Capitulo 15. Añejo

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♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡ Notas del autor ♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

 ¡Hola a todos! :3 Quiero agradecerles por su lectura y por cada uno de sus comentarios. Si los leo, pero se me hace complicado contestarlos todos ja ja Espero que lo que están por leer, sea de su agrado. 

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El rubio peinaba su extensa y maltratada cabellera, sin ninguna clase de consideración para con su sensible cuero cabelludo. Jalaba con fuerza, casi con odio cada vez que pasaba el cepillo, como desquitándose con el mismo cada cosa que lo perturbaba, cada pensamiento que le impedía salir de aquel concepto de vida en que todo el vasto mundo lo veía como un trapo, al que usaban hasta que al punto de quedar completamente mugroso, arrojar al basurero... su grado de autoestima lo guiaba a ser la victima eterna.


Su belleza era un martirio, una maldición terrible... deseaba para sus adentros ser menos agraciado, de ser así al menos las personas estarían con él por otro motivo que su aspecto físico... pero no, el Dios todo poderoso le había dotado con unos bellísimos ojos azules, un dorado cabello y un cuerpo de infarto. Bendición para muchos y desgracia para él.


"Mis amigos o más bien, todo el que me rodea me llama Deidara. Mencionar mi apellido me hace recordar de donde vengo y eso es una porquería que prefiero olvidar".


La habitación pequeña, decorada de una forma muy deprimente. El papel tapiz color verde opaco, que envolvía tristemente las paredes se estaba separando de la misma. Los muebles no eran muy nuevos, eran más bien viejos y casi inservibles, podía sentir los resortes de su cama y sillones, las perforaciones constantes y rasguños provocados por accidente por los mismos, ya no le interesaban al joven como antes. Un armario antiguo y tosco, guardaba con recelo su esplendoroso y moderno guardarropa. Su apariencia física se había convertido en su obsesión, pasaba horas y horas viéndose en el espejo, peinando el largo cabello rubio, analizando los ojos azules, perdiendo su propia imagen revertida.


En tiempos pasados, el mencionar el simple uso del maquillaje lo llevaba a luchar contra si mismo. Se vio inmerso en constantes batallas en las que supuestamente perdería su hombría si accedía a la utilización dichos productos. Luego se percató de que de nada le había servido a su padre darle tantas charlas de cómo debía de ser un hombre. Deidara, sin tomarle mucha importancia, admitía que se maquillaba más que su madre, mujer que siempre fue tildada de vil fufurufa, y que además su gusto por la moda era más estilizado que el de muchos artistas del país.


"Mis padres fueron unos bastardos que me dieron la espalda cuando les confesé que era homosexual, para nada sirvió todos los años que me pasé estudiando para ellos economía en Europa. Quería verlos felices de hacer lo que ellos consideraban como correcto. Nada de eso les importó cuando me desheredaron y se olvidaron de mi patética existencia."


Dio un rápido vistazo a la carpeta que se hallaba en la mesa, en donde tenía sus artículos personales, extrañamente ésta era nueva, el espejo que se unía a ella era una de sus posesiones más preciadas, ya que sin importar su comportamiento o su modo de pensar, el reflejo en el espejo se mantenía en silencio, pero en un silencio que él mismo podía manipular, sin la existencia de la mirada inexpresiva y del humo del tabaco.

OB-SE-SIÓN (Itasasu fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora