D O S

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M A X I M A   V E L O C I D A D.

E M M A.

El viento me pega en la cara y no puedo evitar sentir una inmensa tranquilidad. Todo se ve precioso y los pájaros vuelan libremente en el aire.

El sol está en su punto y no siento calor, solo me siento muy bien aquí. A lo lejos puedo ver la cabaña en la que nos quedamos mi familia y yo un verano. Algo se enciende dentro de mi en ese momento.

El césped toca mis pies descalzos y miro hacia abajo. Llevo puesto un vestido blanco de ceda y el cabello largo va suelto llegando hasta abajo de la cadera.

Comienzo a caminar hacia la cabaña, a la cual me siento atraída por alguna razón. Por la chimenea sale humo, lo cual me indica que están horneando algo.

Mientras me acerco no puedo evitar sentir una inmensa tranquilidad y demásiado paz en mi interior. Todo se siente bien aquí y nada duele. Me empiezo a desesperar ya que la cabaña está a un kilómetro de distancia, quizá.

Corro mientras el viento me pega en la cara y las aves cantan. No me detengo en ningún momento hasta llegar, todo lo que quiero es entrar ahí, y no se porque.

La puerta está abierta y.. mierda, una adolescente rubia está de espaldas con un vestido igual al mío, «¿Es ella?»

Retrocedo un paso por lo impactada que estoy y entonces una señora de unos 50 años aparece, tiene mi mismo cabello y los ojos de mi padre, «¡Es mi abuela!»

–¿Emma?—dice confundida.

La chica rubia se voltea y entonces sus ojos verdes impactan con los míos. Si, es ella y está frente a mi. Esta frente a mi ahora, ¡Joder, lo está!

—¡Emma!— dice mi hermana menor, emocionada.

No espero más y corro a abrazarla. La aprieto contra mi con fuerza, no quiero soltarla nunca más. Se ve como la edad que tiene que tener, es una adolescente de 17. ¿Es real? Cuando ella me dejó tenía 12. Igual de todas formas se ve muy hermosa. Cómo siempre lo fue.

—¿Cómo es posible?— pregunto, confundida.

Mi abuela nos abraza por detrás y las tres nos fundimos en ese abrazo por minutos, hasta que puedo ver el cabello castaño y los ojos verdes de mi padre.

—¡Papá!—chillo, con el corazón al mil por hora. Esto es una locura.

Suelto a mi hermana y mi abuela para ir a abrazarlo. El me carga como cuando era niña y yo suelto a reír. Me siento plenamente feliz, pero una parte de mi no se lo cree y no quiere que esto termine.

—Estas demasiado grande, amor— ríe junto a mi.

Me siento inmensamente feliz, jamás lo había sido desde que no estoy con ellos. Quiero quedarme aquí para siempre. Son todo lo que necesito, mientras los tenga a ellos no me importa nada más.

—Los extrañe demásiado— las lágrimas me llenan los ojos.

—Estas muy grande, eres todo una adulta— dice mi abuela a mi espalda.

Papá me baja y Chloe viene a abrazarme con fuerza de nuevo. No la quiero soltar y ella tampoco a mi. Se que siente lo mismo que yo, y es que nos amamos demasiado.

—¿Sandy te hace buena compañía?—pregunta contra mi oído.

—¿Que?

—Sandy —repite—. ¿Es buena compañía?

Bajo Un Eclipse Lunar #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora