Epílogo

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Seis meses después.

—¿Cómo sigue la historia?

—¡Cuéntanos! ¿Qué más pasó?

Los niños miraban expectantes a un Derek demacrado, ojeroso. Adoraban la historia y necesitaban saber más, siempre se quedaban con ganas de más. Pero el vampiro no podía más, siempre que acababa de explicar la historia, acababa más devastado de lo que estaba. Suspiró hondo y se llevó las manos hacia el rostro para ocultar las lágrimas que iban a salir, siempre le ocurría lo mismo.

—Chicos, ya es hora de que vayáis a jugar, Derek necesita descansar.

Los niños hicieron pucheros pero se fueron corriendo hacia el jardín para jugar hasta la hora de alimentarse. Aitana se agachó delante de Derek y le apartó las manos de la cara.

—Ya han pasado seis meses, deberías intentar seguir hacia delante.

—¿Pretendes que la olvide? ¿quieres que siga hacia delante y olvide su cuerpo inerte entre mis brazos?

El vampiro la miraba con furia en los ojos, últimamente era el único sentimiento que tenía dentro de su ser. Rabia, pero también tristeza.

—Sé que no puedes hacer esto, el hilo rojo lo impide, pero... no puedes seguir así, te estás consumiendo, ¡mírate! Estás pálido, las ojeras te llegan hasta los pies...

—¡¿Y qué quieres que haga?! —exclamó poniéndose de pie hecho una furia y tumbando el sillón dónde estaba sentando segundos antes. —¡No puedo desvincularme de ella! ¡El maldito vínculo me lo impide!

El vínculo. El famoso hilo rojo que conecta a dos personas. Derek estaba conectado a Judith. Judith estaba conectada a Derek. Para los vampiros, el vínculo era algo irrompible, sólo podía romperse cuando uno de los dos fallecía. Pero Judith no estaba muerta, tan sólo estaba condenada a un sueño eterno. Y Derek estaba condenado a sufrir por ello. La mayoría de veces sentía rabia en su interior, pero muchas veces sentía tantísimo dolor que parecía que se le hubiesen roto todos los huesos del cuerpo. Pero a pesar del dolor no quería desvincularse de ella, el hilo rojo era lo único que lo seguía uniendo a Judith, aunque ella estaba a miles de kilómetros de allí.

—Podría hablar con mi madre y... —susurró ella cabizbaja.

Aitana también estaba sufriendo con la pérdida de su hermana. Deseaba haber hablado más con ella, conocerla, reírse juntas. Pero el destino era demasiado macabro, le había quitado a su nueva hermana demasiado pronto.

—¿Y qué? ¿Me podría ayudar en algo? ¿A caso ha averiguado algo en estos seis meses?

—No —contestó entre dientes.

Montserrat, en medio de todo el caos que había aquella tarde en la sede, cogió el cuerpo de su hija y se lo llevó lejos, muy lejos de allí. Quería buscar ayuda, buscar una solución que pudiera revertir el efecto del hechizo. Habían pasado seis meses y aún no tenían ningún tipo de información, así que daban por hecho que Montse no estaba teniendo éxito en su búsqueda.

—Pues ya está, no tienes por qué decirle nada. Soy mayorcito, sé cuidarme solo.

—Me estás demostrando que no es así, dime, ¿sigues bebiendo infusiones de verbena? Tu cara de culpable me dice que sí, ¿esto es cuidarte? ¡Te estás envenenando a ti mismo!

Derek suspiró y se marchó de la sala sin decirle nada más a Aitana. Sabía que ella tenía razón, que se estaba envenenando a sí mismo y se estaba autodestruyendo poco a poco, pero, ¿qué más podía hacer? No podía salvarla, esta vez no. Tan sólo le quedaba ahogarse entre los recuerdos que cada vez le dolían más.

Subió a su habitación y se encerró con llave, hacía bien poco que había decidido colocar una cerradura en la puerta para que así nadie le molestara. Se fue directo hacia la estantería, llena de libros más antiguos que él mismo. Cogió uno, el de tapa dura, con el lomo verde oscuro y letras en dorado. Plantas y flores únicas, ese era el título. Llenó de aire sus pulmones y abrió el libro por la página dieciocho. Ahí estaba, como siempre. Pequeña, blanca, con sus pétalos colocados en forma de estrella. La Edelweiss. La flor más especial. La flor de Judith. La flor de los dos.

Acarició con suavidad aquellos pétalos, disfrutó de su tacto rememorando aquel día tan feliz, cuando le dijo por fin lo que sentía por ella. Cuando le abrió el corazón, cuando le regaló la flor que significaba amor eterno. Una fría y solitaria lágrima resbaló por su mejilla, no se apresuró en limpiársela como siempre hacía. Simplemente dejó que sus ojos expulsaran toda la tristeza que sentía dentro.

—Tengo que acabar con esto —susurró guardando otra vez el libro en la estantería.

Esperó a que se hiciera de día para aprovechar que sus compañeros no podían ser expuestos a los rayos de sol. Llenó una maleta con su ropa y algunas fotos, entonces, se quedó mirando la estantería, quería llevarse algunos libros pero no sabía si llevarse el libro de la flor. Si lo dejaba en la estantería era como si dejara a Judith para siempre, y no podía, aún no podía abandonar su recuerdo. Así que se lo guardó en la maleta junto con otros libros. Quizás estaba siendo algo cobarde al huir de aquel sitio, pero sentía que si no se iba de Sierra Norte, se ahogaría entre tantos recuerdos y jamás podría salir de aquella espiral de dolor que lo estaba consumiendo.

Salió de su mansión sin mirar atrás, el clan sobreviviría sin él, de eso estaba seguro, fue caminando por la carretera con el único propósito de irse lejos de allí. Derek McKenzie, después de siglos viviendo en Sierra Norte, se iba para siempre. No tenía pensado regresar allí, pensaba volver al hogar que lo vio nacer, dónde fue feliz durante gran parte de su vida. Había llegado el momento de volver a Nueva Zelanda, el sitio que vio nacer el clan McKenzie siglos atrás. 


Y hasta aquí ha llegado Entre dagas y colmillos. Lo que empezó siendo un "voy a intentar participar en el ONC" ha acabado siendo la primera novela que termino y con la que he disfrutado muchísimo escribiéndola y ojalá vosotros hagáis disfrutado leyéndola. 

Como he dicho en algunas ocasiones, tenía pensada una segunda parte aunque el final me ha gustado como ha quedado. Pero bueno, no sé qué haré en realidad. No sé si haré segunda parte o alargaré Entre dagas y colmillos escribiendo más capítulos y entonces sí darle un final digno. 

Bueno y ahora algunas preguntitas XD ¿qué os ha parecido la historia? ¿os ha gustado? ¿Qué es lo que más y lo que menos os ha gustado? ¿Qué os han parecido los personajes? ¿Creéis que debería cambiar alguna cosa? 

Interrogatorio digno de la FBI pero todo sea para mejorar XD ¡muchísimas gracias por leerme! y también por comentar en cada capítulo y votar!  y.... 

¡¡¡Toca acabar esta etapa peeeero la semana que viene empieza otra!!! Tenía muchas ganas de decir esto jejeje en fin, como ya sabéis, tengo un bloqueo de la hostia con mi otra historia, Adrenalina. Pues resulta que no sé dónde leí que para salir de un bloqueo va bien escribir cualquier otra cosa y eso he hecho y en fin.... que un día cualquiera me puse a escribir una novela de romance juvenil (yo, que NUNCA JAMÁS había escrito algo así) y resulta que me ha gustado tanto como me ha quedado que la semana que viene empezaré a subir los capítulos!!! La historia se llama: Siempre nos quedará Londres y espero y deseo que os encante :) 

Entre dagas y colmillos ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora