𝟏𝟕. 𝐍𝐚𝐭𝐚𝐥𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐃𝐚𝐧𝐢𝐞𝐥𝐚 𝐩𝐭. 𝟑

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¿Jay se rascó?

—¡AY JULIÁN JULIAAAAN, JULIÁN JOSÉ REPICAME LOS TAMBORES QUE ME LOS QUIERO APRENDER!

Jay se rascó.

¿Cath se rascó?

—¡LEO LEO LEEEE LEO LEO LA!

Cath se rascó.

Mano lo bueno que baila Jay tambor, naaawebona, tiene a media loca fiesta con la maraca que se carga ese caraqueño-coreano, una verga arrecha. Cath no se queda atrás, ahí anda haciendo competencia con el pelinegro pa' ver quién baila mejor tambor y tienen un empate, en mi opinión.

Tanta fue la vaina que los dos se quitaron los zapatos pa' dejarlo todo en la pista bailando tambor, nojoda qué sabroso.

VEAN A JESÚS UNIÉNDOSE, VÉANLO BAILANDO TAMBOR, JODAAAA.

Las muchachas y Jungwon se rieron, devolviendo la vista para seguir echando chisme y beber los coctelitos que les llevaron Omar y Joshua, se botaron preparándolos.

—Una lástima que Jay no sea marico o que por lo menos tire para los dos lados, es bellísimo. —se lamentó Jungwon bebiendo su daiquiri azul.

—Te buscamos uno en nuestra universidad, Javi, ¿qué tanto? Ahora es qué hay chamos bellos ahí. Pregúntale a las expertas. —Gioia señaló a las amichis.

—Es verdad, una cantidad impresionante de tipos divinos que quedas loco si vas para allá. —dijo Dani. —Andrea y yo lo certificamos.

—Pero los caraqueños también son bellos, ¿no ves a Jay y a Jake? Eso es porque están apartados, si otro fuese el cuento hace rato que hubiese hecho desastre. —todos en la mesa rieron. —¿Tú no tuviste más novios, Javi?

Jungwon Javier negó, recordando al chamito de mechas. Suspiró tristongo. —Ustedes saben que yo era callado en primaria y eso no cambió en el liceo, sí me solté un poquito pero ajá tampoco la loca. Después llegó Ni-ki y bueno... —se echó un buen trago, tragándose el despecho. —Se fue del país hace tiempo pero yo todavía no lo supero y no creo superarlo.

—¿Tan intenso fue todo?

—Intenso y precioso, Luci. Yo a ese chamo no lo olvido ni que me paguen. Se metió tanto en mi cabeza y en mi corazón que... nawebona quítenme este daiquiri y tráiganme cucuy o anís.

—No te recomiendo beber eso si estás despechado, Luciana lo hizo y de verga no se va nadando por el lago. —la italoveneca se sonrojó, los otros tres se rieron de lo cuchi que fue. —¿No va a venir ni siquiera de visita?

—Sí, Dali, pero que venga no es el problema, el problema es que se va a ir de nuevo. ¿Pa' que vamos a querer tener algo por un mes para después terminar? Y a distancia no sirve tampoco, ninguno de nosotros lo quiso y aquí toy, despechao con cojones. —Dani y Andreita lo abrazaron, Luci tomó su mano por encima de la mesa. Javier sonrió. —Gracias, me hacía falta éste cariño. Estar con ustedes me ha hecho darme cuenta la falta que me hacen y que me hicieron todo este tiempo.

—Y tú a nosotras, Javi, ojalá no te hubieses mudado. Serías la quinta parte de esta amistad.

—¿Y si me devuelvo lo sería, Andre? —las tres lo miraron de golpe.

—¿Cómo así, Jungwon? No te tires una de Manuel ilusionándonos.

El chamito se rió. —Tú eres la primera razón por la que regresé, Dali, la segunda es porque mi mamá abrió tiendas aquí y me pidió volver con ella para ayudarla, entonces... ¡sorpresa!

Las tres gritaron emocionadas y cómo pudieron lo abrazaron, mandando las lágrimas de felicidad pal coño o se les arruinaba el maquillaje y bastante que se tardaron haciéndoselo.

ꜱɪꜰʀɪɴᴏꜱノhyung lineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora