Gordo• [Ohmnanon]

9

Intento concentrarme en un punto fijo de la pared, porque tengo hambre.

No he prendido la luz, ya anocheció y estoy solo en casa aún.

Seguramente van a cenar fuera.

No sé en qué momento dejó de ser así de sencillo para mí.

—Ohm.

Veo a la puerta, porque no lo oí subir.

Me levanto despacio, y carraspeo, porque entra.

Apenas llega la luz de la calle por mi ventana, y agradezco que no haya prendido la luz.

Solo tengo puesto el pantalón de mi pijama, y no quiero que me vea el cuerpo.

—¿Qué?

—Te traje de comer, ¿quieres bajar a la cocina para que te sirva?

—Pensé que estabas molesto —susurro mirando al piso.

—No estoy molesto, yo estoy triste, porque estás alejándome todo el tiempo.

—Nanon —digo agarrando su brazo, porque va a irse.

—Me duele —dice soltándose de mí.

—Si mi actitud está cansándote...

—Ohm —suelta interrumpiéndome y parece frustrado— me duele, porque quiero estar cerca de ti.

Mi respiración se corta, porque se acerca, y me está mirando a los ojos.

—¿Por qué tú no quieres estar cerca de mí? —me pregunta con la voz rota.

Suspiro, agarrando su rostro, porque está llorando.

—Lo siento —susurro limpiando sus lágrimas.

—No quiero que lo sientas, quiero que me dejes estar contigo —responde bajando la mirada— como tu amigo, porque eso es lo único que siempre he podido ser, ¿verdad?

—No entiendo...

—Da igual.

Va irse de nuevo, pero lo detengo y él me mira.

—Deja que me vaya, estoy frustrado ahora, y voy a terminar gritándote lo que siento.

—¿Lo que sientes? —le pregunto confundido.

—Yo te amo, Ohm, y tú me estás quitando lo único que pude obtener de ti, porque sé que nunca me viste como alguien a quien pudieras darle algo más que tu amistad.

¿Qué está diciendo?

—Me estás rompiendo de nuevo el corazón —dice soltando un suspiro— y yo estoy haciendo el ridículo ahora.

—¿Yo te gusto?

—Pensé que lo había superado —responde apoyándose en la pared— pensé que en todos estos años siendo tu mejor amigo, habíamos construido una amistad real, pero no es así, porque te amo, y de verdad... de verdad me esforcé, pero no puedo.

—Nanon, ¿e-estás bromeando?

—¿Suena a una broma? —pregunta acercándose y yo niego con la cabeza.

Pero no le creo.

¿Por qué yo le gustaría?

—Te juro que intenté no verte de esta manera.

Cierro los ojos, porque me besa, y mi corazón se estremece, mientras mueve suavemente sus labios contra los míos.

Ya no hay más ruido en mi cabeza, es como si todos mis sentidos estuvieran concentrados en él.

Agarro su rostro, y sonrío, correspondiéndole.

Siento su lengua chocando con la mía, mientras mueve más rápido su boca.

Su respiración agitada es una prueba de que está tan desesperado como yo.

Bajo mis manos por su cuello, y lo acaricio, pegándolo a la pared.

—Te amo —digo dándole un poco de espacio para tomar aire.

—¿Qué?

—Siempre te amé, Nanon, y nunca voy a dejar de hacerlo.