capítulo cuatro

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— ¡Dos vueltas más!— alzaste la voz hacia los jóvenes quienes estaban en entrenamiento.

  Colocaste tu mano sobre tu cadera observando a cada integrante del equipo de fútbol, fue allí donde lograste apreciar como es que algunos de ellos ya estaban fruncieron su rostro debido a tus palabras, ya habían hecho demasiadas vueltas por el campo y aunque sabías que ellos ya estaban algo cansados, sabías que debías de seguir con el entrenamiento.

  Si Kidokawa Seishuu quería ganar el torneo de este año, se debía de esforzar demasiado durante los entrenamientos y más ahora teniendo en cuenta que él instituto Raimon, no estaba obedeciendo los resultados de los partidos que Fifth Sector decidía, además esto le costaría demasiado a los demás equipos de los otros institutos.

  Para la organización es normal presenciar como es que algunos institutos desobedecieran las órdenes directas de Fifth Sector, los entrenadores eran los que daban las órdenes a los jugadores y es que la mayoría estaba en contra de lo que dicha organización estaba realizando con el fútbol. Admitias que Raimon se había tardado demasiado con su revolución, pero nunca es tarde para intentar hacer lo correcto.

  Todo cambio para ti desde el día en el que tenías que dirigir y entrenar a jóvenes amantes del fútbol, ellos ahora eran guiados a un juego que ya no estaba del todo libre como antes, las cosas no siempre fueron fáciles para ti estando en esta organización.

— ¡Recuerden cuál es su meta!— exclamaste hacia los jugadores, una vez que lograste visualizar como es que algunos de ellos dejaban de correr, tenías que aumentar la resistencia del equipo—. ¡Quieren volver a enfrentarse a Raimon en las finales ¿no es así?!

  Una vez que pronunciaste aquellas palabras había llamado la atención de los jóvenes deportistas, quienes alzaron la mirada hacia tu dirección. Es cierto que ellos estaban cansados por el estricto entrenamiento, pero tenías que seguir entrenando al equipo de esa manera. Al final todo parecía indicar que tus comentarios habían funcionado, ya que él equipo comenzó a correr nuevamente y ahora con mas ánimos que antes.

— Eso es mucho mejor— una sonrisa atravesó tu rostro.

  Necesitabas que ellos mantuvieran esa actitud durante los entrenamientos, de esta manera ellos podrían ser mejores jugadores y aunque ya lo eran tenían que seguir entrenando para ser aún más.

  Te cruzaste de brazos observando de manera melancólica a los jóvenes futbolistas, por un momento parecía que tus ojos habían estado visualizando la pequeña versión de ti de hace años atrás. Nunca podrías olvidar más hazañas que tú equipo de fútbol realizó en el pasado,  y más que nada no podías olvidar al capitán del equipo Raimon, quién gracias a él se formó el equipo de fútbol.

  Las cosas que viviste junto al equipo de fútbol y las nuevas experiencias que habías experimentado, definitivamente fue una época que sencillamente nunca ibas a olvidar.

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  Hace más de una hora que los jóvenes se habían retirado de las instalaciones de la escuela, el entrenamiento había terminado y ya podrías regresar a tu hogar, pero primero tenías que hacer una pequeña parada antes de llegar.

  Una vez que habías llegado a tu automóvil observaste el mensaje que habías recibido, se trataba de Touko Zaizen, la hija del primer ministro y la persona que se convirtió en alguien muy importante para ti. Tragaste saliva una vez que volviste a releer el mensaje que ella te había mandado, un semblante de amargura salió de tu rostro dejando el teléfono en el asiento de copiloto de un solo movimiento, junto con unas flores que habías comprado antes de iniciar el entrenamiento.

  Habías mantenido el contacto con la mujer de cabellos rosados después del tiene de FFI, ella junto con Lika se habían convertido en grandes amigas. Todo esté tiempo creías que esa amistad crecería aún más con el pasar de los años, pero después de leer su mensaje sabías que ya no podría ser así.

  Habías tenido un gran cambio de ideales aproximadamente desde hace un mes, todos tus conocidos ya estaban enterados de ello de la peor manera.

  Ishido había resultado ser una persona demasiado fría, por lo que no había dudado en pedirte principalmente en ir a varias escuelas para que destituyeras a los entrenadores, o incluso a varios jugadores del mismo equipo, y así darte un poco de reconocimiento.

  Odiabas tener que hacerlo, pero lamentablemente habías aceptado las condiciones de lo que conllevaba estar alli.

  Tomaste el volante con fuerza suspirando y tratando de relajar tus sentimientos, no dejabas de sentirte tan mal por todo lo que estaba sucediendo. Ahora mismo necesitabas desahogar todos tus pensamientos con alguien, sabías quién podría ayudarte por eso es que tomaste una ruta distinta a tu hogar.

  Sabías que esto sería difícil, pero es un costo mínimo para recuperar el fútbol.

  Cuando llegaste al lugar bajaste la mirada apagando el motor del automóvil, peinaste tus cabellos con frustración acompañada por una falsa sonrisa trás observar el lugar.

  No había nadie más que escuchará tus palabras, solo ella.

  Bajaste del automóvil tomando las flores con rapidez, no querías agobiarla con tantos problemas pero no existía otra persona que te escuchará como ella.

— ¿Cómo has estado abuela?— un ligero sollozo sobresalió de tus palabras.

  Mordiste tu labio inferior tratando de retener las lágrimas que se avecinaban, dejaste un pequeño ramo de flores sobre la fría lápida de tu ser más querido en este mundo.

— No sabes cuanta falta me haces— bajaste la mirada, abrazando tu cuerpo—. Hay muchas cosas que quiero contarte, y se que tú también tendrás algo nuevo que decirme.

  Tus estudios en el extranjero se vieron interrumpidos debido a una noticia que provocó que tu vida diera un giro de ciento ochenta grados, tu abuela tenía una enfermedad terminal y ella nunca fue capaz de decírtelo. Te habías enterado de la situación por parte de tu madre, quién te dio la triste noticia de que tú abuela tendría solo unos días para despedirse.

  Ella no quería que interrumpieran tus estudios para que la visitaras, pero no podías dejarla sola, ella era la última familia directa que te dejo tu padre, todos te habían dejado de la misma manera.

  Lamentablemente ella había perdido la vida cuando tenías dieciocho años, no te has recuperado de la perdida desde entonces. Cada vez que podías irías a visitarla contándole lo que ha pasado desde su deceso.

— Se que tú me dirías lo que podría hacer en este momento— te acercaste a la lápida observando el nombre de tu abuela en el—. Te extraño mucho.

LOVE AGAIN ━━ fubuki shirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora