Capitulo 9. Favoritismo

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El sol despertaba de su oscuro y solitario silencio, mostraba al mundo la parte cálida del vivir, una razón agradable y buena de mantenerse en pie. Los rayos se colaban por entre las rendijas de las puertas y ventanas, cada una de las personas que se levantaban con él se hallaban listas para comenzar sus respectivas rutinas. Como cada mañana, la mujer que se asomaba por el balcón de junto mantenía entre sus pequeñas y bellas manos una taza de café recién colado, el aroma que desprendía mantenía su olfato en funcionamiento, al igual que su panorámica visión de todo el lugar. Hermoso amanecer, un paisaje claro y fresco.

Por otro lado, un perro de color café se estiraba y bostezaba plácidamente, despertaba al igual que los demás habitantes de la región, preparado para iniciar su jornada perruna. Al ver que un gato negro de pecho blanco se arrastraba con sutileza por encima del tejado de los Uchihas, su vista se clavó en el felino, hipnotizado por sus movimientos, por su presencia... el can dio muestras claras de sus intenciones para con el minino, rápidamente comenzó a dar saltos, de vez en cuando quedando en dos patas imitando a un humano, levantando el hocico como intentando llegar hasta el extraño gato. Pero el gato se hallaba seguro, examinaba su situación desde el tejado, sus finos bigotes se movían con el viento, sus ojos se enfocaban en aquel ser que intentaba atraparlo... que estaba obsesionado con su presencia... lentamente empezó a caminar entre el techo, manteniendo su paso firme y seguro, sabiendo que nada le sucedería al ser demasiado lejana su ubicación para el amenazador perro.

Kurochan finalmente llegó a su destino, sus pequeñas patas lo llevaron a recorrer cada rincón de la casa en busca del preciado alimento matutino al que los humanos llamaban desayuno, luego de varias vueltas se cansó de aquello. Finalmente su instinto animal lo llevó a buscar a sus dueños, aquellos seres extraños que ahora se encargaban de su cuidado. Su mirada felina buscaba a un pequeño niño de cabellos azules, con un aura angelical capaz de irradiar calidez con su presencia. Sin embargo, y a pesar de los malos tratos, también buscaba al mayor, alguien frío, serio y que desprendía cierta negatividad con su presencia. Y es que al ser un animal su grado de percepción superaba al de los simples humanos. Sus reducidas patitas lo llevaban a marcar breves pasos, los toques que sus almohadillas daban al suelo eran tan breves como silenciosos.

- ¡Miau! – maullaba el hambriento minino deteniendo su caminar.

- Shiiiuu – el pelinegro lo empujaba con su pie a un lado, tenía entre sus manos una bandeja con comida - ¡fuera de aquí!

El pequeño Kurochan se relamía luego de haberse apartado, más por costumbre que por el aroma que desprendían los alimentos de la charola.

- Hermano... - un ruborizado Sasuke se hallaba despertando de su sueño, parpadeaba seguidamente, aún victima del cansancio.

- Buenos días, Sasuke.

- Buenos... días.

Al percatarse de su propio olvido de la cortesía, Sasuke desvió la mirada, inmediatamente intentó sentarse en la cama, pero un agudo y fuerte dolor que corrió por toda su espina dorsal le hizo soltar un leve quejido y detenerse.

- Ten cuidado, recuerda que anoche perdiste tu virginidad – Itachi colocaba la bandeja con el desayuno frente al ahora muchacho.

- ... Gracias por la... comida – el Uchiha sonreía, su ternura continuaba intacta.

- Quiero que te lo comas todo ¿bien?

¿Sería posible? ¿Acaso Itachi Uchiha estaba sonriéndole? las pupilas azabaches se tambaleaban del asombro, las palabras se atoraron en su garganta al quedar preso ante tal imagen, una proyección hermosa para sus ojos, en aquel instante Sasuke veía el rostro de su hermano diferente... pero no sabía en que.

OB-SE-SIÓN (Itasasu fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora