41. Perdón, perdón, perdóname, por favor...

698 104 92
                                    

Bradly

Gavin no lo pensó, nos llevó a Massimo y a mí al cuartel. No me sorprendía que Alaia estuviera allí cuando después de todo ahí estaban los mejores médicos. Lo que me preocupaba ahora eran los bebés, para Daimon su hermana lo es todo y si él está mal, los bebés no estarán bien.

- Regresa con tus padres y Violeta- le pedí a Gavin cuando este se dispuso a bajar del auto con nosotros.

- Pero...

- Bradly tiene razón, regresa con ellos, no queremos que te involucres en problemas por nuestra culpa- me apoyo Massimo.

- No es ningún problema, son mis hermanos, quiero apoyarlos- señaló Gavin con tranquilidad.

Por su seguridad es mejor que no entre a ese lugar, no olvido lo que intentaron hacer a Massimo por sus poderes, no quiero exponer a Gavin, él no tiene ni idea de lo que ellos son capaces de hacer y no hablo solo de Samael, habló de su gente también.

- Si quieres apoyarnos, hazlo lejos de este lugar, es mejor si ellos no saben mucho de ti - abrí la puerta para que entrara de nuevo.

- Lo haré- acepto, pero no sin antes detenerse para mirarnos- Pero, si algo pasa no duden en llamarme - se notaba que no quería irse, estaba luchando con sus pensamientos.

Gavin se fue y junto con Massimo nos dispusimos a entrar en el cuartel, dentro de este no demoramos en encontrar a los padres de Alaia, ahí estaba Darius con una expresión de preocupación, mientras Erika intentaba calmar su propio llanto, pero no lo lograba.

- ¿No se molestarán porque estoy aquí? - me detuvo Massimo al ver que yo iba a seguir caminando.

- Mientras yo esté aquí, nadie te puede tocar, no dejaré que eso vuelva a ocurrir- le asegure.

Son lo único que tengo, mis hermanos y me aferré a ellos. Si alguien se atreve a meterse en mi camino, no importa que mis poderes sean un asco, defenderé a mis hermanos con lo que tenga.

- Es mi culpa esto, ella...- apreté su mano para que se detuviera.

- Intentemos ayudar, culparte de lo que paso no servirá de nada ¿Está bien? - quería decir algo para que dejara de sentirse mal.

¿Pero cómo podía hacer eso cuando unas horas antes yo mismo lo culpe por lo que pasaba?

Él solo asintió y me siguió, cuando estuvimos en el campo de visión de Darius y Erika, decir algo era incómodo... ¿Qué se podía preguntar en un momento como estos? Digo yo intenté matarme y nadie se preocupó por ir a verme o estar pendiente que estuviera bien, mis padres solo me fueron a ver para asegurarse si yo seguía vivo, si era así, entonces su problema seguía siendo un problema. No se habían librado de mí, al menos en ese momento.

- ¿Está bien? - le pregunté a Darius no sin antes tocarle el hombro para que pidiera ser consciente que tenía que leer mis labios.

Massimo se acercó a Erika y esta no dudó en abrazarlo, no paraba de culparse por lo que pasó.

- Daimon la encontró a tiempo, pero ya no estoy seguro de que podamos con ella- Darius se veía fuera de sí mismo, asustado, preocupado y era la primera vez que lo veía así.

-¿Qué quiere decir?

Miré a Massimo queriendo encontrar una respuesta, porque no entendía a Darius.

Darius bajó su mirada y suspiró como si le costara recuperar el aliento.

- Quise creer que Alaia sería lo suficiente fuerte para enfrentar lo que sucedió, al menos eso me hizo creer, pero me estoy dando cuenta que está mal-hizo una pausa y miró a Erika con disimulo- Alaia escondía la comida que le daba Erika bajo la cama, realmente había dejado de comer de nuevo y ni me había dado cuenta. Los exámenes demostraron que está muy mal, su cuerpo se está descompensado, tiene anemia y ... Lo que le hicieron, ella no puede con todo esto. Mi pequeña está sufriendo y yo no puedo hacer nada- su voz se quebró, pero trato de aguantar las ganas de llorar.

TRIPLE 000 (SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA AES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora