TRIPLE 000 (SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA AES)

1. Lo que tiene el poder de destruir también lo tiene de proteger

Abrí los ojos cuando de repente el aire volvió a mis pulmones y mi corazón comenzó a latir de nuevo. La tierra tapaba por completo mi cuerpo, evitando que respirara correctamente y me moviera, así que estiré mi mano para luego sacar la mitad de mi cuerpo de la supuesta sepultura.

¡Alto! Déjenme y regreso, si voy a morir y revivir necesito hacerlo con estilo.

- Ahora sí, que se preparen para lo que se viene- me coloqué de pie y sacudí mi cuerpo.

Una figura familiar se me acercó, me tiró un trapo para qué limpiará mi rostro.

- ¿Qué tal el infierno? - cuestionó Noah mirándome de arriba abajo antes de levantar la ceja.

Me limpié el rostro reconociendo que me fastidiaba la tierra que tenía encima antes de devolverle la toalla de la misma manera que me la entregó.

- ¿Acaso el diablo no reconoce su hogar? - cuestione con burla.

Este solo negó con fastidio antes de acercarse aún más y entregarme mi libro de hechizos.

- Tienes una hora para arreglar todo- me advirtió antes de mirar a un lado como si alguien le estuviera hablando- Yo me encargo de Philips, Snow de Calao y tú de Owen cómo acordamos ¿Estás listo? - me preguntó.

Este era mi plan, pero ¿Cómo llegué a unirme con esta gente? Tuvieron que pasar varias cosas para que eligiera un bando y en definitiva estaba tomando un papel que tendrá un precio caro.

- Nadie lo está, pero todos queremos salvar algo ¿No? - miré discretamente su mano.

Tenía la runa que le tatué para colocar la vida de Mike sobre la suya, si Mike pensaba que era el único que estaba dando todo para proteger a la persona que ama, Noah estaba haciendo algo peor. Si la vida de Mike llega a correr algún riesgo, automáticamente la vida de Noah se le dará.

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Unas semanas antes...

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Escuché desde pequeño que había un momento en nuestra vida en el que alguien nos rompía el corazón y nos hacía sentir los más miserables del mundo. Realmente cuando esas palabras escaparon de la boca de alguien que supuestamente estaba herido a causa de alguien más, pensé que exageraba.

Si alguien te dejo por otro, si no correspondió tus sentimientos, solo acéptalo y sigue adelante... Eso pensé, creí de forma inocente que todo era tan fácil, que los que lloraban por amor eran personas estúpidas y exageradas.

Lo gracioso de ello es que ahora soy uno de ellos, claramente supe desde el inicio que mi amor hacia Owen no era correcto, que no era algo que podía tener un buen final, porque después de todo es mi hermano, al menos en la realidad sin tener la misma sangre, crecimos cómo tales.

Nunca pensé que podía probar un poco de él, no había posibilidad alguna en mi cabeza en la que Owen me mirara como yo lo miró, pero... Ocurrió, me besó y me dijo que me quería. Que solo me quería a mí y le creí.

Mi corazón se removió con sus palabras, mis ganas de vivir aumentaron al mismo ritmo que una sonrisa de felicidad aparecía en mi rostro... Fui estúpido, supuse que era mi momento de ser feliz, que después de perder a los que quería, recibiría algo bueno. Algo bonito que me ayudaría a sanar ¿Soy un imbécil? Si creo que lo soy, porque en esta historia Bradly nunca tiene lo que quiere.

Abrí el libro con runas que me habían entregado los infiltrados y leí en voz alta lo que necesitaba para que la runa que quería funcionará.

- Lágrimas de tristeza, sinceridad y dolor- leí creyendo que era estúpido lo que pedía.