Al levantar la mirada, Kakyoin y yo nos topamos cara a cara con Miyamura, que nos observaba con una curiosa expresión en el rostro.
- ¿Interrumpo algo? - Preguntó, con una maliciosa sonrisa. Kakyoin se alejó de mí en un movimiento brusco.
- Para nada Naoko... Esto, ¿Qué haces... Qué haces aquí? - Preguntó el chico, mientras se ponía en pie. Yo le imité.
- Podría preguntarle lo mismo, Señor delegado - Dijo ella. Me reí.
- Razón no le falta, Kakyoin - Dije - ¿Qué haces aquí arriba? Sabes perfectamente que está prohibido a los alumnos subir a la azotea -
- ¿Te quieres callar, Jotaro? No mejoras la situación, ¿sabes? - Me dijo, clavándome esa mirada lavanda. Se giró bruscamente hacia Miyamura - Naoko, por favor no se lo cuentes a nadie, confío en tí como compañera de clase y como arquera - Dijo
- ¡Por favor Naoko! - Imité al delegado, en un tono burlón - ¡No arruines mi preciosa reputación! - Dije.
Miyamura soltó una carcajada.
- Jotaro no tienes ninguna gracia - Dijo Kakyoin, destrozándome con la mirada.
- Tiene razón, Kujo - Habló entonces la chica - Te estás ganando otro puñetazo en la barriga - Rió. Kakyoin también soltó alguna que otra risita - ¿No querrás acabar otra vez en la enfermería? -
- Ja ja, chicos, muy graciosos - Dije, en un tono extremadamente sarcástico. - Me parto con vosotros -
Miyamura ignoró mis palabras y se acercó a Kakyoin.
- No tienes nada de qué preocuparte, Kak, yo mantendré tu pequeño secreto - Dijo, sonriendo. La noté entonces detenerse observando a Kakyoin - Bonitos pendientes, delegado - Dijo.
¿Pendientes? Pensé yo, mientras me acercaba a Kakyoin ¿Qué pendientes...
- Os dejo haciendo lo que sea que estuvierais haciendo - Sentenció entonces Miyamura, mientras se dirigía al portón de la azotea.
- ¡No pienses nada raro, Naoko, solo... - Comenzó Kakyoin, mientras la chica se alejaba
- ¡No es de mi incumbencia, delegado! - Dijo ella, en un tono tranquilo, mientras cerraba la puerta tras sus espaldas.
- ¿Que no piense nada raro? - Dije yo, mirando a Kakyoin - ¿Qué sugieres que pensaría, Kak? - Traté de provocarlo. El chico bufó.
- ¿Por qué me llamas así? - Preguntó, volviendo a sentarse junto a sus instrumentos de dibujo.
- Espera - Dije yo, fingiendo estar extremadamente ofendido - ¿Ella puede y yo no? - Pregunté, expectante.
Kakyoin me miró, sonriendo maliciosamente.
- ¿Qué tiene eso? - Preguntó.
- ¡¿Que qué tiene?! - Bramé - ¡Eres un desconsiderado, Kak! - Dije.
- Qué pesado eres a veces - Me respondió, entre risas.
- En efecto, llevas pendientes - Exclamé, sorprendido.
- Cambiando de tema, ¿eh? ¿Ya te has cansado de compararte con Naoko? - Dijo.
- ¿Qué son? ¿Bolas rojas? - Pregunté, ignorándole por completo. Él me siguió el rollo.
- Son cerezas, palurdo - Me respondió. Yo acerqué mi mano para acariciar los objetos colgantes.
- Son bonitas... - Dije, embelesado por el brillo de las pequeñas esferas.
- Gracias... Supongo - Dijo Kakyoin.
- ¿Por qué no te las he visto hasta ahora? - Indagué.
- Por que estás ciego - Me respondió.
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𝑨𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒂 𝒍𝒂𝒗𝒂𝒏𝒅𝒂 ~ [𝙹𝚘𝚝𝚊𝚔𝚊𝚔]
Romans⭐Jotaro ha vivido toda su vida en la gran ciudad, y no está en sus planes cambiar de ambiente. ⭐Todo cambia cuando su madre decide irse a vivir a un pueblo totalmente alejado de las metrópolis ,para descansar del bullicio y las grandes masas de gent...