Capitulo 6

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Obviamente Kim recibió una reprimenda por parte de su padre por hablarle de esa manera al pequeño Chay. Nada grave, pero dejaba entrever la absoluta autoridad de Korn Theerapanyakul sobre su hijo. Kimhan lo único que hizo fue permanecer en absoluto silencio nuevamente hasta la hora de la cena, que se sirvió dos horas después de la llegada de Porchay y Porsche.

Velkan los condujo a un excesivamente lujoso y exageradamente grande comedor de madera. Aunque todo lo que se podía apreciar en aquella habitación era madera y madera y madera y… más madera. Doce eran los asientos disponibles en aquel comedor para poder ocupar, ellos solo eran cuatro. Obviamente en la cabecera se ubicó el señor Korn, a su derecha Kim y a la izquierda Chay con Porsche a lado suyo.

- He pedido a Velkan que prepare berenjenas con gambas y jamón, espero que sean de su agrado – comentó Korn.

- Me encantan los mariscos – dijo Chay.

- El platillo está muy rico señor Theerapanyakul – fue lo que dijo Porsche.

Kim permaneció callado durante toda la cena. Los que mantuvieron una conversación bastante animada fueron su padre y Chay. Desde el primer momento ellos se habían llevado bien. Korn trataba al joven enfermo como un hijo, se le veía fascinado con la idea de que Chay formara parte de la familia y portara el apellido Theerapanyakul.

Sabía a la perfección que Korn no aceptaba transformar a cualquier mortal en uno de los suyos. Era meticulosamente estricto en la selección de los humanos que se unirían a su clan, debían contar con ciertas características que los hicieran dignos de portar tan distinguido apellido de abolengo.

Ese tal Porchay debía tener algo especial, que ciertamente él no veía, como para que su padre hubiese aceptado a la petición del joven instantáneamente. Vale, reconocía que era bello, aunque no poseedor de una extraordinaria belleza, pero se defendía muy bien. Quizás el hecho de que estuviera enfermo le restaba atractivo, ojeras, delgadez extrema y piel poco cuidada eran los puntos negativos que tenía que resaltar en la apariencia del chico.

No se dio cuenta que lo observaba detenidamente hasta que Chay le devolvió la mirada. Ónix y ámbar se encontraron. En ese instante todo alrededor desapareció entre ellos, justo como había pasado la primera vez que ambos se miraron a los ojos. Era extraño que eso pasara con tan solo devolverse la mirada. Eran tan diferentes, pero tan complementarios que, si bien ahora lo ignoraran, los próximos días tendrían que descubrir que tan afines eran en realidad.

- ¿El vino es de su agrado? – preguntó Korn.

-No sé mucho de vinos, pero sabe muy bien – reconoció Chay.

- Es Bodegas de Marqués de Murrieta Rioja Castillo Ygay una gran reserva especial – respondió el padre de Kim – añada dos mil diez –

- Le repito Korn que nada se de vinos, pero me gusta mucho el sabor de éste – el antiguo vampiro soltó una carcajada y colocó su mano sobre el hombro del chico que sería el nuevo miembro de su clan.

- Kim podrá enseñarte sobre eso y más – le dijo – no tienes idea de la cantidad de cosas que él sabe –

- Me imagino que al tener tantos años viviendo debe saber un montón de cosas – expresó Chay dirigiéndose al hijo de Korn.

­­­­- No lo llamaría vivir exactamente – fue la respuesta de éste.

- Bueno, lo que quiero decir es que su larga existencia le ha permitido estar en diferentes épocas y conocer la historia mejor que nadie – aclaró Chay – dígame ¿Es verdad todo lo que dicen los libros de historia? – preguntó con semblante sonriente.

- No – dijo secamente sin agregar nada más.

- Me lo imaginé – agregó el menor y continuó comiendo. Si quería entablar una relación, por lo menos cordial con Kim, debía irse despacio.

Carmesí | KimChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora