TRIPLE 000 (SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA AES)

37. Lilit Marchosias

Narrador omnisciente

A veces quedarnos con una sola perspectiva provoca que juzguemos mal a los personajes, si bien Samael no fue claro y sincero con Bradly había detrás de sus acciones razones que podrían justificarlo, pero ¿Cuál era esas razones? Número uno, Philips, al ver que Samael no quería corresponderle su típico juego, lo amenazó, como lo verán en el flashback que se presenta a continuación.

Samael estaba en su oficina tratando de pensar cómo sobrellevar el ataque que había recibido la orden por parte de demonios, aunque pareciera fácil ser jefe de una organización, no era para nada fácil su trabajo. Si algo malo ocurría, tenía que resolverlo y darle respuesta a un grupo de gente que no hace nada, solo aporta dinero y apellidos a una lista de contratos y experimentos.

- Acabo de llegar ¿Y me vas a ignorar? - Philips se sentía enojado e imponente al ver que después de contarle a Samael una parte del plan de Bonie, este solo lo dejara de lado-

- No te estoy ignorando, solo estoy resolviendo un problema a la vez.

Aunque Samael no lo demostrara, estaba preocupado por Bradly, después de lo ocurrido lo busco y no lo encontró, pero al mismo tiempo tenía miedo de hacer más que eso, porque ahora estaba confundido. Para él siempre era lo mismo, llegaba Philips y su relación con otros chicos terminaba y listo, no había enredo en ello, al menos para él, sin embargo, en este momento no era igual, ahora se sentía confundido y tenía miedo que esos debates mentales solo terminan lastimando más a Bradly.

- Es más preocupante lo que yo te dije, que estar pendiente a absurdos papeleo de este lugar-Philips camino hacia el hombre con traje que se veía ardiente hasta estresado- Este lugar te tiene muy estresado, podría ayudarte...- masajeo sus hombros y trato de bajar sus manos al pecho del vampiro, pero este se levantó de su silla.

- No quiero eso.

- Si quieres hacerte el difícil porque estás enojado, Samael relájate, somos así siempre, yo me equivoco y luego tú me perdonas, por eso siempre la pasamos también- el chico con gafas intento de nuevo seducir al vampiro puro, pero este agarro sus manos para detenerlo.

- Ya no quiero eso, no quiero volver- dejó sus manos y acomodó su postura para mirar por unos segundos al chico que se suponía era el amor de su vida.

Samael nunca había visto a Philips como un problema, siempre justificaba todo lo que le hacía y la lista era muy larga cuando se trataba de errores de ese chico que quería fingir con su apariencia ser inocente.

Philips, ahora ante los ojos de Samael, era distinto, podía distinguir la manipulación en sus palabras y en sus actos.

- ¿De verdad te enojaste por encerrarte? ¡Vamos, Samael he hecho cosas peores y ni te has disgustado! Sabes que esto solo lo hice para conveniencia de la organización, no es algo en tu contra.

El vampiro mostro con sus expresiones su disgusto ante las palabras del chico delante de él ¿Por qué antes no se había fijado en lo estúpido que se escucha tratando de defenderse?

- ¿A eso lo llamas una disculpa?

- Vine aquí, te conté lo que Bonie quiere hacer y qué Daimon puede estar en peligro- señaló como si eso hubiese sido el favor más grande del mundo.

- Sabes más de lo que dices, podrías estar aquí siendo parte del plan ¿Crees que voy a hacer lo que tú digas? - Samael se acercó a él y por primera vez dejó de verlo con amor y deseo- Sal de mi oficina que necesito trabajar- le pidió antes de volver a su silla.

El chico con gafas salió de la habitación lleno de rabia, enojado porque una de sus marionetas cortará los hilos donde era controlado.

Desde ese instante Samael se encargó de Daimon, en los medicamentos que le suministraban para cuidarlo en el embarazo, también potencializar los poderes de los bebés para que en caso de que algo ocurriera ellos pudieran usar el escudo de los omegas ante los peligros externos. El único fallo en su plan era que no consideró que Alaia pudiera ser un blanco para lastimar a Daimon.