Parte 39

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Han pasado ya dos días desde que Alex me dejó, hoy es lunes y tenemos instituto. Me levanto de la cama y suspiro tristemente sin ganas, voy al armario y me visto con lo primero que veo. Voy al salón con la mochila y voy a la cocina, para hacerme el desayuno para el instituto. Lo guardo en la mochila y solo espero a que sea la hora de irse.

Cuando llega la hora de irse, me pongo la mochila a la espalda y me voy cerrando con llaves. Me dirijo al instituto con mi música puesta, sin prestar atención a nada solo cuando voy a cruzar la calle.

Al llegar al instituto, me quito la música, guardo el móvil en la mochila y me quedo sentada en las gradas del patio de abajo. Suena el timbre y subo a la clase, me siento en mi asiento y me tumbo en la mesa. Todos entran y se van sentando. Veo de reojo como se sienta Alex, él me mira preocupado, suspira y vuelve la vista al frente. Entra el profesor y se acerca a su mesa y deja sus cosas encima de esta, nos explica lo que estuvimos dando la semana pasada.

                                   •••

A la hora del recreo, me quedo sentada en donde siempre, sin comer esta vez. Noto que alguien se acerca, miro quien es y veo a Daniel y Chapi.

—Hola __, ¿estás bien? — pregunta Daniel.
—Si, solo tengo sueño, no dormí bien anoche.
—Bueno, nos sentaremos aquí contigo, ¿vale? — dice Chapi ahora.
—Vale...

Se sientan a mi lado y desvío la mirada a donde está Alex, él está en una esquina, sentado solo como siempre. Algunas veces me mira pero vuelve a quitar la mirada.

—¿Que le pasará a Alex? — pregunta Daniel.
—Ni idea... Es muy raro.
—¿Raro por qué? — pregunto confundida.
—Ayer cuando vino de la calle, vino llorando. Y él nunca llora — dice Chapi.
—¿Nunca llora? — me sorprendo.
—Nunca, ¿que le habrá pasado?
—¿No os lo dijo?
—¿Decirnos el qué? — pregunta Daniel, girándose los dos a mí.
—Nos hemos dejado.
—¿¡Que!? — gritan los dos.
—Que bien que hayáis terminado.

Nos giramos hacia donde venía la voz y vemos a Leo acercarse a nosotros mientras sonríe. Frunzo el ceño, super enfadada.

—Que bien que te dejaste con ese emo, no me caía bien.
—¡Cállate, que esto es tu culpa! — grito super molesta.
—¿Y por qué mi culpa? — se cruza de brazos.
—Siempre hacías lo que sea para que nos dejásemos, me amenzabas, me golpeabas, me insultabas. Y para que dejases de hacer eso ¡él me dejó!
—Y me alegro que haya pasado.

Ya sin aguantar la ira, me levanto y me lanzo sobre él. Le pego varios puñetazos en la cara, en el estómago y varias patadas. Rápidamente vienen profesores, me alejan de él y se levanta, respirando fuerte y con expresión de miedo. Me llevan al despacho del director, al igual que a Leo.

—Vamos a ver __, ¿por qué le golpeaste?
—¡Porque es un idiota! Hizo una cosa que me hirió bastante y él se alegra como si nada.
—¿Qué es lo que hizo?
—No lo puedo contar...
—¿Por qué mientes __? — dice Leo.
—¿¡Como que mentir?!
—¡Yo no hice nada!

Vuelvo a tirarme encima de Leo, volviendo a golpearle y dejándole varios golpes, en la boca, en su ojo, en el pecho, en el abdomen... Rápidamente el director me separa de él y me mira muy enfadado.

—¡Ya basta __! ¡Estás expulsada durante 3 semanas!
—¡Bien! — grito enfadada.
—¡Ya te estás largando! ¡Venga! Llamaremos a tus padres para que sepan de esto.
—¡Ellos murieron hace tiempo!

Me voy corriendo, agarro mi mochila que está con Daniel y Chapi.

—¿Que pasó __? — pregunta Chapi.
—Me han expulsado, no hagáis preguntas. Adiós.

Me pongo la mochila y me dirijo a la puerta del recinto, miro a Alex que rápidamente levanta la cabeza y me mira muy preocupado. Vuelvo la vista al frente y ya me voy.

Al llegar a mi casa, dejo la mochila en mi habitación, soltándola con mucho enfado. Me voy al salón con el móvil en la mano y me siento en el sofá. Siento como mí enfado va cada vez a más y de repente me levanto y le pegó un puñetazo a la pared, haciéndome muchísimo daño en la mano. Grito del dolor, muevo la mano levemente y noto como me duele mucho. Voy al baño que hay tengo vendas y me las pongo.

Vuelvo al salón y me siento en el sofá. Suspiro con mucho enfado y me echo para atrás, apoyándome en él.

                           Continuará.

Una amistad complicada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora