? –

Bucarest era una ciudad relativamente grande. Los Kittisawasd vivían en el sector número dos en el barrio de Colentina, exactamente no podía decir que eran vecinos de los Theerapanyakul, pero vivían cerca. ¿De diez a quince minutos en coche, quizás? Pero la gente de su sector se conocía bien, y eran un poco... entrometidos. No le sorprendía que supieran que habían visitado la mansión de tan importante y conocida familia.

- ¿Quién te lo dijo? – preguntó Chay con reserva.

- No puedo revelar la fuente – expresó el otro con tremendo dramatismo.

- Si no fue la señora Nicoleta fue la señora Anca –

- ¿Cómo lo sabes? –

Nicoleta Popescu, una adorable pero muy cotilla anciana que rebasaba los setenta años, conocía, de alguna extraña forma, todos los movimientos de los vecinos de la calle en la que vivía. Mientras que Anca Petre, una mujer de menos edad, le hacía segunda en cuanto a sus investigaciones vecinales.

- Dime algo que no sepa la señora Nicoleta –

- Mi madre se la ha topado en la calle y le ha contado que tú y Porsche han ido de visita con los Theerapanyakul y que regresaron con vida – Chay rodó los ojos ante el comentario de Pete.

- ¿De qué otra forma podríamos volver? – preguntó mirándolo a los ojos.

- No sé dímelo tú –

- Si quieres preguntar algo solo hazlo – comentó Chay sabiendo a donde quería llegar su amigo.

- ¿Es verdad que son vampiros? –

Carmesí | KimChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora