Capítulo 23: Una verdad

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Stephanie

Aun con los ojos cerrados estiró mi mano para buscar el calor de mi novio, pero en cambio, solo siento frío en su lado. Abro mis ojos para observar la habitación, pero ni rastro de él.

Me siento en la cama al mismo tiempo que sostengo las sábanas que cubren mi desnudez, e inconscientemente una sonrisa se forma en mi rostro al recordar la forma en que nos entregamos toda la noche y parte de la madrugada.

Al fin volví a sentirme amada por él, pensé que esas chispas ya no existian, pero al parecer solo estaban dormidas.

Me levanto de la cama sin soltar las sabanas y me encaminó hacia el baño para hacer mis necesidades y cambiarme antes de bajar.

Es inevitable que no esté de buen humor después de que estuve meses sin hacer el
amor con mi amado novio.

Ahora todo irá mejor, ambos hemos prometido ser sinceros y más abiertos, no podemos dejar que nuestros problemas rompan esta relacion tan bonita que nos costó formar.

Sonrío ante la escena que tengo ante mis ojos, David tiene en brazos a nuestra hija y le habla mientras desayuna, me gusta que comparta con ella y que Mía pueda sentirlo.

Después, de la ducha me vestí y baje al comedor en dónde me los encontre.

-Buenos días, amores.-saludo llamando la atención de ambos, mi bebé empieza a reírse a carcajadas cuando me reconoce y eso es música para mis oidos.

-Buenos días, mi flor.-me saluda y me pide que me acerque a ellos.

-¿Por qué no me despertaste?-le pregunto curiosa al tiempo que llego a ellos.

-Necesitabas descansar asi que te deje hacerlo, te prometí que estaria más atento y eso es lo que estoy haciendo.-me explica con suavidad.

-Gracias, ella se ve realmente feliz en tus brazos.-digo sonriendo feliz de este momento que estamos compartiendo como familia.

-No tienes nada gue agradecer, para mi es un placer poder pasar tiempo con las mujeres de mi vida, con mis dueñas.-me dice e inevitablemente mi corazón se acelera, amo cuando se pone en plan romántico.

-Eso es muy tierno, amor.-le digo al tiempo que me agachó un poco para darle un beso
el cual él corresponde gustoso, y solo nos separamos cuando mi hija se remueve
incomoda en sus brazos.-Al parecer tenemos una celocita de su padre.-digo divertida.

-Es que tiene al papa más sexy del mundo entero.-dice engreído.

-Aja.-digo solo para picarlo.

-¿No era tu sexy novio? -pregunta divertido acordándose de la una vez en que se me
escapo ese apodo con el que lo lamaba en mis pensamientos.

-Si, pero eso fue hace más de dos años pude haber cambiado de opinión.-digo con
seriedad aunque por dentro me este muriendo de la risa al ver su rostro desencajado por mis palabras.

-¿Lo dices enserio?-pregunta dolido.

-¿Qué ? iClaro que no! Solo bromeaba para mi eres y siempre serás el hombre más
sexy, y lo mejor de todo es que eres solo mio.-le digo presumida.

-Me habías asustado, y si soy tuyo y tu eres mía.-dice con seguridad.

-No tiene que temer señor Williams-me burlo al tiempo que siento como una de sus
manos aprieta mi cintura provocandome miles de  emociones, y es que después de la sección de año ahora será imposible no querer repetirlo a cada rato, pero debo recordar de que tenemos una hija y que necesita de nuestra atencion.

-No juegue conmigo señora Williams.-dice maliciosamente.
-¿Señora Williams? Suena bien, pero le recuerdo que aun no estamos casados. -le
recuerdo mientras me separó de él, para seguidamente agarrar a mi princesa y sentarme en la silla que David corrió para mi.

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