Todo está oscuro, ni una sola luz brilla a través de las ventanas, pero mi padre tiene que estar en casa. Es tarde. Deslizó la llave en la cerradura, siempre nervioso de descubrir que no funciona. Por supuesto, mi padre no tendría ningún motivo para impedirme la entrada; después de todo, él no me echó, pero tampoco estoy seguro de que quiera que venga por aquí. Cierro la puerta tras de mí y guardo las llaves en mi bolsillo. Un olor acre golpea mis fosas nasales, y hago una mueca de dolor mientras miro a mi alrededor.
La inquietud se apodera de mí. La casa es un desastre. Mi padre siempre fue un fanático de la limpieza, y con mi ayuda y la de mi hermana nuestro hogar siempre estaba impecable. Sin embargo, ahora hay correo y periódicos en el suelo, y huele a una mezcla de comida podrida y ropa sucia.
Me llama la atención una luz que viene de la sala y veo el televisor encendido. El sonido es bajo y mi padre está acostado en el sillón reclinable en pijama y bata. Una mesa llena de tazas de café, servilletas y un plato de comida casi lleno se encuentra junto a su silla.
Cuando me acerco y miro su silueta dormida, la culpa me pesa. Minho tiene razón. Mi padre era un hombre activo, pero ahora tiene un tinte cetrino en sus mejillas y lleva la ropa arrugada, como si llevase tiempo sin cambiarse.
Mis ojos comienzan a arder, y de repente quiero a Felix. Lo necesito. Tengo miedo y no sé qué hacer. No pude recuperar mi reloj, pero ya no estoy seguro de que me importe. La razón de que no quiera marcharme de Gyeonggi ha cambiado. Quiero a Felix, pero también siento que, si abandonase a mi padre, la pérdida de Yeji se volvería más real. Cualquier vestigio de la vida que teníamos antes sería un recuerdo.
Contempló más de cerca la mesilla y veo un frasco de pastillas. No tengo que leer la etiqueta para saber que es Xanax. Mi padre lleva años tomándolo, le servía para aliviar el estrés de la crianza en solitario de dos hijos. En realidad creo que empezó a tomarlo para superar el abandono de mi madre. Él la amaba y ella se le escapó. Sin notas, sin llamadas, sin contacto. Dejó a sus hijos y nunca miró atrás.
Yo lo superé, él se enterró en nosotros, en su trabajo y en los pasatiempos para no pensar, y Yeji esperó. Siempre creyó que nuestra madre volvería.
Todavía siento la presencia de mi hermana en esta casa. Como si fuera a entrar por la puerta, sudorosa y sin aliento por el ejercicio, y ladrando órdenes, recordándome que me tocaba preparar la cena y diciéndole a papá que meta la ropa en la secadora.
—La echo de menos, papá —hablo en voz baja y tranquila, la desesperación se apodera de mí—. Me llamó esa noche.
Lo miro, deseando que estuviera despierto, pero también me alegro de que no lo esté. Le había contado que me había llamado, pero no quiso saber nada más. Si se enterara de que le había colgado el teléfono minutos antes de desplomarse, se pondría furioso, porque consideraría que era culpa mía.
—No respondí, porque estaba ocupado —continúo—. Asumí que era una chorrada. Siempre me daba la brasa por no lavar los platos o robarle sus patatas fritas. —Sonrío para mí mismo ante los recuerdos—. Pensé que era algo sin importancia, y decidí que la llamaría en un minuto, pero fue un error.
Dejó escapar un suspiro y cierro los ojos. Si hubiera respondido..., podría haber llegado a tiempo, haberle conseguido una ambulancia antes de que fuera demasiado tarde.
—Cuando volví a llamar, no respondía —digo, más para mí mismo, reviviendo la noche en mi cabeza mientras se me acumulan las lágrimas tras los párpados—. A veces me despierto, asustado, y por un momento pienso que todo fue una pesadilla y cojo el teléfono para comprobar si tengo una llamada perdida suya.
Entierro la cabeza entre las manos.
Durante las semanas que siguieron a la muerte de Yeji, mi padre y yo o bien discutíamos o nos ignorábamos. Me culpó por no estar allí cuando ella me necesitaba. Después de todo, ella me había llamado a mí, no a él.
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𝙏𝙚𝙡𝙡 𝙈𝙚 𝙒𝙝𝙤 𝙔𝙤𝙪 𝘼𝙧𝙚 // 𝙏𝙈: 𝙒𝙔𝙍 - HYUNLIX
Fanfiction𝐄𝐬𝐭𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐚𝐥𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐱𝐩𝐥í𝐜𝐢𝐭𝐨 𝐲 𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐟í𝐬𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐯𝐞𝐫𝐛𝐚𝐥. 𝐋𝐞𝐞𝐫 𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐯𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐚 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐬𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝.