Un año mástarde
—Miren al pobre bastardo —dijo Mean, sentado dentro del Café Pontalba con Plan, Khao, First, Santa y Cooheart, cenando—. Debería haber sido bueno y matarlo cuando tuve la oportunidad.
A través de la puerta a su derecha, podían ver a Apo y Mile caminando hacia la Catedral de St. Louis.
Plan, Khao y Cooheart fruncieron el ceño mientras los observaban.
—¿Qué? —preguntó Plan.
—Está tan arruinado —dijo Santa antes de tomar un trago de su cerveza—. Me pregunto qué hizo mal esta vez.
—¿De qué están hablando? —preguntó Cooheart.
—Conozco ese modo de caminar a lo Devereaux —dijo Mean, sacudiendo la cabeza—. Es el andar de "no obtendrás nada esta noche, compañero, así que ni siquiera preguntes".
—Oh, sí, demonios —concordó Santa—. Alégrate de haberte casado con el único de los hermanos que no te torturará en un arranque de furia, Mean. Realmente tuviste suerte.
—¿Discúlpame? —Cooheart miró enojado a su esposo.
Mean rió.
—Si fuera tú, no me reiría —dijo Plan, con la voz tensa mientras veía a Apo decirle a Mile con el gesto "no te estoy escuchando".
Entonces Apo continuó caminando delante de él, mientras Mile lo seguía y hacía gestos para apaciguarlo.
—Realmente odio ese andar —murmuró Santa.
—Creo que ambos verán ese andar de cerca esta noche —dijo First antes de extraer su teléfono Nextel. Buscó entre los nombres antes de presionar el botón para hablar—. Hey, ¿Otto? ¿Dónde estás?
—En el Café Du Monde. ¿Por qué?
—¿Puedes ver a Mile y Apo? Parece que se dirigen por el Pedestrian Mall hacia ti.
Otto hizo un sonido de asco.
—Sí, necesitan conseguir una habitación.
—¿Perdón? —preguntó First.
—Están besándose como dos adolescentes calientes.
Plan y Cooheart miraron indignados y furiosos a sus maridos.
—De ningún modo.
Mean se levantó y salió corriendo por la puerta, con Santa sólo un paso detrás de él.
Caminó toda la calle para ver a Apo y Mile detenidos frente a la tienda de Cooheart.
Efectivamente, estaban besuqueándose.
—¿Discúlpenme? —dijo Santa—. Saben, hay leyes de decencia pública aquí.
Apo se burló de Santa.
—¿Recuerdas lo que te sucedió la última vez que intentaste decirle a un Devereaux cuáles eran las leyes de la ciudad?
Santa se puso pálido.
Apo rió y luego regresó a lo que había estado haciendo antes que Santa lo interrumpiera tan rudamente.
FINESCENA ELIMINADA DE LA NOVELA
A causa de la naturaleza tan oscura de Disfruta la Noche, y del hecho que deseaba terminarla con un final feliz, la siguiente escena fue removida. La dejo aquí para aquellos de ustedes que deseen leerla:
Mew escuchó tranquilamente mientras el sacerdote pronunciaba palabras de consuelo afuera de la bóveda en el cementerio St. Louis, donde Cherise Suppapong había sido puesta a descansar. First, Khao, Mean, Plan, Apo y Mile estaban de pie a su derecha, mientras que Zee, Nunew y los Peltiers estaban alineados a su izquierda, para presentar sus respetos a una de las mujeres más excelentes que Mew había tenido el privilegio de conocer. Vestía la misma ropa que llevaba el día en que la había conocido. Un par de pantalones negros sueltos, un enorme suéter negro y un largo abrigo de cuero. Cherise lo había mirado una vez y había chasqueado la lengua.
—¿Cuándo fue la última vez que comiste? —le había preguntado.
—Una hora atrás.
Sus palabras no la habían engañado. Convencida que estaba mintiendo para salvar su orgullo, lo había sentado prontamente en una silla, y había procedido a hacerle un plato Cajun de papas ralladas fritas, mientras que Saint intentaba no reírse de ellos.
En los últimos once mil años, ella había sido una de los pocos humanos que había tratado a Mew como un ser humano. No lo había visto como otra cosa más que un joven hombre que necesitaba el amor de una madre y un amigo.
Y la extrañaba más que a nada.
Mientras estaba allí parado, con el frío viento atravesándolo, podía oír a su propia alma gritando de furia por haber sido el causante de esto. ¿Cómo podía una frase expresada en un momento de enojo causar tanto daño? Pero, podía. Los cortes y los moretones siempre sanaban, pero las palabras dichas con furia eran frecuentemente más permanentes. No dañaban el cuerpo, destruían el espíritu.
—Conocí a Cherise el día en que su madre la dio a luz —les contó el viejo sacerdote—. Y estuve allí la noche en que trajo a su propio hijo al mundo. Saint era su orgullo, y todos ustedes, que la conocieron, saben que si alguna vez le preguntaban cuál era su posesión más preciada, ella hubiese respondido con el nombre de Saint.
Mean miró de costado a Mew, quien escuchó los pensamientos del antiguo General griego. Como el cuerpo de Saint no había sido encontrado luego del violento asesinato de Cherise, el consenso entre los Dark Hunters y Escuderos de Nueva Orleáns, tanto antiguos como actuales, era que el mismo Saint se había convertido en un Dark Hunter.
Todos sabían que no les convenía preguntarle la verdad a Mew.
Los humanos que no sabían nada acerca de su mundo habían asumido que Saint había sido otra víctima del destino que había acontecido a su madre, mientras que las autoridades creían que Saint la había matado.
Por esa razón era que Mew sabía que no podía traer de regreso a Saint a Nueva Orleáns. Al menos no por un largo tiempo. La policía estaba buscándolo, y lo condenarían en un abrir y cerrar de ojos.
Sin mencionar que, en realidad, no quería que nadie supiera acerca de Saint. Al menos no hasta que Saint estuviera listo para enfrentar al mundo.
Una vez que el sacerdote terminó, Plan y Apo colocaron las rosas que tenían en la mano en la puerta de la bóveda de Cherise, mientras el sacerdote y los Peltiers se iban.
Plan se detuvo junto a Mew.
—Más tarde tendremos una ceremonia conmemorativa para Saint, en nuestra casa. Sólo Dark Hunters y Escuderos.
Mew asintió, pero se rehusó a mirarlo a los ojos. Si lo hacía, estaba seguro de que Plan sabría la verdad.
No se movió hasta estar solo. Suspirando, observó los monumentos de piedra que formaban el cementerio. Había tantos aquí a quienes había conocido personalmente. Tantos que había visto vivir y morir.
Podía oír el sonido de sus voces en su mente, recordaba sus rostros, sus vidas.
—Lo siento, Cherise —susurró.
Dando un paso adelante, creó una mavyllo, la rosa negra sagrada que había sido creada por su madre, y la depositó junto a las rojas. A diferencia de las rojas, echaría raíces allí y crecería en su memoria.
Era el honor más grande que alguien de su especie podía concederle a nadie.
—No te preocupes, Cherise. No permitiré que nada malo le suceda a tu hijo... lo prometo.
⚜️ Gracias por leer⚜️
El siguiente libro es el de Earth y Mix.
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07 MileApo
FanficUn vampiro y un cazador de vampiros #perdonenaMile #prayporMilo »Resumen adentro.