Capitulo 40: No quiero herirte

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Abro los ojos de a poco y bostezo cerrando de nuevo los ojos, me enderezo sentándome en la cama pero me doy cuenta que Steve no estaba conmigo. Me llevo el edredón al pecho y me levanto buscando mi ropa pero solo estaba la ropa de Steve tirada, "donde estaba la mía?" me pregunto al tiempo que me agacho y tomo la camiseta de Steve del piso. Busco por la recamara mis bragas pero no las encuentro "maldita sea Steve, donde las pusiste?" vuelvo a pensar refunfuñando y moviendo cosas, hasta que me agacho y ahí estaban, debajo de la cama. Sonrió y me las pongo, para luego ponerme la camiseta de Steve e ir al baño. Me veo en el espejo, tenía una sonrisa gigantesca, las pocas ojeras que tenía, ya habían desaparecido, las mejillas sonrojadas, y los labios rojos. Me muerdo el labio inferior aun intentando retener la sonrisa, pero es inútil, me rio como loca de un momento a otro y solo me miro de nuevo al espejo radiante de felicidad. Salgo del baño y doy un respingo al ver una espalda al descubierto sobre la cama, Steve se da la vuelta y sonríe de inmediato al verme—pense que habrías huido—me dice sonriéndome levemente te, salgo del baño sintiendo como las mejillas me vuelven arder y quedo a un metro de el—nunca huiría de ti—le susurro y eso incrementa su sonrisa, dirijo la mirada hacia abajo y veo como habia una charola de color plata, con un jugo de naranja, fruta y huevos en el plato. Miro el plato maravillada y luego miro a Steve aún más sonriente—te he dicho que los hombres que cocinan, me encantan?—le pregunte sonriéndole, el me toma de la mano sentándome al borde de la cama—estas bien?—pregunta y lo miro confundida—si, porque no podría estarlo?—le pregunto, el baja la cabeza un segundo pero después su mano me rodea la cabeza y me acerca a el, sus labios besan mi frente con fuerza y solo siento como sus brazos me envuelven en un abrazo, reacciono unos segundos después y rápidamente lo rodeo con mis brazos de igual forma, nos quedamos en silencio un rato, me concentro en el calor de su cuerpo y en los latidos de su corazón—estoy bien Steve...enserio—le aseguro, y hago mi rostro hacia atrás para mirarlo a los ojos, el se veía tranquilo, pero preocupado, preocupado, pero no tenía porque estarlo, ahora estábamos mas juntos que antes y eso tenia que tenerlo claro.—quieres ir a caminar?—me pregunta con la misma tranquilidad que se refleja en su rostro, le sonrió levemente y asiento—primero desayuna—me ordena de forma de broma guiñándome un ojo, me rio al verlo tan relajado y asiento sentándome en la cama, me pone la charola sobre las piernas y desayunamos juntos en la cama—hace mucho que cocinas?—le pregunto metiéndome el pan tostado a la boca, el se ríe y asiente en lo que come los huevos con tocino—hace bastante, mucho antes del 45, pero ahora lo reforcé  más viviendo solo—me explica y alzo las cejas—ya no tienes quien te haga la cena?—pregunto arqueando las cejas y vuelve a reírse—no, me gusta ser independiente—susurra y le sonrió—a mi igual, nadie me cocinaba cuando me echaron de casa, pero...es igual, no era gran cosa, aunque aprendí algunas recetas antes de irme—le digo tomando el jugo de naranja dando por finalizado el desayuno, aunque veo como Steve deja de comer de repente y levanta la mirada—los extrañas?—me pregunta y por un segundo no se a lo que se refiere—a tus padres—completa. Me muerdo el labio intentando pensar en eso, ¿los extrañaba? La verdad es que hace mucho que no me planteaba esa pregunta, lo único en lo que me enfoque mucho tiempo fue en sobrevivir en la calle, en donde dormiría cada noche, como le haría para comer. No tenía tiempo para pensar en ellos. Me miro las manos sin saber que contestar, la verdad es que no creo extrañarlos...Y porque lo haría? Si me echaron en cuanto se hartaron de mi. No debería pensarlo siquiera, no los extrañaba.—No, para nada—le aseguro dejando esos pensamientos de mi familia de lado. Levanto la mirada y  me cruzo de piernas sobre la cama, el tiene una expresión seria, como si no me creyera o eso pareciera—ni siquiera un poco?—me vuelve a preguntar pero niego—me crie sola, así me quedare—digo suspirando, le trato de sonreír pero el no me devuelve la sonrisa, estira su brazo y toma mi mano con la suya entrelazándolas—no estas sola—susurra, siento como me acaricia el mentón de la mano y un escalofrió me recorre toda la columna vertebral—me tienes a mí—dice pero me hace darme cuenta que esta conversación no terminara aquí, le sujeto la mano y las contemplo así, unidas un minuto antes de tomarla y acercarla a mis labios para darle un beso en el torso y los dedos, el aparta la charola de en medio y con el brazo libre me toma de la cintura y me sienta en su regazo.

For you (Steve Rogers y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora