𝙈𝙮 𝙅𝙪𝙡𝙞𝙚𝙩

ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ¡¹⁴!

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Murmuraba una canción mientras servía café, la morena tomo la taza con amor y camino de vuelta con su cliente.

Volvió con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Lover de Taylor Swift, eh? —dijo Maddie con una sonrisa, Anne la observo unos segundos para responder:

— ¿Se nota tanto?

— A kilómetros Anne, así que, dime. ¿Quien te trae así? —apoyo los codos en la mesa y sus manos en sus mejillas—. ¿Al fin tienes novia?

— Ajá sí. En tus sueños.

— ¡Vamos Anne! —hizo un puchero—, necesito saber que sucede, la vida de las personas es mi novela preferida.

—Pues búscate otra novela, no diré nada —dijo cruza de brazos.

Ambas chicas quedaron en silencio y los "sollozos" de Maddie se escuchaban.

— ¿Puedes dejar de fingir qué lloras? Sabes que no diré nada.

— Vete a la mierda Anne.

— Así me decía mi madre al ver qué rompía algo. . .

La chica se fue a regañadientes, Anne soltó una risita, ver a Maddie enojada era su escena favorita.

Escuchó un ruido demasiado fuerte, provenía de atrás. Unos gruñidos y uno que otro grito. Déjame adivinar.

Maddie se distrajo y tiro una orden, Olivia se dio cuenta y le regañó hasta el alma ¿no?

Sí, seguramente es así. Soltó un suspiro y volvió a escuchar a la enfadada de Olivia. Y ahora sí, los que parecían ser llantos de Maddie.

— ¡Por Dios! —dijo Anne—. ¿Quieren guardar silencio por cinco minutos?

— ¡Dile eso a la maldita de Maddie!

— ¡Yo no he echo nada!

— ¡Acabas de tirar una orden!, ¿eso te parece nada?

La morena se tapó los oídos, se dejó caer su cabeza en el mostrador y golpear su frente repetidas veces con el. Estás dos algún día la matarían.

Saco su teléfono momento para distraerse, ningún mensaje, nada de llamadas y... nada. Dos semanas, pasaron dos semanas después del accidente con Elizabeth.

Su poema fue unos de los ganadores, muy lindo para todos, pero.. lo superaron unos chicos. Así que, quedaron en segundo lugar.

Eso no le era importante ahora, ¡solo quería saber que pasaba con Waybright! Nada de llamadas, ni un mensaje, las vacaciones habían empezado y no le vio la cara en ningún momento.

No sabía si estaba preocupada o desesperanda.

Su turno terminaba en hora y media, la peor hora y media de su vida. Pero... al recordar, algo iba a alegrar su día.