Capítulo 48 - DANTE

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Flavia esperó escuchar cerrar la puerta del cuarto de Miranda para volver a dirigirse a Javiera.

— ¿En verdad lo sabías?

— Esa vez cuando me abrazo afuera de su casa, me lo dijo.

— ¿Mi hijo te abrazó?.— preguntó Damián.—¿A ti?.— y no fue difícil sentir el tono despectivo hacía la teniente.

Javiera giró para verlo directo a la cara.

— Sí, su hijo me abrazó el día que le coincidió el divorcio a Flavia .— y volteó a ver los ojos color verde de su prometida.— Y fue también cuando me pidió que no te lo dijera, que no quería que te preocuparas.

— No te creo.— respondió el hombre.

— No se trata de que me crea o no, es la verdad. — dijo Javiera  que empezaba a irritarse con la forma de expresarse del papá de Dante.

Flavia escuchaba la conversación entre la morena y el hombre, pero eso no importaba tanto como la información que acababa de recibir y ahora procesaba.

Dante estaba otra vez enfermo, metástasis a dos órganos, ¿Cómo es posible que no se haya dado cuenta? ¿acaso no habrá seguido yendo a sus revisiones?

Su amigo se había comportado como el Dante que conocía de toda la vida aquella tarde cuando fue la última vez que se vieron, el que no coincidía con el prepotente de su padre. Siempre sospecho que en el fondo la cortesía que Damián tenía hacia ella fue por el cariño de Dante, pero de la misma manera conocía las mil y una veces que el señor se negó a convivir con Miranda .

Ahora venía aquí pidiéndole que llevará a Miranda al hospital porque Dante  no dejaba de contar sus anécdotas con la pequeña en los pocos momentos que estaba consciente, llevaba una semana internado con suministro de medicamentos.

El cariño de Dante a su hija, muy apesar de la forma en que se había referido a ella la vez que la pelirroja le pidió el divorcio, se sentía palpable. Y lo más importante, era que su hija lo sentía así y ella, un alma pura que recibía el amor de todos y daba lo mismo o incluso un poco más a la gente que tanto la quería, lo extrañaba.

Dante era especial para Miranda  y ahora sabía bien que tendría que responder las preguntas de preocupación de su pequeña.

— ¿Pero por qué no me dijo nada? —preguntó Flavia interrumpiendo la discusión entre Javiera  y Damián.

— Porque no quería que te preocuparas Flavia. — dijo la ojiverde.

— No hables en nombre de mi hijo.

— Mire señor.— dijo la morena que se le estaba acabando la paciencia.— Usted no puede venir a mi casa y comportarse de esa manera, nosotras no le hemos mostrado otra cosa que no sea respeto.

— Javiera calla...— dijo Flavia .

— Además viene aquí exigiéndole cosas a Flavia y echando a perder el cumpleaños de NUESTRA HIJA.

— Javiera ...— repitió la pelirroja tocando el brazo de Javiera .

La teniente volteó a verla, los ojosde ella pedían que intentara controlarse.

Hubo un momento de silencio completamente incómodo.

Damián dio un paso atrás y presionó el botón del elevador.

— Dante no sabe que vine. — el verde profundo y el color verde lo observaban con atención. — Pero me dijeron que no nos queda mucho tiempo y a pesar de todo.— el elevador se abrió.— Ustedes dos siempre han sido su vida.— dijo refiriéndose a la pelirroja  y a su hija, entró al ascensor y Flavia  rápidamente fue tras de él.

La teniente [ Flaviera]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora