Capitulo 23. Juegos.

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Hubo una niña muy linda y coqueta con unos encantos envidiables, con su simple presencia era capaz de desatar en mi una envidia devastadora... ella quizás pudo haberme gustado... es cierto... No sé cuando pasó... pero ocurrió hace mucho tiempo...

En aquel tiempo, la joven mente de Itachi estaba tan limpia, tan limpia que no conocía aún el placer carnal. Aún así, no vale la pena mentir, lo sospechaba, sospechaba que existía una forma de lograr la plenitud, o algo que era tan oculto que si escudriñaba un poco, podría llevarlo al éxtasis.

Nos remontamos a la época en que el mayor de los hermanos Uchiha era hijo único. Una época maravillosa, pero a la vez aterradora. Invadida de millares de horas en completa soledad y múltiples miradas expectantes de magnificencia. Tenía como diez años, un poco más un poco menos, realmente la edad carece de importancia. Era o trataba de parecer inocente y nada más.

La idea del mundo se remontaba a sólo lo que llegaba a sus pequeños oídos por parte de su venerado padre.

Si escuchaba de aquella recia boca que el mundo era un lugar fantástico e increíble en donde todos tus sueños se podían hacer realidad, lo creía fielmente. Por otro lado, si le insistía en que vivir era una bazofia, un engaño y un enorme castigo en el que tendría que transitar por un agonioso camino, como un esclavo así se limitaría.

- Ven Itachi – Llamaba su padre, con actitud seria. Apresurando el paso del menor.

Sin mencionar palabra alguno el niño obedecía, pues se le tenía prohibido hablar si no se le ordenase con anterioridad.

Fueron ese día, a visitar a uno de sus familiares. La hermosa mansión los instaba a permanecer observando su estructura, pero el decorado extranjero, anticuado y tétrico siempre llegaba a incomodar al menor.

- ¿No es precioso? Todo con un acabado del siglo XVIII, digno de la realeza – Exclamaba con orgullo el dueño de aquel lugar.

- Si que lo es – Afirmaba el padre del niño pelinegro como si supiera mucho del asunto, como exclamando con cada gesto: ¡Ah pero que maravilla! ¡Sencillamente fantástico!

- ¿Y el pequeño Itachi? – Se atrevió a preguntar con un poco de ansias.

Al darse cuenta de que el menor no estaba a su diestra, el hombre no pudo evitar fruncir el seño.

- Itachi. Itachi – Llamó.

- ¿Si padre?

El pequeño de cabellos negros acudió al llamado. Se asomaba tímidamente por la entrada, como escondiéndose. Al verlo aparecer, el otro de los hombres no ocultó su sonrisa.

- Acércate – Fue su orden.

Itachi se acercó lo suficiente para saludar a su tío. Aquel sujeto tan extraño, tan abrumador, blancuzco y estirado, con un aire sofisticado y a la vez raramente femenino. Agradecía al menos estar con su padre, lo utilizaría de escudo; se protegería de sus acosos ésta vez.

- Buen día tío Orochimaru – Hizo una pequeña reverencia, aprendida previamente en clases de cortesía.

- ¡Oh! Pero que caballero, je je – Ocultaba su risa detrás de su mano. Itachi sintió un miedo atroz.

Y ahí de nuevo. El sujeto se sintió levemente excitado, el niño vestía un traje negro, muy caro y elegante que lo hacía lucir como una mini representación de un adulto... ¡Ah! ¡Si tan sólo pudiera tenerlo en brazos, aspiraría esa aroma tan dulce que sólo son capaces de destilar las carnes jóvenes! Si tan sólo en esa habitación la existencia humana se remontara a dos personas: La de él y la del niño; de ser así lo más seguro fuera que se dejara llevar por la lujuria que muchas veces lo embargaba. Con sólo mirarle ahí, de pie, retornaban a las superficies éstas miles de angustiosas sensaciones.

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⏰ Última actualización: Aug 27 ⏰

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OB-SE-SIÓN (Itasasu fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora