3

2.2K 285 196
                                        


NANON

—Disimula —dice Chimon colocando las manos en mis hombros y yo bajo la mirada, devolviendo las pesas a su lugar.

—¿Disimular qué?

—¿Viniste a entrenar o a juzgar a cualquiera que respire cerca de Ohm?

—¿A cualquiera? —le pregunto indignado— ese chico de ahí no parece ser capaz de hacer algo sin pedirle ayuda.

—Probablemente es porque le gusta, amigo, ¿cuál es el problema?

El problema es que nunca había tenido que ver a alguien así de cerca de Ohm.

Él es del tipo tímido, no habla con la gente, pasa la mayor parte del tiempo en casa y ahora solo... está tocándole las manos a ese chico.

—Ninguno.

—Es guapo, podrían ser una linda pareja, ¿no lo crees?

Solo hago una mueca de asco y me siento de nuevo, mirando la máquina.

Es tan feo que me podría volver heterosexual.

Si no es capaz de usar las máquinas por su cuenta, debería irse a casa.

Chimon se aleja para regresar a su máquino y yo me siento en la de brazos.

—¿Necesitas ayuda? —me pregunta Ohm acercándose y yo asiento haciendo un puchero.

—Sí.

Suspiro cuando se coloca detrás de mí y pega su pecho a mi espalda, colocando sus manos sobre las mías.

Volteo a verlo y tiene una ligera capa de sudor bajando por su rostro.

—¿Está bien así?

Asiento, mirando sus labios.

Cuando suelta mis manos, la máquina estira mis brazos y él agarra de nuevo la manija, preocupado.

—No está bien —dice en un regaño— no intentes cargar más de lo que puedes.

Oh, él hablaba del peso.

Bajo la mirada, parpadeando rápido, porque no tengo idea de porqué estoy teniendo estas ideas extrañas.

—No es un regaño —dice agarrando mi mejilla para que lo mire— no me pongas esa cara.

No respondo aún y bajo la mirada por su cuerpo.

Debe ser una bendición para todos acá que él venga a entrenar a este lugar.

—Ohm —dice ese chico de nuevo acercándose y lo veo señalar la máquina de piernas— ¿Puedes ayudarme?

—Hay un entrenador allá —respondo yo señalando al hombre junto a las duchas— es su trabajo enseñarte, pagas por ese servicio.

Quizás no he sonado amable, por la forma en que me mira.

Pero lo entiende, y asiente alejándose.

—Nanon —me dice Ohm.

—¿Qué? —pregunto enojado.

Él suspira y niega con la cabeza.

—Nada.

—Ve a ayudarle si es lo que querías, no tienes que mirarme así.

—No estás siendo amable, y ya he notado que no estás a gusto acá, no entiendo porqué te obligas a hacerlo, no necesitas venir, tú no estás gordo.

—¿Y quién si lo está? —le pregunto confundido.

Él va a responder, pero mi teléfono suena, y me acerco a mis cosas, resoplando, con una botella de agua en la mano.

Está Mark en la pantalla.

—Estoy en el gimnasio —digo respondiendo y escucho sus quejas al otro lado— no tengo que darte mi ubicación todo el tiempo, estoy con Ohm y Chimon.

Suspiro agarrando mi mochila, porque quiero evitarme más problemas.

Le cuelgo.

—Ya me voy —le digo a Ohm acercándome y él asiente.

—¿Era Mark?

—Sí, yo... iré a verlo ahora.

Él asiente, bajando la mirada y me quiero disculpar, porque odio sentir que estamos enojados.

—Lamento si le hablé mal a ese chico, supongo que te gusta pasar tiempo con él.

—No, Nanon...

—Está bien —agrego sonriendo— te entiendo, porque a mí me encanta pasar tiempo con mi novio.

Tengo un nudo en la garganta extraño que quiero ocultar, así que levanto la mano para despedirme de Chimon que está en el fondo y salgo rápido de ahí.

No quiero volver, nunca más.

Si a Ohm le gusta alguien, no es algo que yo quiero ver.

Gordo• [Ohmnanon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora