Capítulo 3: Nuestra calabacita

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David

-¿Qué le hicieron?-pregunto con ganas de matarlos.- ¿Quién los dejo entrar?-vuelvo a preguntar enfurecido con los ineptos que me rodean.

-Ellos dijeron que solo querían visitarla y yo... Pensé que no sucedería nada, luego se escucharon gritos para segundo más tarde todo quedar en completo silencio, todo pasó tan rápido que no reaccione... Y cuando la vi salir en ese estado en sus brazos me sentí muy culpable así que le pedí a uno de los guardias que me ayude a ver las grabaciones de las cámaras...-nos explica.

-¿Las tienes aquí?-le pregunta Alex,  está la mira confundida.-Las grabaciones, quiero verlas.-le dice a lo que esta asiente al tiempo que nos pasa lo que supongo es su teléfono.

Agarro el aparato sin pensarlo y reproduzco el vídeo de la cámara de seguridad, mis ojos observan el momento en que llegan, cada una de sus amenazas, y cuando esa maldita mujer la empuja contra el escritorio... Por culpa de eso ahora mi familia está en peligro ¿Por qué nunca puedo protegerla de todo?

-Hija de perra.-dice Alex entre dientes.

-Los mataré.-digo pasándole el teléfono para comenzar a caminar hacia la salida.

-No, ella te necesita.-escucho al tiempo que se interpone en mi camino impidiendo me el paso, forcejeo queriendo que me suelte, pero este me inmoviliza mis manos.-Yo me encargaré de ellos... Tú tienes que estar con ellos, debes pensar con la cabeza fría ¿Quieres terminar en la cárcel cuando más te necesitan?

- Necesito que entiendan que Stephanie no está sola, y que no me quedaré de brazos cruzados después de esto.-digo con rabia.

-Te prometo que me encargaré, pero tú tienes que prometerme que la cuidaras.-pide a lo que minutos más tardes termino asintiendo.

-Yo... Lo haré, pero cuando todo se calme me encargaré de ellos.-declaro pensando en que lo mejor que puedo hacer es estar a su lado.

-Bien, ahora irás a verla y le dirás qué todo estará bien.- dice soltándole y retrocediendo unos pasos.-Eres su soporte no debe verte alterado.-me dice.-Debería darte una paliza por haber embarazado a mi hermanita, pero ella me mataría si te toco.-dice divertido tratando de aligerar el ambiente tenso.

-Agradece que te daré un hermoso sobrino.-le digo un poco más tranquilo.

Mis puños se aprietan con fuerza ante la imagen de mi flor en esa camilla, odio verla mal, desearía que ella no sintiera dolor, pero aunque lo intente no puedo protegerla de todo, siempre hay algo que la lastima.
Me acerco hasta donde se encuentra y me siento en la silla que está a su lado, inclino mi rostro y dejo un suave beso en su frente para después bajar hasta su vientre y dejar un beso demostrándole que estoy aquí, que debe aferrarse a la vida.

-Tienes que ser fuerte calabacita, papá y mamá te necesitan para ser felices, te amo sin siquiera conocerte, por mucho tiempo te he anhelado y ahora te quieres ir muy pronto, mi amor.- digo acariciando su vientre mientras lágrimas ruedan por mis mejillas, no me importa verme como un débil, no puedo pretender ser fuerte cuando se trata de ellos.-Los amo... no sé qué sería de mi sin ustedes.-susurro.

***
-Auch.- escucho a lo lejos mientras siento movimiento a mi alrededor por lo que me levanto de inmediato encontrándome con mi novia asustada observando la habitación.-¿Qué... qué pasó?-pregunta desconcertada mientras sus manos descansan en su vientre bajo.

-Estamos en el hospital, amor ¿Cómo te sientes?-pregunto parándome a su lado para ayudarla a sentarse.

-Yo... Me duele el estómago ¿Que te ha dicho el doctor?-pregunta recostando su cabeza en mi torso por lo que la rodeo con mis brazos.

Contra el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora