Capitulo 55: Operación Museo

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Tomamos dos autos separados, los chicos irían en una camioneta estándar y Nat y yo en una limusina —Stark se esta luciendo—musita Nat entrando a la limusina, ella iba mas con esto, honestamente estaba preciosa, un vestido blanco, escotado, con pedrería en el pecho y escote de corazón, con su corte y su maquillaje parecía una estrella de los años veinte. —Si pero es para no levantar sospechasmurmuro adentrándome en la limusina, ella asiente y la limusina comienza avanzar, el viaje se emprende al museo. Un nerviosismo me comienza a dar en la garganta cuando el trafico comienza a a hacerse presente, ya casi estábamos llegando. La mano helada de Nat en mi hombro me aparta los ojos de la ventana y la miro dos micrófonos para el oído —toma, pontelo en la oreja derecha, así podremos escuchar a los chicos y ellos a nosotrosme dice poniéndose el suyo en la oreja—pero...esto solo es un micrófono—murmuro y ella asiente entregándome un pequeño aparato plateado—lo se, con eso podremos escucharlos, tiene adhesivo ponteo con cuidado dentro del oído, pero no demasiado, es delicadome dice al tiempo que ella hacia lo mismo, las manos estaban temblandome, me pongo el micrófono con las manos aun temblorosas haciendo mi cabello hacia un lado, Nat pareciera que se dio cuenta porque fue ella quien me inserto el aparato para escuchar a los chicos. Me tapo la oreja al terminar y me veo justamente igual que antes de ponérmelo, Nat dejo todos sus risos del lado de su oreja derecha, eso debió decirme algo. Le sonrió mientras volvía a recargarme en el asiento pero una interferencia empezó a sonar en mi oído—ah!me quejo instintivamente llevando la mano al oído pero Nat me da un golpe en la misma, se ve su ceño fruncido y niega mientras pareciera que se esforzaba por escuchar.—Stark—dice Nat apretando los dientes, la interferencia seguía vigente, y sentía que el tímpano me iba a explotar si no me quitaba esa maldita cosa de la oreja. —N...Na...Hay....h...in..ter..fe..ren...cia...escucho a través del aparato para después escuchar como se apagaba—gracias a Dioslogro decir, Nat asiente dejándose caer en el respaldo del asiento, pero entonces la interferencia vuelve, pero en menos de cinco segundos se va.—1...2...chicas nos escuchan?—escucho a través del aparato—tal vez nos perdieronlogro escuchar de nuevo. Era Stark.—Puede, como también puede que tal vez estén hablando con una estación de radio en Tokiose escucha otra voz, Clint.—No, chicos, aqui estamos, si los escuchamoshabla Nat apresuradamente, escucho un montón de suspiros—a pesar de reventarnos los tímpanos—digo haciendo una débil mueca, aun seguía sintiendo molestias en el oido. —Lo lamento preciosa, la señal no es la ideal pareciera que estuviéramos en bangkok en lugar de Siberia—musita Stark a través del aparato—me arrepentiré por preguntar pero que tiene que ver Bangkok, en todo esto?le pregunta Nat mientras se acomodaba el cabello de nuevo—hay demasiada interferencia, por todas las cadenas de radio y satélites, en verdad es una molestia—explica Stark, me rió mientras ponía los ojos en blanco pero mi risa se apago apenas llegamos a la entrada del Museo.—Carajodigo en voz baja y veo toda la gente afuera del museo con sus trajes y vestidos negros.—___....la voz de Steve se hace escuchar y me sale una pequeña sonrisa mientras bajaba del auto de Natasha—Señoritas—susurra el chófer abriéndonos la puerta. Nat le hace solo un asentamiento de cabeza y subimos los mil escalones que había que subir hasta llegar a la entrada, la mayoria de las personas en el lugar se nos quedaban viendo con inquietud a la hora de pasar, me preguntaba si seria por el vestido, o porque todo el mundo iba de negro. Llegamos a la puerta donde habia un joven atras de un mostrador con una lista—Buenas nochesnos dice y le sonrió—Buenas noche—repito intentando ignorar mi nerviosismo—sus nombres señoritas?nos pregunta volviendo su mirada a nosotras, me vuelvo a poner tensa al pensar que no sabia que al llegar iban a tomarnos lista, Nat no parecía en lo mínimo preocupada, ni siquiera se inmuto, en vez de eso, le le sonríe con una sonrisa que jamas le había visto hacer..."¿estaría por coquetear?" me preguntaba—Alina y Anna Novikovle responde con la misma sonrisa, el chico de no mas de 25 años agarra la lista con mas firmeza y busca nuestros "nombres"—lo siento señorita es...musita pero Nat lo interrumpe mientras —tarde, lo se, hace falta un ejercito para que me vea así—dice Nat sonriendole de la misma manera..."esto no me esta gustando" pienso sintiendo la brisa acariciarme mis piernas, con apenas algo que las cubriera. Una mueca se formula en mi rostro cuando empiezo a sentir la brisa mas fuerte, el aire helado de Siberia era prácticamente hielo, hielo y oxigeno. El señor se engrosa la garganta para volver hablar—Perdóneme señorita, pero me encantaría estar en listado en ese ejercitomurmura y mis ojos se abren como platos—que idiotame dicen al oído sobresaltándome, entonces recuerdo que era Clint hablando por el odioso aparato—bueno, si aquí están, pasen una linda veladadice volviendo su vista de la lista hacia nosotras con una sonrisa. Un suspiro de alivio se me escapa y le sonrió volviéndonos a poner en marcha hacia dentro del edificio, entramos a un vestíbulo antes de ingresar a un gran salón con paredes de mármol negro y un piso de marfil—entramosmusita Natasha apenas moviendo los labios—esta bien chicas, se los pido no llamen la atención, perfil bajoescucho la voz de Steve y eso me tranquiliza al mismo tiempo que caminamos junto al mundo de la mafia. Caminamos hasta un poco antes de la entrada del salón, podía escuchar mis tacones sonar desde que atravesamos la entrada del museo. Paro mi paso al ver a todos, absolutamente a todos, todos los presentes con vestidos y trajes negros.—Pero que mierda...digo intentando procesar lo que estaba pasando, miro mi vestido, y el de Nat, estábamos de blanco, en un museo con prácticamente toda la mafia, y toda la mafia venia de color negro, negro, negro "maldita sea"—estamos jodidasdice Nat en un tono bastante bajo pero aun así logro escucharla, en efecto estábamos mas que jodidas. 

For you (Steve Rogers y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora