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Nada más abrir la puerta, el escritor se abalanzó sobre Changkyun para poder probar sus labios una vez más. No le importaba si parecía desesperado, jamás se había sentido así con nadie y quería entregarse al rubio.

—Si quieres acostarte conmigo tienes que dejar de fumar —fue lo primero que dijo el recién llegado.

El coach recordó que había estaba fumando horas antes tras la conversación con su mánager. Y, aunque se hubiera aseado y cepillado los dientes, parecía que el sabor a nicotina persistía.

—Solo fumo de vez en cuando —se defendió, aunque buscó en su mochila un caramelo para camuflar el mal aliento.

—Ayer no sabías así. No me gusta besar a un fumador, me da asco desde que lo dejé hace un par de años.

—No volveré a fumar si sé que voy a quedar contigo. De hecho, llevaba un mes sin hacerlo, pero Kihyun...

—¿Quién es Kihyun? —preguntó tratando de seguir el hilo de la conversación.

—Mi mánager. Él es el que me compra tabaco. Sabe que me gusta fumar un par de cigarros cuando estoy estresado, y hoy lo estaba. Quiero dejarlo todo, no puedo más. No me gusta en lo que me he convertido.


Changkyun tomó asiento pensando en la manera educada de decirle "He venido a follar, no a que me cuentes tu vida", pero recordó lo que le había dicho Hyungwon. Él no era complicado, podía conectar con las personas. Pero el escritor parecía no tener muchos amigos ya que se mostraba ansioso por hablar sobre sus inquietudes laborales. Se armó de paciencia y, aunque lo que menos le apetecía era un speech de Lee Jooheon lamentándose sobre que su vida era un infierno, se obligó a mostrar interés.

—¿Por qué ahora? Hace un mes estabas dando una conferencia sobre que las mujeres son inferiores o cualquiera de esas consignas misóginas que proclamas.

Le sorprendió ver como el escritor se reía a pesar del ataque verbal.

—Justo por eso. Tú... Hay algo en ti que me hizo recordar quién soy.

Changkyun se sintió terriblemente incómodo. No pretendía ser el espejo de Lee Jooheon, ni que este le cargase con las expectativas que se hubiera creado en su cabeza. No era su salvador, tampoco su amigo, era el tipo que le había descubierto follándose la boca de un chico cualquiera. También había sido el primero en meterle un dedo en el culo. Pero nada más. Tomó una gran bocanada de aire tratando de ordenar sus pensamientos.

—Mira, me alegro de que te haya hecho reconectar contigo mismo, aún no sé muy bien cómo, pero bien por ti. Esta es la tercera vez que nos vemos, no me conoces realmente. No proyectes en mí lo que sea que estés proyectando. Ni siquiera nos caemos bien. Eres sexy, pero no quiero que lo dejes todo por mí.


Lee Jooheon se quedó sin palabras. Se sentía avergonzado y ofendido. ¿Por qué parecía que nadie quería escucharle? Cada vez que era honesto y hablaba desde su verdad se sentía juzgado. Tal vez se había excedido al decirle al rubio que había sido gracias a él, pero era cierto: algo cambió desde que lo conoció.

—Eres un idiota presuntuoso —atacó de vuelta —¿Acaso he dicho yo nada de eso? Siento si has pensado que podías gustarme, realmente los prefiero sin opiniones y con la boca ocupada en darme placer.

Había herido su ego, y la coraza se había vuelto a erguir sobre él. Pudo atisbar el asco en el rostro ajeno, y le causó dolor. Pero también vio deseo.

—¡Qué casualidad! A mí también me gustan así. Pero aún no te he visto arrodillarte para chupármela, solo haces demandar y dar poco a cambio. Anoche me conformé con tu mano, pero dime que puedes darme algo mejor o me iré de inmediato.

Nadie conoce a Lee Jooheon (JooKyun) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora