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Llevaba un mes desaparecido, con suerte contestaba alguno de los cientos de mensajes que su mánager le escribía. Una vez más se había encerrado en sí mismo, aunque esta vez quiso mantener un perfil bajo en redes sociales. Quería desaparecer, no quería tener que volver a interpretar el papel de ganador mujeriego, tan solo quería volver a recuperar el control de su vida. Estaba agotado. Tal y como temía, una vez comenzó a llorar e hizo frente a sus sentimientos, no hubo vuelta atrás. Se pasaba el día comiendo, aunque la culpa y la vergüenza le obligaban a ejercitarse de más para no engordar. Ya había pasado por ahí antes, sabía que ganaría peso si no se cuidaba, pero como todo, se le estaba yendo de las manos. Llevaba su cuerpo al límite, se pasaba horas en el gimnasio para no pensar e intentar quemar las calorías ingeridas en forma de helado de menta y chocolate.

Desde que fue descubierto en aquel reservado no se había permitido volver a quedar con ningún chico. El trabajador le aseguró que no le contaría a nadie lo que había visto, pero que no quería su dinero. Se encargó de repetirle que le asqueaba todo lo que representaba, sin embargo, también admitió que sentía lástima por él y que debería de ser valiente para poder ser él mismo. Le obligó a quedarse con la maldita botella de champán si no su jefe lo despediría, y se marchó por donde había venido. Desde entonces vivía con el miedo a que el rubio no cumpliese su palabra. Miraba compulsivamente las redes sociales y buscaba su nombre en Google para asegurarse que no había amanecido con alguna noticia que rezase "Lee Jooheon, es un mentiroso chupapollas", aunque más elegante. Pero, por el momento, este había cumplido su palabra. Así que pensó que tal vez podía volver a quedar con alguien; no le vendría mal una mamada. Seamos sinceros, se estaba poniendo fuerte gracias al crossfit: cualquiera querría arrodillarse ante él. Con esos pensamientos volvió a instalarse Grindr.


—Esta vez sí que voy a quedar con alguien— aseguró Changkyun con voz cansada —Hace mucho que no tengo sexo, me vendrá bien.

—Me apuesto dos cervezas a que lo máximo que harás será mandar una fotopolla y hablarle sucio a unos abdominales sin cabeza cuyo nick sea algo así como "hetero-curioso18".

El rubio rio por el comentario de Hyungwon. Sí, reconocía que sus últimas aproximaciones al sexo habían sido de ese estilo, pero le resultaba cansado tener que lidiar con las incomodidades al verse cara a cara. El sexting le procuraba tanto o más placer. Mentira, no le daba tanto placer, pero a él le iba bien así. Sin embargo, su amigo llevaba razón; tenía que dar el paso y quedar con alguno. Aprovechando que no tenía gran cosa que hacer, pues el trabajo estaba tranquilo, abrió la app y comenzó a deslizar el dedo fingiendo buscar algo en concreto. La mayoría de los perfiles no tenían foto o eran de partes de su cuerpo. No los culpaba, él tampoco mostraba su rostro. Era una foto de perfil en el gimnasio donde mostraba sus músculos y tatuajes. Vio un torso trabajado, aunque no excesivamente musculoso. Amplió la imagen para observar cómo, a la altura del ombligo, tenía una cicatriz de lo más atractiva. En ese instante supo que quería lamerla, así que decidió que ese perfil era tan bueno como cualquier otro para quedar en persona. Abrió el chat y escribió "Bonita cicatriz, ¿me dejarías lamerla?". En esa aplicación no se andaban con rodeos por lo que, al minuto fue contestado con un "Solo si luego me la chupas hasta que me corra en tu boca". A Changkyun aquello le puso a mil hasta que la voz de Hyungwon le hizo recordar que estaba en el trabajo. "¿Estás libre hoy?", preguntó antes de cerrar la aplicación y prestar atención al mayor. O lo intentó, porque en su mente repasó si le quedaban condones y lubricante, pues hacía mucho que no los usaba. Se pasaría por la farmacia antes de llegar a casa. Su teléfono vibró en sus pantalones y deseó con todas sus fuerzas que el tipo de la aplicación le dijera que sí podía quedar esa misma noche, o temía que su valentía desapareciera al día siguiente. Estar caliente las veinticuatro horas del día es incompatible con ser introvertido, pero se merecía pasarlo bien de vez en cuando. Y esa cicatriz le había dejado salivando. Tenía fetiches muy extraños, pero no tenemos por qué repasarlos. Una vez volvió a quedarse solo, desbloqueó el teléfono y vio como el tal LJH-discreto le había mandado la dirección de un hotel. Le gustaba, tenía iniciativa, y al fin volvería a disfrutar de un culo.


¡Oh, sí, Lee Jooheon estaba de vuelta! Había quedado con un chico que parecía estar deseando que se le corriera en la boca, y al pelinegro le encantaba lo dispuesto que estaba. Quién sabe, tal vez esa noche se animase a hacerle una paja a su ligue. Tenía tatuajes, brazos musculados y era todo lo que necesitaba. Llevaba un mes sin usar traje, se pasaba el día en ropa deportiva, por lo que decidió vestir más formal para impresionar a su conquista. Lo que le había resultado curioso era que lo primero a lo que hizo referencia fuese a su cicatriz, la misma que le causaba cierta inseguridad. Parecía alguien que se fijaba en los pequeños detalles, por lo que estaba seguro de que sabría cómo usar la boca y manos para hacerle llegar. Se perfumó y fue al hotel donde habían quedado para reservar una habitación. Aún tenía tiempo, pues el otro estaba trabajando, así que simplemente hizo suyo el espacio y se relajó viendo la televisión. De vez en cuando le mandaba algún mensaje para calentar a su ligue, quien parecía estar muy dentro del juego. Cuando recibió un "Estoy en la puerta, abre", se sintió nervioso. Un mes sin quedar con alguien era demasiado para él y, muy en su interior, temía que no se le levantase. Sí, también había desarrollado un miedo de que su miembro no le respondiera tras haber sido descubierto la última vez. Sin embargo, parecía que eso no iba a pasar pues ya se había hinchado un poco con los incesantes coqueteos vía online. Se levantó de la cama, echó un vistazo a su reflejo para asegurarse de que estaba irresistible, y abrió la puerta con su despampanante sonrisa de hoyuelos dispuesto a cautivar a aquel chico.

Nadie conoce a Lee Jooheon (JooKyun) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora