Capítulo 23: [Ojos que no ven, corazón que no siente]

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⚠️ Recordatorio ⚠️ esto: °•°•°•°•°•°•°•°•°•°•° significa que narra Kakyoin, no vayáis a confundirlo con esto:    *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-  que es un cambio de escena. Lo recuerdo por si alguien se ha olvidado JKAJAJAJ.
Ahora sí, dentro capítulo:

°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

Me desperté lentamente. No me dio tiempo a abrir los ojos antes de que empezará a dolerme la cabeza. Sentía como si alguien me aporreara con un martillo en la parte delantera de la frente.

¿Qué hora era? ¿Cómo había llegado a mi cama? ¿Qué había pasado ayer? Mi mente estaba borrosa y aturdida.

Me erguí sobre mi cama y observé el sol relucir a través de la ventana. Tenía que ser mediodía. Me dispuse a apartarme las mantas de encima cuando noté que había algo arrugado entre mi ropa y las sábanas. Lo saqué con cuidado. Era un enorme chubasquero cubierto de pelo en la parte interior. Al verlo, finalmente comencé a recordar cachos de lo que había ocurrido el día anterior.

No lo veía claro, pero algunas imágenes comenzaban a formarse. Estaba andando al lado de la carretera con una botella en la mano. Estaba en la cabina... Alguien encima mía... Me recoge y me lleva, me posa en mi cama y... ¿Me cuida? ¿Quién es? La imagen se hace clara.

Jotaro

Me dije, y noté como comenzaba a ruborizarme, recordando todo lo que tuvo que hacer por mí el día anterior. De pronto un miedo me invadió. No sabía exactamente lo que había hecho, lo mucho o poco que la había liado.

- Joder... - Dije, agarrándome el pelo con las manos de manera frenética - Dios... -

Noté como comenzaban a mojárseme los ojos y a temblarme la barbilla.

- ¿Qué coño he hecho? -

Recordé el momento exacto en el que bajé de la colina, y entré en la casa.

- Soy un egoísta... - Me susurré, notando como las lágrimas me rozaban los pómulos.

Estuve llorando por un buen rato, pataleando como un niño pequeño, sobre mi cama. Después de eso decidí darme un baño caliente para relajarme. En la bañera, estuve reflexionando sobre lo que tenía que hacer, y llegué a la conclusión de que tenía que ir a disculparme cuanto antes. Así que me armé de valor y salí del baño.

No sabía exactamente qué iba a decir, y no sabía siquiera si Jotaro quería verme... Pero debía arreglar esto como fuera. Me acicalé, me peiné, y me puse mi uniforme recién planchado, listo para bajar las calles hacia la residencia de los Kujo. Agarré el chubasquero, que había lavado y secado en la chimenea y emprendí mi camino.

Podía divisar la casa al fondo de la calle, y comencé acelerar, pero me detuve en seco al divisar un furgón negro frente a la enrome casa. No me explicaba que hacía allí ese coche, nunca lo había visto.

De pronto, un joven con un peinado bastante peculiar bajó del coche, andó hasta la puerta de la casa y llamó. Me quedé tras un muro, observando en la lejanía, como si de un espía ruso me tratara. La puerta se abrió de sopetón y pude ver cómo Jotaro se abalanzaba a los brazos del chico.

Sentí cómo se me enfriaba el pecho rápidamente, como si un viento gélido acabara de pasar rozándome las entrañas.

¿Quién es ese chico? Me pregunté

No me suena haberlo visto nunca...

¿Por qué se lleva tan bien con Jotaro?

Reflexionaba

De hecho... Creo que nunca he visto a Jotaro abrazar así a nadie...

Con este sentimiento corrosivo en la mente me dirige de nuevo a mi casa.

𝑨𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒂 𝒍𝒂𝒗𝒂𝒏𝒅𝒂 ~ [𝙹𝚘𝚝𝚊𝚔𝚊𝚔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora