Mew se detuvo, al ver a Mean en su oficina en la planta alta, por la puerta apenas entreabierta. Eran bien pasadas las cuatro de la mañana y, aunque Mean ocasionalmente se quedaba levantado hasta tarde con Plan, era inusual encontrar al antiguo Dark Hunter despierto, solo.
Inclinando la cabeza, observó por la rendija cómo Mean se inclinaba sobre un montón de papeles, tironeándose el pelo. Mew podía sentir su frustración.
Golpeó suavemente a la puerta, para no sobresaltarlo.
Mean levantó la vista y se quitó los anteojos.
-Ah, hola -dijo en un tono bajo mientras Mew abría un poquito la puerta-. Pensé que serías Plan, rogándome que fuera a la cama.
-Ni por todo el dinero del universo -dijo Mew mientras entraba. Fue a pararse frente al escritorio Chippendale negro en forma de riñón, sobre el cual estaban esparcidos algunos papeles oficiales y notas hechas a mano-. ¿Qué haces levantado tan tarde?
-No podía dormir. Yo... -Mean hizo rechinar los dientes.
-¿Qué? -preguntó Mew, preocupado por su viejo amigo.
Mean suspiró larga y cansadamente.
-No tienes idea de cómo es esto, Mew. Lo duro que es cada día. ¿Al menos recuerdas cómo era ser humano?
Mew depositó su mochila en el piso mientras escuchaba los pensamientos de Mean. Estaban desorientados y llenos de pánico.
Normalmente, Mew no respondía ninguna pregunta sobre su pasado, pero su amigo necesitaba consuelo; para ser sincero, tomando en cuenta la porquería que había sido esa noche con Saint, Jam, Ohm, Apo, la Destructora y los Daimons, él también lo necesitaba.
-Sí, recuerdo ser humano, pero hago mi condenado mejor intento para no detenerme en eso.
-Sí, pero, sin ofenderte, eras joven cuando moriste. No tienes idea de la responsabilidad que tengo.
Mew tuvo que reprimir una risa amarga al escucharlo. Si Mean tan solo supiera...
Habría intercambiado destinos y responsabilidades con el antiguo General griego en un parpadeo.
-Observa esto -dijo Mean, empujando un pedazo de papel hacia él-. Olvida a los malditos Daimons, la cosa más terrorífica en este planeta son los abogados y los agentes de seguros. Mi dios, ¿conoces las estadísticas por accidentes de tráfico? Me aterra subir a mi hija o a mi esposo al auto. Mi botiquín, que no solía tener más que pasta dental y vendas, ahora tiene Advil, Sudafed, Bengay, Lipitor, y Benicar. Tengo presión arterial alta, alto colesterol...
-Bueno, en verdad abusaste de tu cuerpo con la comida chatarra los últimos cuarenta años.
-¡Era inmortal! -dijo Mean bruscamente, y entonces su rostro palideció-. Voy a morir otra vez, Mew. Sólo que en esta ocasión, dudo que Artemisa esté allí para ofrecerme un intercambio -se pasó una mano por el cabello-. Mi esposo morirá algún día, y Marissa...
-Ni siquiera lo pienses.
Los ojos de Mean lo observaron con enojo.
-¿Que no lo piense? Para ti es fácil decirlo. No vas a morir. Y la muerte es en lo único que puedo pensar, especialmente desde que Plan sigue teniendo esas pesadillas. Ahora soy humano. No puedo protegerles como antes podía.
-Por eso es que Kassim y yo estamos aquí.
Mean sacudió la cabeza y luego buscó sus anteojos.
-Y odio estas malditas cosas que tengo que usar para leer la letra pequeña que está diseñada para robar mi alma de un modo aún más efectivo que la diosa. ¿Qué me sucedió, Mew? Ayer, era la cosa más mala cazando en la noche. Los Daimons temblaban de miedo ante mí. ¿Ahora qué soy? Soy tan patético que tengo que sobornar a Saint para que deje algunos beignets dentro de la casa y esconderlos en un armario para poder comer uno sin que Plan se entere y me exprima una vez más. Tengo problemas de sinusitis. Si duermo mal, por la noche me duele la espalda. Mis rodillas duelen como el demonio y ayer, cuando me agaché para levantar a Marissa, casi me caí. Envejecer realmente apesta.
ESTÁS LEYENDO
07 MileApo
FanfictionUn vampiro y un cazador de vampiros #perdonenaMile #prayporMilo »Resumen adentro.