Capítulo 15

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Mile estaba dividido entre su lealtad y su deber. El Dark Hunter dentro de él quería encontrar a Mew, pero el hombre en su interior se rehusaba a abandonar a Apo, quien estaba vigilando la tienda de su hermano hasta que el médico forense, Tae, llegara.

Uno por uno, había contactado a su familia para asegurarse que estaban a salvo.

Vaciló ante el último número que quedaba por llamar.

—No puedo llamar a mi mamá y contarle —dijo, con las lágrimas cayendo—. No puedo.

El teléfono sonó.

Por la expresión en su rostro mientras veía el identificador de llamadas, él se dio una buena idea de quién era.

Mile le quitó el teléfono celular de la mano y lo abrió.

—Apo Devereaux —dijo con calma.

—¿Quién habla? —la mujer sonaba un poquito frenética.

—Soy... —dudó en dar su nombre entero, ya que ella sin duda lo registraría como el nombre de un enemigo, y se asustaría aún más—. Milo —dijo con firmeza—. Soy amigo de Apo.

—Esta es su madre. Necesito saber que está bien.

—Apo —dijo él, suavizando su voz mientras le ofrecía el teléfono—. Tu madre quiere saber si estás bien.

Apo se aclaró la garganta, pero no tomó el teléfono de la mano de Mile.

—Estoy bien, mamá. No te preocupes.

Él regresó el teléfono a su oreja.

—Señora Devereaux...

—No lo digas —le pidió, con la voz quebrándose—. Ya lo sé, y necesito a mi bebé en casa conmigo. No quiero que esté solo. ¿Podrías traer a Apo aquí, por favor?

—Sí.

Ella colgó.

Mile terminó la llamada y le devolvió el teléfono a Apo, quien lo metió en su bolsillo.

Él se sentía completamente inútil ante su dolor, y odiaba eso más que nada. Parecía que debía haber algo que pudiera decir en un momento así y, sin embargo, sabía por experiencia propia que no lo había.

Lo único que podía hacer era abrazarlo.

—Hola, ¿todos? —la voz de Otto sonó por el intercomunicador Nextel—. Estoy en la casa de Saint. La puerta del frente estaba abierta y algo realmente malo sucedió aquí. Necesito que contemos cabezas inmediatamente.

Kyl respondió enseguida, al igual que Zee y Janice. First respondió luego, seguido por Zoe y, entonces, Mile.

Todos esperaron que el siguiente hablara.

Nadie lo hizo.

—¿Saint? —llamó Otto—. ¿Estás allí, cajun? Vamos, compañero, respóndeme con algo inteligente —nadie contestó. Mile se quedó helado—. ¿Jean-Luc? —preguntó Otto. Nuevamente, nada—. ¿Mew? —una sensación de severo pavor atravesó a Mile, mientras Apo lo miraba con pánico. Sabían el próximo nombre antes de que Otto lo pronunciara—. ¿Mean? ¿Kassim?

Sólo la estática llenaba la línea.

Mile extrajo el Nextel de su cinturón y habló sólo con Otto.

—¿Qué sucedió en lo de Saint?

—Cherise está muerta y no hay señales de él. Encontré su arma caída sobre un charco de sangre junto al cuerpo de su madre, sin una bala, pero no es eso lo que mató a Cherise.

07 MileApoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora