Capítulo 15

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A Derek se le estaba a punto de salir el corazón del pecho. No se podía creer que Judith hubiese dado el primer paso. La verdad es que no la veía capaz de hacerlo, pero lo había hecho. Cuando ella se separó echó de menos el tacto de sus carnosos labios, así que agarró su cabeza y acortó la distancia para saborear otra vez sus labios y deleitarse de su dulce tacto. Le mordió con suavidad el labio inferior antes de separarse de ella poco a poco y se sonrieron con timidez. Estaban sin aliento, tenían las mejillas sonrojadas a punto de estallar y tenían los labios en carne viva. Él, sin poder evitarlo, volvió a rozar los suyos con los de ella y se separó enseguida cuando escuchó que unos pasos se dirigían hacia la habitación.

Judith se levantó de la cama y se sentó en el borde, dando a entender que allí no había pasado nada. Pero sus mejillas sonrojadas, sus sonrisas atontadas y sus ojos brillantes de emoción, daban a entender todo lo contrario.

Montse, Aitana, Erik y Zaida entraron en la habitación con rapidez, interrumpiendo el momento tan especial que estaban teniendo.

—¿Ya está hecho? —preguntó Montse interesándose por Derek que asintió con la cabeza.

—Genial, entonces podemos empezar con el plan —contestó Erik sonriente.

—Espera —le dijo Montse mientras se acercaba a su hija—. Judith, ¿has cogido la tarjeta violeta que te dio ayer Josep?

—¿Cómo sabes que me dio una? —preguntó sabiendo que ella no estaba presente en aquel momento.

—Porque sabía de sus intenciones, él no me cuenta mucho pero me había dicho que tenía la intención de entregarte una si pasabas una prueba. Pensaba que la prueba sería mucho más adelante pero al final fue anoche y como la aprobaste te entregó la tarjeta. Con ella podemos entrar en el área Zero y podríamos hacerlo esta misma noche.

—La metí en el bolsillo del pantalón que llevo, así que debe estar aquí.

Se metió la mano en el bolsillo izquierdo y se encontró con la tarjeta violeta, se la enseñó al grupo y ellos sonrieron con satisfacción.

—Esta noche tenemos una misión —dijo Derek, que se había levantado de la cama.

—Tú te quedarás aquí —le indicó Montse muy severa.

—Montse, estoy bien. Me siento lleno de vida, lleno de fuerza. Me siento como si hubiese rejuvenecido cien años.

La mujer miró con la ceja enarcada a Derek, era evidente que el vampiro mostraba un aspecto mucho más jovial que unas horas antes, pero dudaba si aquello era debido a la sangre o a otra cosa muy distinta.

—Está bien —suspiró—, pero a la mínima te vas a casa. No quiero cargar otra vez con tu cuerpo hasta la mansión, ¿entendido?

Derek afirmó con la cabeza y se sentó al lado de Judith, que no pudo evitar que la cercanía del vampiro hiciera que se le acelerara el pulso.

—¿Y yo? —preguntó temblorosa —¿Puedo ir con vosotros?

—No pienso dejarte aquí sola, así que sí, te vienes con nosotros.

Todos aceptaron lo que había dicho Derek, al fin y al cabo, era el líder del clan y era él quien tomaba la última decisión. Así que trazaron el plan para aquella noche, tan sólo iban a mirar qué había en el área Zero, así que era una misión muy sencilla. Primero Judith tenía que lograr anular el hechizo protector que protegía todo el perímetro de la sede, así que estuvo un rato investigando algunos grimorios hasta que encontró un hechizo que podría funcionar. Se acercaron a la zona y Judith empezó a canturrear las palabras que invocaban el hechizo de anulación. Cuando vio que de repente aparecía una luz azul que los envolvía, supo que había funcionado.

Entre dagas y colmillos ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora