Capitulo 2

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La anemia aplásica es un padecimiento muy poco frecuente en la que el cuerpo deja de producir la cantidad necesaria de células sanguíneas nuevas. En esta enfermedad, las células madre están dañadas. El daño puede ser congénito, o puede aparecer después de alguna exposición significativa a la radiación, químicos altamente tóxicos, algunos tipos de drogas o alguna infección.


A Chay le habían diagnosticado dicha enfermedad después de que presentará síntomas como piel mucho más pálida de lo normal, mareos, dolores de cabeza intensos, fiebre arriba de los treinta y nueve grados, fatigas sin motivo aparente, infecciones frecuentes, frecuencia cardíaca rápida y abundantes sangrados nasales. Le habían dicho que con los tratamientos permitentes podía mantener controlado su padecimiento.

Pero ningún tratamiento había sido efectivo en el caso de su hermano. La única opción que les brindaba cierta esperanza de una mejor calidad de vida para Chay era un trasplante de médula ósea. ¿El problema? Dos en realidad, uno: encontrar al candidato idóneamente compatible para hacer dicha intervención, que en la mayoría de los casos la mejor opción resultaba ser algún hermano del paciente, sin embargo, ese no era el caso de los hermanos Kittisawasd pues tras varios estudios, los resultados de compatibilidad habían sido rotundamente negativos. El segundo inconveniente: el tipo de sangre de Chay.

Porchay o Chay como solía llamarlo su hermano mayor, era el hijo menor de los Kittisawasd, señores que desafortunadamente habían fallecido cuando éste apenas tenía cinco años. Su trágica muerte había sido en un incendio suscitado en una pequeña bodega de telas que tenían en el centro de la ciudad. Ellos se dedicaban a comercializar telas finas desde China y un trágico día, un corto circuito terminó no solo con aquel prominente negocio, sino con la vida de los progenitores de Porsche y Porchay.

Sus padres murieron sin saber que habían heredado a su hijo menor la peculiar sangre que es considerada como un tesoro invaluable para algunos y un riesgo latente para quién la porta. Ambos eran portadores de una extraña mutación que había conllevado a que Porchay poseyera la famosa "sangre dorada".

Eso quizás sonaba muy elegante, y sin duda tener tan característica sangre corriendo por sus venas, convertía al portador en un miembro de un club muy exclusivo, pues solo había cuarenta y tres personas en todo el mundo compartiendo el mismo tipo de sangre, ese muy reducido porcentaje de la población mundial ya lo incluía a él.

Quizás muchas personas consideraban esa condición como algo especial, ya que dicha sangre es considerada como "sangre universal" porque puede ser donada a cualquier persona sin importar el tipo de sangre que posea, no obstante, para la persona que posea está sangre tan valiosa con Rh nulo, es decir, que sus glóbulos rojos no tienen ningún tipo de antígeno, lo pone en una delicada y constante situación de vida o muerte pues únicamente puede recibir transfusiones de su mismo tipo de sangre. Lo que significaba que solo cuarenta y dos personas específicamente podían donarle sangre a él.

Es por eso que la sangre dorada era tan valiosa, rara, infrecuente y exótica. Y, por si fuera poco, nadie en Rumania llevaba esa sangre en sus venas además de Porchay Kittisawasd.

- ¿Cómo te sientes hoy Chay? – preguntó su hermano sentándose en la posa brazos de un antiguo sillón en el que descansaba su hermano ubicado estratégicamente a un costado del enorme ventanal de la sala principal de aquella enorme casa.

- Cansado y con mucho sueño – respondió sin ánimo – y eso que solo he estado aquí postrado todo el día, no tiene sentido que me sienta tan mal –

- Chay, conoces los síntomas de tu condición, no debes mortificarte por eso –

- Tener los días contados no es algo que pueda pasar por alto – Chay miró con tristeza a su hermano – sé que soy una carga para ti, pero Porsche... no quiero morir –

Carmesí | KimChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora