18. No estás sola.

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18| No estás sola.

Pedri.

No hay recuerdo en donde Dana no esté, desde pequeño hemos estados muy unidos. Según nuestros padres, crecimos como hermanos. Y si, así fue, crecimos juntos viendo lo bueno y lo malo del otro. Hemos hecho prácticamente todo juntos.

Pasábamos tanto tiempo juntos que no nos dábamos cuentas que hacíamos lo mismo; Tener los mismos pensamientos, terminar la oración del otro - que todavía lo solíamos hacer-, encontrarnos vestidos con el mismo color de ropa, tener de favoritos los mismos chuches.

Recuerdo qué la primera vez que patee un balón fue directo en la cabeza a Dana, se había enfadado muchísimo, que me tiró su libro favorito por la cabeza. Lo recuerdo tan bien que me saca una sonrisa cada vez que pasa por mí mente.  

Era mí mejor amiga, y supe que eso cambiaría cuando empecé a verla con otros ojos. Cuando me empece a fijar realmente en ella, en su cabello pelirrojo, es sus pecas, en sus ojos verdes que tanto me gustaban, pero lo que más me gustaba era... Que era ella y su forma de ser. 

Siempre estuvo para mí en todo y nunca me he dado cuenta de lo valiosos que es tener a una persona así. Creo que es eso lo que me enamoró, o me gusto, de ella. Te dice las cosas de frente aunque no te guste, te demuestra que es lo bueno y lo malo para ti. Siempre ayudaba a personas que no lo merecían.

Por eso ahora me encontraba frente la puerta de su habitación. Después de que se marchara en plena noche, no pude quedarme de brazos cruzados en Barcelona.

Ella necesitaba a alguien ahora más que nunca.

Suelto un leve suspiró antes de dar unos golpecitos en la puerta. Eran las cuatro de la mañana y temia en despertarla pero conociendola sabía que estaría dando vueltas en la cama tratando de reconciliar el sueño.

- ¡Déjame sola papá!.

La escucho grita atrás vez de la puerta. Vuelvo a tocar la puerta antes agarrar el picaporte y abrirla.

- Bueno, no me molestaría que me llamaras así, la verdad. - trato de bromear, asomando mí cabeza por la puerta. El lugar estaba algo oscuro pero al darse cuenta de mí presencia, prende la luz de la mesita de noche, dándole al lugar un tono cálido.

Se incorpora, mirándome confundida. Tenía los ojos casados y su moño desarmado que hacían que algunos mechones caigan sobre su rostro.

- ¿Que haces aquí?.

- Te he traído pastelitos y café - le explicó, mientras me siento en el borde de la cama con las bolas de comida. - No había de tus favoritas pero te traje de chocolate con...

- Pedro. - me corta, la miro y me contempla unos instantes - No tiene que estás aquí, mañana tiene entrenamiento y te lo perderás por mí culpa ¿Y si te dicen algo?.

- Ya, tranquila. - dejo las bolas sobre la mesita, y me recuesto a su lado, apoyando mí espalda en el cabecero. Acerco mi mano a su rostro para corre el mechón que tenía sobre su frente. - Ya he hablado y les dije que faltaría por un asunto familiar, en serio.

- Pero yo no soy tu familia.

- Claro que lo eres - arrugó el ceño -. Eres parte de mí y de mí vida. Siempre lo has sido, Dana - le aseguro.

Love Story. Pedri González ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora