V E I N T I U N O

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THE WAY I LOVED YOU.

E M M A

Abro los ojos y me doy cuenta de que Make está completamente dormido en una posición super divertida, me causa risa y sin hacer mucho ruido me levanto de la cama. Miró la hora y veo que es la una de la tarde, tengo mensajes de Max pero los ignoro.

Mi estómago pide comida así que bajo a la cocina y me encuentro con Sara cocinando.

—Buenas tardes, Emma —me saluda y solo asiento.

Me voy a la alacena por el cereal y tomo un plato, junto a la leche.

—¿No te apetece algo más adecuado para la hora?

—¿Tiene algo de malo el cereal? Me lo comeré yo.

—No, no tiene nada de malo es solo que... Hise Spaghetti.

—Qué lo disfrutes.

Suspira profundamente y me apresuró a servirme lo que comeré. Cuando tengo todo listo me pongo a ver mi móvil mientras como, y me molesta cuando ella se sienta frente a mi a comer igual.

—Emma, necesitamos hablar, no podemos estar así toda la vida.

—¿No? A mí me vendría genial.

—No me parece justo que te vayas por semanas y no me digas nada.

—Solo fueron dos, no exageres.

—Si, pero soy tu madre y nisiquera sabía donde estabas. Me preocupas y tuve que enviarle un mensaje a la madre de Mia, yo...

—¿No te quedó claro lo de la otra noche? Hablaba muy enserio.

—Pero no quiero que me tengas miedo —sus ojos se comienzan a cristalizar—. Emma, solo quiero arreglar todo y que no me tengas miedo. Yo de verdad lo siento, me arrepiento como no te haces la idea. Solo quiero recuperar a mi hija. Perdoname, no me tengas miedo.

Bajo la mirada y suspiro, ella jamás lo va a entender.

—Ese es el problema, Sara —la miro a los ojos —. No quiero perdonarte, y no se cómo dejarte de tener miedo.

Me levanto del banco sin decir mi una palabra más y dejo el plato de cereal ahí en la mesa. Saliendo de la cocina choco contra el moreno que acaba de bajar las escaleras.

—Lo siento, no te vi —soy sincera.

—No te preocupes, yo ya me iba.

—¿Estás seguro?

—Si, nos vemos después, Emmi —me sonríe—. Buenas tardes —le dice a Sara y se va. Lo veo salir de la casa.

—¿Es tu novio? ¿Por qué no me dijiste que lo traerías a casa? —pregunta la rubia a lo espalda.

—No te interesa, pero no es mi novio.

Se levanta de su asiento.

—Bien, intente que me perdonarás pero tú no quieres, así que actuaré normal. No quiero que nadie entre a la casa sin mi consentimiento.

—¿Qué? ¿De qué hablas? No puedes hacer esto.

—Es mi casa y puedo hacerlo.

—Es de mi padre.

—De ambos, pero solo yo estoy aquí. Al final del día soy tu madre, Emma, y nada cambiará eso, ¿Ok? Si no lo quieres aceptar, lo respetaré de ahora en adelante.

—No puedes hacer esto. No tienes que saber todo el maldito tiempo a quien yo traigo o no a casa. Solo son amigos.

—Vale, pues me alegro de que hagas amigos, pero ya te dije lo que pienso.

Bajo Un Eclipse Lunar #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora