Capítulo 12

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Desde tiempos inmemoriales a los vampiros se les consideraba como unos seres absolutamente sexuales. Atractivos, sensuales, calientes y con una lívido de infarto. Muchos hombres y mujeres alrededor del mundo habían tenido al menos una vez en su vida, alguna fantasía sexual con esos mitológicos seres. O con varios de ellos, en gustos se rompen géneros.

Y Chay estaba comprobando por las buenas que, todas aquellos mitos y leyendas eran jodidamente... verdad. Después de quedar encima de Kim cuando éste le había dicho "demuéstralo", lo siguiente que sintió fue como su mentor acercaba su rostro al suyo para robarle un beso. Sí, el mismo Kimhan Theerapanyakul lo estaba besando si aquello se podía llamar ingenuamente besar. No sabía que su malhumorado compañero pudiera ser tan caliente.

Sus cuerpos se restregaban causando una fricción absolutamente sensual y por de más excitante; era uno de esos besos que se vuelven inolvidables, de aquellos que te ponen los pelos de punta. Ambos se estaban dejando llevar por el candente momento degustando el delicioso sabor del otro y sintiendo la calidez que cada una de sus anatomías desbordaba por los poros de la piel pues la pasión que sentían los llevaba a experimentar ese fuego interno que hacía contraste con la baja temperatura de su cuerpo.

Las manos de Kim lucharon por liberarse pues tenía la imperiosa necesidad sentir el cuerpo de Chay con ellas. En ese momento dejó de ser Porchay, pues debía reconocer que le quedaba mejor su sensual sobrenombre baja aquellas circunstancias, se preguntó cómo sería gritar "Chay" mientras se corría en su interior. Era la primera vez que pensaba en derramar su semilla en alguien, y sinceramente lo asustaba un poco.

El menor sonrió sin dejar de presionar sus labios contra los de Kim y dejó que el mayor ganará la batalla de las manos, después de todo él también necesitaba con urgencia sentir las poderosas extremidades de su hombre sobre su cuerpo. Imaginaba que se volvería loco con el simple hecho de que las yemas de sus dedos tocaran su ardiente y sobre todo sensible piel. Si imaginarlo era placentero, volverlo realidad sería excitante.

Chay quería ser todo lo posiblemente posesivo con Kim. Por lo menos, el tiempo que estuviera en esa mansión, deseaba que aquel vampiro de ensueño fuera exclusivamente suyo. Si lograba conquistarlo, bien por él, tendría a su lado a un compañero experimentado, curtido, guapísimo y ardiente. Y si no, se iría derrotado, pero con la satisfacción de haber estado entre sus brazos, de haber sido el primero en su vida sexual, la primera persona en cruzar una enorme barrera que no era fácil ni de saltar y mucho menos derrumbar. Aunque algo le decía que si llegaba ese momento, no iba a estar tan seguro que querer abandonarlo o dejar que alguien más estuviera con él, pero debía respetar su decisión.

Kim era rápido, y admitía que esa velocidad lo hacía lucir mucho más sexy. Así que no se dio cuenta cuando ya era él, el que estaba debajo del cuerpo de adonis del hijo de Korn. No obstante, un sentimiento de temor se apoderó de él, no deseaba que Kim se fuera y lo dejara excitado como lo había hecho minutos antes en el cuarto de baño. Así que rodeó su cadera con sus largas piernas y su cuello con sus poderosos brazos. Quizás su compañero era rápido, pero él era más fuerte e iba a aprovechar esa ventaja.

- No voy a dejar que escapes – susurró Chay con una voz absolutamente sensual.

- ¿A dónde podría ir? – preguntó el otro causando una genuina sonrisa en el menor.

- No lo sé – dijo Chay – pero esta noche nadie saldrá de esta habitación – nadie salvo Scar por supuesto, que al ver que no podía volver a la cama, salió abriendo la puerta como Kim le había enseñado.

Kimhan estaba perdido, pero sinceramente no podía culpar a su inconsciente por estar sobre el cuerpo de Chay rozando en pleno uso de sus facultades mentales, su entrepierna con el miembro del menor. Eso lo estaba haciendo él y nada más que él. Pero ¿De dónde había sacado ese lado tan ardiente y sensual? ¿Cómo, por qué, cuándo y dónde había nacido la necesidad de estar en una situación tan íntima con Chay? Esa sería la pregunta por el millón de dólares.

Carmesí | KimChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora