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La pintura goteaba por todas las partes de mi cuerpo, estaba acumulando suficiente rabia, un chico sostenía a Fernanda poniendo sus manos atrás para que no se acercara. Ella gritaba, ni Luca, Alex o Kang estaban aquí, estaba prácticamente sola.

—Yo nunca me hubiese enamorado de alguien tan patética como tú. —dijo Nathaniel— mírate, mírame.

—Te ves tan asquerosa, ya entiendo porqué tú padre te abandonó.

Mi corazón hizo un crack, mis ojos se abrieron, todos los que reían callaron, pocos en la escuela sabían eso, era doloroso y un alimento para mi rabia acumulada. Bajé la vista cuando la primera lágrima salió de mis ojos.

—Vuelves a decir eso y te reviento el hocico. —me oí decir.

Ella empezó a reír como si no le importase, pero vamos era casi diez centímetros más alta y eso le daba a ver más fuerte que yo.

—Por eso tú padre te abandonó.

Pronunció las palabras lento o al menos yo las escuché así, su teléfono que yacía en su mano se lo arrebaté y con el costado del mismo le di un golpe en la nariz, ella pronunció un quejido de dolor, la sangre saliendo de ella, después de ese golpe fue como si todo de mi se volviese un caos, la agarré del pelo sacudiendo su cabeza, golpeé otra vez con el teléfono pero esta vez su frente, la abofeteé, nadie nos separaba, todos observaban como yo la golpeaba, hasta que Nathaniel nos apartó.

—¿Te has vuelto loca Ehla?

Extendí la mano y golpeé su mejilla con el costado del teléfono.

—En tu maldita vida vuelvas a decir mi nombre Nathaniel, te me acercas y te rompo la pantalla en los ojos —señalé el celular.

Lo tiré de mala gana al suelo, y cayó justo al lado de la chica, una de sus amigas o seguidoras no sé, corrió hacia ella y gritó su nombre, Yereys.
La gente podía ser tan linda por fuera y estar tan podrida por dentro. Corrí a la salida, sin mis cosas, sin nada, las lágrimas brotaban de mi, ya fuera de la escuela, en la acera de la calle, vi pasar un autobús y sujetos de la baranda metálica de este, Luca, Alex y Kang, ellos no me vieron. De seguro se las habían arreglado para que no estuviesen allí.

Apresuré mis pies, cuando el edificio ya se veía más cercano, el ascensor estaba lleno, así que tomé las escaleras. Sentía como cada parte en mi interior se desmoronaba, creí que después de lo de aquel día que me llamó Nieves, no volverían a hacerme bullying, lo creí, que ilusa.

Ni siquiera me di cuenta de quien era Nathaniel, de cuáles eran sus verdaderos colores y eso me molestó en mi interior mucho, había confiado en él, y pensar que era muchos de los motivos de mis sonrojos y risas bobas. Hijo de perra.

Abrí la puerta, pasé por la nevera para agarrar un poco de helado. Cerré la puerta de mi habitación, estaba vacía, ni Jay, nadie, solo yo, solo yo. Tomé todo el helado, fui por más, y más, y más, era efectivo, ya solo quedaba vergüenza en mi interior. Me había dado una ducha, la pintura no tardó en caerse, pero mi cabello se había quedado rojísimo, lucía horrible, tanto que me daban más ganas de llorar aún. Tuve el impulso de cortarlo pero metí las tijeras en la gaveta frustrada y volví a lavarlo. Esta vez dejé el champú más tiempo y logré quitarlo totalmente.

Fernanda había llegado de la escuela unas tres horas después, ella tocó la puerta de mi habitación pero al no encontrar respuesta pudo deducir que quería estar sola. Pasé la tarde viendo Marvel, Tom Holland si que era un hombre digno de admirar, por eso siempre fue mi súper héroe favorito, y aunque no me sentía tan alterada, si que estaba triste.

Lloraba muchas veces, recordando la vergüenza, las risas, los gritos de Fernanda y sus groserías, las palabras de Nathaniel se repetían como una canción pegajosa que no querías aprender.

Mi personaje de Wattpad✔️ [libro #1] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora