La tensión se regocijaba de su preocupación, Shirin estaba inquieta, cuando buscaba las respuestas que de alguna manera siempre llegaban a ella, sentía que volvía a la casilla de inicio. Ioannis se sentó cómodamente, invitándolos a que hicieran lo mismo, parecía tener mucho de lo que hablar pues su porte relajado dejaba mucho que desear.
—No puedo llevarlos de vuelta al imperio, se ha alzado una pequeña revolución. Se dice que los nobles de las casas del sur han hablado, quejándose de lo ocurrido en la ceremonia. —Se encogió de hombros—. Han mezclado los sucesos y ahora creen firmemente que la ceremonia no se está llevando a cabo por egoísmo.
—Eso es inaudito, ellos vieron lo que realmente sucedió. —exclamó Shirin en un tono bajo—. Incluso esta misma noche nos han atacado, posiblemente esté todo relacionado.
—¿Dices que han vuelto a atacar? —preguntó Ioannis, incorporándose—. Escúchenme, nadie puede saber sobre lo que ocurrió en la ceremonia y lo que dices que haya ocurrido esta noche, si el pueblo llegase a saber que hay problemas de verdad entonces la revolución no será solamente por una falsa acusación.
Kaveh permaneció en silencio observándolos a ambos, analizando sus palabras con cautela. ¿Cuál sería la mejor opción para que Shirin no resultara perjudicada?
—Los atacantes son capaces de utilizar ilusiones, aunque no hacen daño y no son considerados una amenaza. —soltó Kaveh, paseándose alrededor de la mesa—. No se han mostrado ante el público, pero al atacarnos esta noche han dejado claro que pueden hacerlo en cualquier momento. ¿Lo entiendes, Ioannis?
—¿A qué quieres llegar?
—No tenemos tiempo, ellos parecen dar pasos por delante y si se precipitan podría estallar un levantamiento liderado por una rebelión.
—En ese caso, la única persona que podría apaciguar un mar revuelto sería Shirin.
La joven colocó las manos sobre la mesa para llamar la atención de ambos, estaba abrumada, la información se desbordaba.
—Es mejor no precipitarnos a algo que no está ocurriendo ahora mismo, hay un grupo de personas ahí fuera que pretenden algo, dudo mucho que nos hayan atacado para simplemente asustarnos. —Inhaló nerviosa—. Has dicho que tenías respuestas, ¿de qué se trata?
Al ser cuestionado Ioannis asintió.
—Las ilusiones, lo ocurrido en la ceremonia me dio mucho que pensar. —Se levantó, moviendo las manos al hablar—. Como sabes, los únicos que son capaces de hacerlas son los que nacieron en las naciones, pues son ilusiones en base a elementos que ya no existen. Entonces, ¿cómo es posible que alguien más pueda? Creo tener la respuesta, me tienen que acompañar.
Se dirigió hacia la puerta, como si decirlo no fuese suficiente, debía de demostrarlo. Shirin no estaba segura de si su nerviosismo nacía en base a la nueva información o a lo ocurrido minutos antes cuando estuvo junto a Kaveh.
Tuvieron que salir asegurándose de que nadie estuviera paseando por el mismo camino que ellos tomaron. No tardaron mucho en llegar al carruaje que los esperaba, dando un silencioso adiós al pequeño pueblo que le otorgó una paz temporal.
—Lo mejor será que nos relajemos por lo que resta de viaje, ¿qué tal ha sido la estadía? ¿Disfrutaron del pueblo? —preguntó Ioannis.
Shirin se removió en su sitio.
—He visto algo asombroso hoy, han hecho un acto espléndido en el centro. —anunció ella.
—¿De qué se trataba?
—Un hombre hizo trucos con cartas y con conejos, de su traje sacó un pañuelo que después se convirtió en pájaro, ¿te lo puedes creer?
Ioannis experimentó una sensación similar a la que Kaveh sintió, quizás se trataba de lo enternecedor que resultaba su emoción ante un acto tan sencillo.
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Los secretos de la heredera
Storie d'amoreEntre sombras y escombros unas manos se hundieron con insistencia, ocultando un pasado que no tardaría en resurgir y volver a por ella. Una historia de fantasía en la que te verás envuelto por el odio y el amor, que a trompicones mostrará tanto la...