Capítulo 33: Secuestro parte 2

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David

Suspiro con cansancio, no hay una sola pista sobre el paradero de mi hija.
Mi mujer está destrozada y yo no estoy mejor que ella, al menos me reconforta que se haya dormido, no quiero que se enferme ahora que es cuando más la necesito.

Me encamino hacia nuestra habitación para buscar mi celular porque me lo olvide allí.

Cuando intento abrir la puerta de nuestra habitación está no cede y eso me resulta raro porque la dejé abierta en cuanto sali.

De pronto, me desespero al imaginar a mi mujer cometiendo una locura así que empiezo a forcejear y al ver que esta no cederá la abro de una patada.

Busco a mi mujer con la vista y no hay ni rastro de ella, corro hasta el baño y nada, le
gritó rogando que esté por algún lugar, pero entonces veo un papel en nuestra cama asi
que sin pensarlo me dirijo hasta allí para agarrarla.

"Se que estarás furioso cuando te des cuenta de que me he ido, pero necesito ir por nuestra hija o esos enfermos la matarán.
Me han amenazado con que matarían a Mía si te decía algo a ti o a las autoridades
por eso decidí hacerlo por mi cuenta.
Me han pedido dinero y lo he tenido que sacar de tu caja fuerte, prometo que te lo
devolveré.
Si algo me sucede te ruego que protejas a nuestra niña.

Te amo, mi sexy hombre.

        Stephanie."

Un grito de horror sale de mi garganta, ella se ha ido a enfrentar a esas lacras.

Debí darme cuenta que habia algo raro en su actitud, pero solo crei que estaba
asustada y cansada y por eso no quise hostigarla.

Arrugó el papel y lo lanzó a alguna parte de la habitación para seguidamente salir de
allí como alma que lleva el diablo.
Ahora no solo tienen a mi hija si no que también a mi mujer, debo recuperarlas asi sea lo último que haga.

***

Suspiro frustrado mientras observo trabajar a mi gente para encontrar la ubicación de mi mujer. Ella levo puesto su pulsera con GPS que yo mismo mandé a hacer por cualquier cosa y eso nos ayudará a encontrarlas, pero como todo lleva tiempo. Tiempo que no tenemos porque las próximas horas son decisivas, ellos pueden lastinarlas y me odiaria por no haber llegado a tiempo.

Estoy ansioso, temo perderlas y estoy que ardo de la impotencia porque a pesar de que intente protegerlas no pude hacerlo... y eso me hace sentir un maldito inútil que no puede proteger a su familia.

Quiero que está pesadilla termine de una vez y podamos ser por fin felices.

-¡No, no puede ser!-escucho el grito de mi cuñado y enseguida me alerto por lo que me encaminó hacia donde proviene su voz.

-¿Qué sucedió?-le pregunto al verlo afectado.

-Se la... Ilevaron.-me dice con dolor.

-¿A quien?-le pregunto ya sin poder soportar otro golpe.

-A mi mujer, ¡Soy un estúpido!-se lamenta.-Ahora las tienen a las tres.-dice descolocado.

-Debemos encontrarlas.-susurro perdido en el dolor que estoy sintiendo al no tenerlas conmigo.

-Los mataré. -asegura mi cuñado con furia y a siento de acuerdo con él porque yo también quiero acabarlos por meterse con mi familia.

-Los niños,.. lomejor será tenerlos en la habitación secreta hasta que logremos dar con ellas.-le digo y él asiente de acuerdo asi que sin decir otra palabra empezamos a caminar hacia la sala de estar que es donde estan mis hombres.

Contra el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora