CAPÍTULO TREINTA Y TRES (Punto de vista del narrador)

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Lodovica no supo si aquello era una broma o qué. Y si lo era, era de mal gusto.

Imposible. Aquello era imposible.

-¿¡Por qué no se pudren!?- le gritó al aire. No era ninguna broma.

Ruggero apareció al rescate instantaneamente. Y leyó la nota. Y desapareció de nuevo.

-¿Qué han hecho qué?- exclamó Diego con frustración- ¡Estúpidos,insensatos! ¡No capacitados! ¡SUICIDAS!

-Cálmate. Saben lo que hay que hacer.

-¡Matarlos!

-¡No! ¡Ir a por ellos!

-¿Qué clase de persona se lleva su ropa para morir? -fue lo único que Facundo murmuró.

-¿A qué te refieres? -exigió Mercedes.

-Es decir,¿cómo no sabemos que se fugaron?

-Sí - exclamó Ruggero sarcásticamente -, el Metal sólo los acogió para que no la pasasen mal.

-Ya ,ya. Sólo...fue extraño. No importa.

Mercedes se retiró a su oficina. Malditos niños suicidas. ¿Acaso gustaban de verlos sufrir? No lo sabía. Sólo podía hacer una cosa.

-¿Janette? Hola. Soy Mercedes. Necesito tu ayuda.

-¿Mercedes? Vaya. Hola. Dime,querida.

-Es Anabelle. Ella...dos de mis agentes se fugaron hacia el Metal,y son Martina Stoessel y Jorge Blanco.

Silencio. -¿Jorge Blanco como Jorge Guereña y Martina Stoessel como Martina Muzlera? -la voz de Janette sonó herida. Mercedes sabia que estaba pensando en su hija Marissa... o Martina.

-Sí. Marissa Muzlera. Tu hija,Janette.

Otro silencio. -Bien. Haré lo que pueda.

Antes de que Mercedes pudiese agradecerle Janette Jackson colgó.

Janette supo que su hija estaba con el Metal en estos instantes,queriendo llegar a Francisco,su hermanastro.

Janette se seco las lágrimas y alzo el teléfono. Le marcó a Anabelle y aguardó.

-¿Diga?

-Tienes prohibido hacerle daño,maldita perra.
Y colgó.

THE SPY | Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora