T R E I N T A Y C I N C O

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M E M O R I A S

M I A

Esa noche me quedé dormida llorando. Cuando desperté en la mañana el agua había subido casi un metro y estaba totalmente empapada.

Me levanté, salí del agua y me quite la ropa. Estaba sola, no me tenía que preocupar por nada.

Una vez mi ropa estaba seca, busque comida o algo que me ayudará a sobrevivir. Por suerte pude tomar agua porque no era salada, bueno, realmente no sé si aquí sea como en la tierra.

Mientras busco comida no puedo evitar pensar en como es esto posible, y, así como entraron, debe de haber una salida, ¿No? No planeo pasar un año aquí sola. Para ellos talvez lo que llevo aquí han sido solo segundos, pero para mí fue una noche fria y muy solitaria.

Extraño a mi hermano y a mi mamá, a mis amigos... Bueno, incluso extraño la jodida universidad, y eso es bastante raro, porque la odiaba. Mas bien, extraño toda mi vida, y eso que aún llevo muy poco aquí. No quiero envejecer y morir sola sin que ninguno de ellos me encuentre, solo... Solo quiero largarme.

Encuentro algunas frutas y pruebo la primera, sabe deliciosa y entonces, como una completa loca comienzo a tomar una que se vuelven un montón, hasta que mi estómago se llena y me siento en el piso a procesar lo llena que estoy. Siento que voy a explotar.

Después de una hora regreso al río y me siento en la orilla, tomo otro poco de agua y luego me quedo reflexionando acerca de cada una de las malditas cosas que he hecho. No he sido una muy buena persona que digamos, pero nadie merece una soledad tan deprimente. Me gustaba estar sola por unos momentos, pero siempre he odiado sentirme sola, y ahora me siento así.

Sigo pensando en como es posible que esté aquí, pero no encuentro respuestas. Creía que los vampiros y los lobos era lo máximo a lo que estaba destinada a ver en mi vida, pero ahora creo que me encuentro sola en otro planeta que no conozco. Podría estar a años luz de ellos, o talvez a un simple salto.

Me pongo a llorar, nuevamente. Jamás había sido muy sentimental, de hecho, acostumbraba a ser esa típica niña popular que se burlaba de las que lloraban en clase, si, pero eso cambio. Deje de ser así, y ahora que lo pienso, me odio por ello. Me caigo mal a mi misma de solo pensar las estupideces que cometí, aún siendo ya una adulta, pero solo en edad. Me di cuenta que tú edad no define si era un adulto o no, lo define tu madurez. Y en ese aspecto, aún era una niña.

La vida no me preparo para esto, de hecho, a ningún humano. Un simple día te levantas de cama y te quedas divagando, investigas en la web y sacas algunos libros de la biblioteca escolar, pasas horas observando el comportamiento de tus "amigos", y luego descubres que son otra cosa muy diferente a la que tú creías. Seres que pensabas eran solo leyendas.

Es cierto que aún me siento culpable por no mencionarle nada a Emma, y ahora tengo miedo de que si algún día regreso, ella ya no esté y todo lo que quede sea una lápida con su nombre. Se que yo no soy la salvación, pero necesitaba decirles lo que se, talvez eso les ayude de alguna manera. El problema es que no puedo salir de aquí.

Me quedo ese día en la misma situación, y también amanezco en la misma. La mínima esperanza que tengo de salir de aquí me hace levantarme y comenzar a caminar por horas, pero sin alejarme de la orilla agua, solo dejo que me guíe.

Pasan algunas horas y lo que me encuentro casi al atardecer me deja helada, pues hay una casa, una cabaña, y no me detengo mucho, simplemente corro hasta que entró.

—¿Hay alguien aquí? —pregunto fuerte  mientras sigo caminando.

Recorro cada uno de los cuartos, que de hecho son tres, están casi vacíos, con muy pocas cosas, y no encuentro algún humano dentro de ellos. Así, salgo y la esperanza de que tenía se esfuma, me vuelvo a sentir ahogada y malditamente sola. Solo quería tener a alguien, sin importar quien fuera.

Bajo Un Eclipse Lunar #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora