D I E C I S I E T E

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2 1 R A Z O N E S.

E M M A

No siento nada diferente, solo los efectos de la resaca, y de hecho son poco perceptibles ya que me siento muy bien, lo cual me resulta extraño. El dolor de cabeza es muy poco y no hay nada más. Es raro, si, porque normalmente me da una horrible resaca, la cual odio con mi vida.

Todos los años anteriores a este los pasé sola en mi habitación, tirada en el piso llorando hasta no poder respirar, pero como es ovbio este ya es diferente y eso para mí es un gran logro. No tengo que soportar el dolor, y creo que talvez puede ser porque no estoy sola en casa, estoy con mis amigos.

Si papá, creo que tengo amigos. Es emocionante y raro. Incluso da miedo.

Miró a mi alrededor, lo primero que capto es el hermoso amanecer que me regala la costa Amalfi. Es sol está en un punto perfecto, donde el calor no lástima pero tampoco hay frío. Los rayos del sol entran por las grandes paredes de cristal y además de eso me dejan ver el mar, lo cual es un completo regalo para mis ojos, y es una imagen que me gustaría recordar por un largo tiempo, porque vale la pena hacerlo.

Muevo mi brazo y lo primero que siento me asusta, haciendo que pague un grito. Miró a mi derecha y veo a Mia que acaba de abrir los ojos por el sonido que acabo de soltar. Esta totalmente despeinada y tiene todo el maquillaje corrido.

—¿Qué te pasa Emma? —se queja— ¿No ves que estoy durmiendo? Es de mala educación.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto confundida.

—Si te soy sincera ni yo lo sé.

Muevo mi brazo izquierdo mientras la sigo mirando y entonces siento algo, enseguida me asusto y ya que Mía estaba casi en la orilla de la cama se cae y yo veo a Cassie que duerme tranquilamente, bueno, dormía, porque ahora se despertó y se ríe a carcajadas de la rubia que se agarra la cabeza por el dolor de haberse pegado.

—Dejen de reírse —nos mira mal—. Si me ha dolido. Vaya amiga, Emma.

—Lo siento, me asuste porque sentí su cabello.

La puerta de mi habitación se abre y enseguida entra Chris junto a Nate a toda velocidad, nos callamos enseguida y ninguno dice nada, solo nos miramos de una manera que resulta muy graciosa.

—¿Todo bien? —pregunta Chris— Escuchamos dos gritos. El primero no pensamos que fuera importante.

—Chris, existe una puerta —le regaña Mía—. Pudimos estar desnudas.

—Por suerte no lo estaban —habla Nate—. Por cierto, ¿Durmieron juntas?

—Al parecer si —contesto—. Nisiquiera recuerdo cuando llegamos.

—Nosotros tampoco.

—¿Ni Aysel? —le pregunta su hermana.

—No, ni el.

—Eso quiere decir que han bebido mucho —deduzco.

—Pues si —habla Chris.

—Salgan ya de aquí —los corre la rubia—. Me veo fatal.

Ellos obedecen al instante. Aprovecho para hablar cuando están afuera.

—Por la mirada de Nate, yo creo que para el te veías muy bien —la molestó.

—¡Joder, si me veo fatal! —se pasa las manos por la cara—. Me daré una ducha en tu baño.

—Vale, bajare por algo de comer. Tengo hambre. Cassie, ¿Vienes? —la miró y veo que ya se volvió a quedar dormida. Volteo los ojos, divertida y Mía se fue un poco.

Bajo Un Eclipse Lunar #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora