Fuera formalidades.

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Ji Eun.

Una extraña sensación recorría mi vientre en cada beso, sus manos tocaban debajo de mi camisa, me arrincono contra la pared, note su erección contra mi abdomen, me aferre a su pecho el aroma varonil de su colonia me tenía embriagada y sus besos habían hecho que mojara mi ropa interior.

—Se...Yoongi, espere un poco.

Se separo de mi rostro mirándome a los ojos, haciéndome imposible hablar, mi labio inferior temblaba al igual que mis piernas.

—Jamás he estado con nadie.

Se mordió los labios, suspiro un poco y beso mi frente.

—Vayamos hacer la comida.

Antes de que se separara lo tome de la mano.

—No es que no desee estar con usted.

Me beso de nuevo siendo un poco más tierno.

—Lo sé, no dejaría que tu primera vez sea en un baño.

—¿Podremos continuar?

Sonrió primero y después soltó una risita que me hizo acelerar el corazón, acaricio mis mejillas.

—Si Ji Eun, después podemos continuar —volvió a besarme — ahora tenemos un par de niños que alimentar.

Salimos del baño, Jungkook y los niños seguían afuera, me sentí un tanto aliviada, cuando llegamos a la cocina, el secretario Park estaba comiendo unas fresas y nos miró entrecerrando los ojos.

—¿Todo bien?

El ministro le dedico una mirada amenazadora.

—Me corte y Ji Eun me ayudo.

—Ji Eun ¿eh? —sonrió —ya no es la señorita Bae —tomo el tazón con fresas y camino hacia la salida —es una suerte que ella sepa de primeros auxilios —nos guiño un ojo.

—Oh por dios él lo sabe.

Yoongi siguió preparando la comida a pesar de mi alteración.

—Claro que lo sabe, es mi secretario y único amigo, hasta Doyun lo sabe, creo que los únicos que no nos habíamos dado cuenta éramos nosotros.

—Su tranquilidad ante todo el asunto me sorprende.

—¿Tranquilidad? —tomo mi mano y se la llevó al pecho —aun siento el corazón a mil por hora, sigo temblando.

Sentí un jalón por la otra mano, ambos miramos a Doyun alejándome del ministro.

—Ella vino a ayudarte a preparar la comida, no para que estes acaparándola.

Me saco de la cocina para que fuera a jugar con ellos. Rato más tarde entramos a comer, haciendo planes de lo que deseaban hacer mañana, haríamos senderismo con Jungkook, Yoongi aun lo pensaba si ir o no, así que tal vez solo me iría con los niños.

—¿Dormirás con los niños? —Jungkook llevaba un enorme saco de dormir.

—Si, ¿Crees que te dejaría dormir afuera? Soy un caballero por dios.

Me reí y sacudí la cabeza.

—Jungkook tengo entrenamiento táctico, es mas probable que un oso huya de mí, que yo del oso.

—Me gustaría ver eso —al pequeño Hoshi le brillaron los ojos —eres un poco delgada para pelear con un oso.

—Pero soy más lista, además nada me haría ponerlos en peligro.

—¿Es por qué esta enamorada de mí, Noona? —me agache y lo abrace fuertemente —lo sabia soy un pequeño tigre.

—¿Es que el día de hoy todos me quieren quitar a mi Noona? —Doyun lo jalo de la camisa —anda que quiero malvaviscos.

Entre a preparar todo para la fogata que tendrían, estaba en la cocina haciendo el chocolate caliente y sacando las bolsas de malvaviscos.

—¿Acompañaras a los niños?

—Solo en la fogata, Jungkook dormirá con ellos, aunque me gustaría quedarme en la sala para verificar que estén bien, ¿Quiere acompañarnos ministro? —metí un malvavisco a mi boca.

El ministro se acerco y me tomo del mentón, quitando el dulce de mi boca para pasar a besarme sintiendo como se deshacía el azúcar en nuestras labios, sentí que toda la sangre de mi cuerpo subió a mis mejillas.

—¿Me seguirás tratando de usted? —dejo otro beso corto en mis labios.

—Perdón —me relama los labios esperando un poco mas de contacto — es que debo de acostumbrarme a tratarlo de manera mas informal —lamio la comisura de mis labios y juro que sentí que iba a desmayarme.

—Es entendible, practiquemos después con ello, te ayudo con la charola del chocolate.

Es un alivio que el la llevara, así no verían todos como estaba temblando como una adolescente al estar cercas de la persona que le gusta.

Pasamos todos un rato agradable, jugando y asando malvaviscos, en verdad me gustaba ver a Doyun tan feliz, cada vez era menos serio y también mas obediente, ya no peleaba tanto con su padre y se notaba un vinculo mas fuerte entre los dos.

Después de mirar que estuvieran dormidos los tres y que todo estuviera en orden a los alrededores, los de seguridad estaban igual en el perímetro, pero como dije, es parte de mi entrenamiento. Me metí a la cabaña y me duché rápidamente, quería estar lista muy temprano, pero al meterme a la cama mis ojos no se podía cerrar.

Me sentía ansiosa, mi corazón seguía agitado, y mis labios aun sentían los del ministro, necesitaría un poco de té para dormir, salí de la cama y camine hasta la cocina, Jimin venia de la cocina también con un sándwich en su boca.

—Señor Park.

Mordió el sándwich y lo tomo con la mano libre.

—¿No puedes dormir?

—Iré por una te para calmarme fue un día ajetreado.

—Me imagino —sonrió —bien, solo te informo por cualquier caso que mi sueño es muy pesado, descanse señorita Bae.

Me quede pensando en lo que dijo, hasta que escuche unos pasos viniendo en mi dirección.

—Ji Eun.

—Mi...Yoon.

Yoongi

Ahí estaba ella, descalza luciendo de manera adorable con ese camisón de estrellitas, es como la tentación mas grande en vuelta en algo tierno, se trabo un poco al llamarme por mi nombre, pero ese lindo tono carmesí lo acompaño después de la última silaba.

—¿No puedes dormir?

Negó con la cabeza, pero no dijo nada más, jugo un poco con la tela de su camisón tomando valor para seguir la conversación.

—¿Necesita algo de la cocina? Iré por un té, si quiere puedo llevarle uno.

—Estoy bien señorita Bae, descanse.

Me di la media vuelta y escuche que camino de manera rápida para tomarme por la camisa.

—Perdón, entiende, no puedo llamarte informal tan rápido como lo deseo, pues en verdad es complicado dar un paso así de grande.

Me gire y mordía su labio en una especie de puchero, después dio un enorme suspiro, apretando su agarre.

—Ten lindos sueños Yoon.

—Mucho mejor —tomé su rostro entre mis manos y empecé a besarla, sabia tan dulce, no quería despegar mis labios de ella, pero faltaba el aire y nos separamos.

—¿Uno más? Solo uno mas antes de irnos a dormir.

—Solo uno más.

Y después hubo otro, otro, y otro más. Termine subiéndola a mi habitación. 

My nannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora